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El castillo de Granada donde durmieron un rey español y el creador de Sherlock HolmesEl lema de promoción del Castillo de Láchar es «un tesoro por descubrir». Y sí, aunque en Granada se conoce medianamente su existencia, es cierto que es un verdadero desconocido que guarda grandes historias entre sus paredes. Muros que vieron hospedarse allí a grandes personajes de la historia de España y de Europa de principios del siglo XX. Aunque también de época anteriores. No en vano, siete siglos de existencia le contemplan.
Su historia se inicia en el siglo XIV, cuando se levanta una torre vivía de alquería en tierras de la familia real nazarí, aunque alguna teoría data su primera estructura en época visigoda, en el año 709. Como torre vigía permaneció hasta la conquista de los Reyes Católicos. Desde entonces, tras quedar en manos de la familia Cañaveral, fue sumando ampliaciones a lo largo de los años hasta que en el siglo XIX, Julio Quesada-Cañaveral y Piédrola, Señor de Láchar, Duque de San Pedro de Galatino y Grande de España y Conde de Benalúa y de las Villas, ordena levantar en 1885 un palacio en el recinto sobre los restos de la construcción islmáica. A partir de ahí llegan los años de esplendor del Castillo de Láchar, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985
Concebido en estilo neoárabe, muy del gusto del duque -como se vería años más tarde en el Hotel Alhambra Palace que también promovió él-, en su ornamentación se utilizaron muchos azulejos y yeserías y piezas de gran valor como capiteles nazaríes del siglo XIV o puertas talladas del siglo XVI. Además, cuenta con una gran cantidad de mobiliario de un enorme valor artístico.
Con la muerte del duque de San Pedro de Galatino poco antes de iniciarse la Guerra Civil española, el castillo fue adjudicado al término de la contienda al Instituo Nacional de Colonización, en cuyo poder permaneció hasta 1971, cuando pasa de nuevo a manos prvadas al venderlo esta desaparecida institución a un propietario privado, un norteamericano de ascendencia inglesa, llamado Donald Leroy Brown y con el título nobiliario de Lord Marton. Leroy Brown dejó algunos escudos de su linaje y algunas modificaciones además de mucho mobiliario.
Más tarde este lord anglosajón traspaso la propiedad a Herm Jan Van Asselt, holandés conocido en Láchar como 'Míster Harris', que era cónsul honorario de Guinea Bissau. De hecho la bandera de ese país ondeó en la fachada varios años. Él y su esposa Eduina sopesaron convertirlo en hotel y realizaron algunas modificaciones más con tal fin aunque aquel proyecto quedó en el olvido.
Lo llamativo del palacete hacía pensar en aquella época a muchas personas que era un patrimonio público visitable y no una finca privada. De hecho, en diciembre de 2005, IDEAL publicó unas declaraciones en la que Eduina Van Asselt pidió que cejasen las llamadas telefónicas de particulares para interesarse por una visita. «No sigan llamando porque es un castillo privado que no está abierto al público», reclamaba en su llamamamiento la propietaria, quien aclaraba que «alguna vez hemos dejado a algunas parejas de novios para que se hagan fotos en el interior, pero no permitimos las visitas».
Finalmente, tras mucho esfuerzo, el 15 de junio de 2016, por primera vez en su historia, pasaría a ser propiedad municipal, al ser adquirido por el Ayuntamiento sin más costes que los propios de los trámites de cambio de titularidad. Después de realizar trabajos de rehabilitación que duraron un año -se encontraba en muy mal estado- se procedió a su apertura a la visita al público.
A lo largo de su historia, sobre todo en la etapa en la que estuvo en manos del duque de San Pedro de Galatino, fueron numerosos los personajes conocidos que se hospedaron alguna vez en el lugar. Julio Benalúa, como era conocido en Madrid, fue un hombre con muy buenos contactos y, con gracias a sus títulos nobiliarios, se granjeó la amistad de personaes importaes de la época.
Entre las amistades de alta alcurnia que entabló el duque estaba el rey Alfonso XII, de quien fue íntimo y con quien compartió pupitre en su etapa escolar. Y, posteriormente, su hijo Alfonso XIII. Fue él quien le concedió el titulo de San Pedro de Galatino y de Grande de España La afición cinegética de este último monarca español hizo que su trato con el noble granadino se convirtiera en unas de sus personas de confianza durante unos años y que el rey fuese un asiduo del Castillo de Láchar. Allí se hospedó en varias ocasiones para disfrutar de las cacerías (de perdices, liebres y patos), a las que le invitaba su amigo en cotos de su propiedad.
