Como ocurre con numerosas devociones religiosas cuya tradición se pierde en la línea del tiempo, son varias las leyendas sobre la devoción de los habitantes de Pinos del Valle por la imagen del Cristo del Zapato. Una de ellas cuenta que en una iglesia de ... la ciudad italiana de Lucca, en plena Toscana, una pobre viuda oraba y suplicaba a Dios que le ayudara para dar de comer a sus hijos. El Cristo, esculpido en tiempos de Nicodemo, escuchó su oración y se despojó de su zapato derecho, que era de oro, y lo depositó sobre un cáliz. Todos los que intentaron retirarlo, como si de la espada Excalibur del rey Arturo se tratara, no pudieron. Sólo la viuda de la leyenda pudo lograrlo. Vendió el zapato y pagó lo que debía.
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Una copia de esta imagen, acompañada por los patronos de Pinos del Valle, San Roque y San Sebastián, se venera en este municipio desde el 9 de octubre de 1791. El cuadro, salvo en las fiestas, se encuentra en una pequeña ermita que dispone de una gran cruz, en la cima del Cerro Chinchirina o Chinchirilla (se aceptan las dos acepciones). Lo cierto es que, según algunos estudios, la obra que se venera en Pinos del Valle podría estar inspirada en la Santa Faz de Lucca, un crucifijo de madera colocado en una capilla construida por Matteo Civitali en 1484 en la nave izquierda de la catedral de San Martín de la localidad toscana.
Según otra leyenda, en este caso medieval, fue esculpido por aquel Nicodemo que, junto a José de Arimatea, depositó a Cristo en el sepulcro. El Cristo aparece vestido con una túnica de sacerdote, imagen muy rara en Occidente pero muy difundida en Oriente, por lo que se cree que la imagen italiana podría provenir de Siria porque viste el colobium, indumentaria clásica de aquella zona que, por otra parte, fue utilizada también por los romanos, concretamente por los hombres libres y, posteriormente, por los senadores.
La ermita del Santo Cristo del Zapato está situada fuera del casco urbano de Pinos del Valle (El Pinar), en la cima del barranco de Chinchirilla. En su interior se encuentra el cuadro del Santo Cristo del Zapato. Una leyenda, otra más, detalla que fue encontrado por un pastor en el lugar donde hoy se levanta la ermita. Lo llevó hasta la iglesia del Barrio Alto y al día siguiente apareció nuevamente en el cerro. Y así hasta tres veces consecutivas. Esto fue interpretado por la gente del lugar como un deseo del Santo de que le construyeran un santuario allí arriba.
La imagen representa la figura del Cristo con la túnica o colobium. Debajo, a sus pies, se encuentra el cáliz y, sobre el borde de la copa, un zapato posado, justo el que le falta al crucificado. A ambos lados aparecen San Roque y San Sebastián, patrones de Pinos del Valle. Estas imágenes son una incorporación posterior en la misma obra. Junto a San Roque aparece un perro al que no se le ven la patas traseras, con lo cual no es posible saber si tiene o no rabo.
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Si ya de por sí la ermita y el cuadro cuentan con sorprendentes historias, más llamativo aún es el suceso que ocurrió la noche del 1 de febrero de 2009. Un rayo se 'estrelló' contra el templo y destruyó las cubiertas de la ermita y la cruz que se levantaba hacia el cielo. El cuadro del Cristo del Zapato fue encontrado bajo los escombros. Afortunadamente, como publicó IDEAL en una crónica de Rafael Vílchez, la obra pictórica no sufrió daños de consideración salvo algunos arañazos y rasguños propios del siniestro. Gracias a la ayuda de los vecinos, la ermita fue restaurada tras este incidente y hoy luce más robusta incluso que antes de la tormenta destructora. La ermita actual, aunque rehabilitada, es una ampliación de la que había antes de 1920.
El pequeño templo se asoma desde el Cerro Chinchirina sobre Pinos del Valle. Domina todo el Valle de Lecrín y las sierras cercanas y Sierra Nevada observa imponente al fondo. El ascenso hasta la cima es duro pero se recompensa precisamente con esa vistas de la pequeña Toscana granadina y del macizo montañoso más alto de la península ibérica, más aún en estos días que presenta tanta cantidad de nieve en sus picos.
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Entre abril y mayo es la semana de la ermita del Santo Cristo. Los vecinos de Pinos del Valle bajan el cuadro del cerro el domingo anterior al 28 de abril y lo depositan una noche en la iglesia del Barrio Alto. Allí se celebra un quinario. Ya en mayor, el día 2, se baja la imagen al templo del Barrio Bajo, y al día siguiente, el Día de la Cruz,, después de la Eucaristía y una procesión es llevado en andas por mujeres de nuevo hasta la ermita.
Otra de las leyendas alrededor de esta imagen y su ermita asegura que el cerro contiene agua en su interior, concretamente, un lago, y que el Santo Cristo protege a los vecinos de Pinos del Valle para evitar que el agua pueda llegar a inundar algún el pueblo. Esta teoría se refuerza con la cantidad de fuentes que hay en el pueblo.
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Además, en Pinos del Valle hay otra imagen del Santo Cristo. Esta está tallada y se ubica en la ermita de San Sebastián. Una de las curiosidades de ambas representaciones del Cristo, además de ir vestido con el colobium y los zapatos, es que la corona que lleva en su cabeza no es de espinas sino que es una corona real al uso. Su rostro, por otra parte, no es de sufrimiento, sino de paz.
El lienzo del Cristo del Zapato tiene en su azarosa historia particular otro suceso rocambolesco, también real como el del rayo que destruyó la ermita que lo acoge. El 19 marzo de 2014 (justo se han cumplido diez años esta semana), el cuadro amaneció sin el lienzo en su interior. La imagen fue robado días atrás pero no fue hasta esa jornada cuando se descubrió que había sido sustraído. El Ayuntamiento de Pinos del Valle puso una denuncia. El responsable de su 'desaparición' lo hizo con sumo cuidado, ya que desmontó el marco, retiró el lienzo y volvió a cerrar el marco. El resto de la ermita estaba intacta. La noticia, publicada por IDEAL, se hizo viral por extraña y recorrió España entera a través de las ediciones digitales de los periódicos y de algunas cadenas de televisión y radio que también se hicieron eco de tan inusual suceso. La Guardia Civil inició una investigación para tratar de esclarecer lo ocurrido. Pero la sorpresa saltó antes de que atraparan al responsable. Tres días después, el 22 de marzo, el lienzo volvió a aparecer en su lugar. El ladrón había decidido devolverlo. La Guardia Civil lo retiró para buscar huellas en la pieza y continuar con su investigación. Los vecinos del pueblo respiraron aliviados. Nada más se supo de aquel robo, ni por qué se sustrajo ni por qué se devolvió. Eso sí, en Pinos del Valle se alegraron de que el hurtador se hubiese «arrepentido».
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