En el Señorío de Láchar, como era conocida la propiedad por entonces, el rey, su séquito y algunos amigos nobles de los que se hacía acompañar, disfrutaron de muchas veladas y fiestas sonadas , donde los platos con influencia de la cocina francesa se entremezclaban con elaboraciones con productos de la tierra, como los espárragos o las habas. Desde noviembre de 1906, hasta en once ocasiones pasó temporadas más o menos largas en el castillo del duque.
Fue en Láchar donde Alfonso XIII se enteró del llamado regicidio de Lisboa el 1 de febrero de 1908. El rey Carlos I de Portugal y su heredero, el príncipe Luis Felipe, fueron asesinados en su retorno a palacio. La noticia llegó a tierras granadinas durante la cena y el monarca español tuvo que abandonar el castillo antes de lo previsto y entre fuertes medidas de seguridad en dirección a Sevilla.
En ese viaje, su segundo a Láchar, llegó acompañado de numerosos invitados, entre ellos el duque de Connaught, Arturo de Sajonia, príncipe y séptimo hijo de la reina Victoria de Inglaterra. Y, según dicen algunos escritos, al noble inglés le acompañaba el afamado y prolífico escritor británico Sir Arthur Conan Doyle, padre del personaje de ficción Sherlcok Holmes y su inseparable Watson. Sí está confirmado que cerca de 80 personas componían el séquito para aquella cacería y que entre los invitados de Alfonso XIII estaban el duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, y varios duques y marqueses más.
En una de sus visitas a Granada, el soberano español llegó acompañado de uno de los más afamados y prolíficos de finales del siglo XIX y principios del XX, el valenciano Joaquín Sorolla. El artista impresionista y luminista había visitado Granada en otras ocasiones y esta fue la última vez que pisaría suelo granadino. Tenía por entonces el encargo de pintar un retrato de Alfonso XIII como cazador. Y qué mejor sitio que uno de los lugares favoritos del rey para ello. La comitiva partió de Madrid en tren el 26 de enero. El mal tiempo acompañó la estancia en Láchar, donde Sorolla estrechó su amistad con el rey y tomó apuntes para su retrato pero también para otra de sus obras.
Fruto de aquellos días fue su lienzo 'Capilla de la finca de Láchar', que se conserva en el Museo Sorolla. Por las cartas que el pintor escribió a su esposa, se supo después que Sorolla, nada aficionado a la caza, desechó la idea del retrato al monarca con la localidad granadina como escenario. «Creo se podrá hacer un bonito retrato, pero en el Pardo, pues el campo de Láchar es soso y monótono», escribió el valenciano en una de sus misivas.
De aquellos pasos por la finca del duque surgió también el posterior viaje del rey a Órgiva y la Haza del Lino. La amistad del diputado nacional Natalio Rivas con Julio Benalúa le permitió asistir a algunas de aquellas cacerías y convencer a Alfonso XIII de conocer la comarca alpujarreña. Su insistencia -y algunos jamones de Trevélez, dicen- terminó dando resultado y en enero 1917 se produjo aquel viaje de varias horas, con paso por varias localidades granadinas, que partió precisamente de Láchar.
Para conocer el Castillo de Láchar en la actualidad hay que reservar la visita. Ofrecen dos modalidades, visitas guiadas o visitas teatralizadas, que pueden ser individuales o de grupo. La primera dura 75 minutos y la segunda, 90. Para grupos disponen de condiciones especiales.
Además, ofrecen paquetes turísticos donde se combina la visita al castillo y la torre nazarí con la visita a la iglesia Nuestra Señora del Rosario. La Iglesia del pueblo de Lachar fue construida en 1951 pero encierra un importante interés histórico ya que muchas de sus imágenes y escudos fueron trasladados desde la antigua ermita de los Benalua que se encontraba anexa al Castillo de Láchar y que se construyó en el siglo XVIII.
Otra opció es realizar una cata de vinos en el castillo después de la visita. La web del castillo ofrece más información sobre todas estas modalidades y cómo llegar hasta el lugar.
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