Alhama de Granada es sinónimo de historia. Todas las civilizaciones que poblaron el territorio dejaron una huella que se refleja a día de hoy a través de un agradable paseo entre barrancos y vegetación. Los amantes tanto de la naturaleza como del senderismo tienen una buena oportunidad para comprender cómo las diferentes culturas transformaron la provincia de Granada a lo largo de los siglos.
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En plena Sierra de Alhama, el municipio cuenta con diversos restos romanos y nazaríes. Sus termas fueron utilizadas por estas civilizaciones y actualmente se encuentran en uso. Ofrecen diversos tratamientos para combatir la artritis o el estrés. Una opción la mar de recomendable, más si cabe tras regresar de recorrer sus esectaculares Tajos.
La geografía que rodea a Alhama de Granada no es cualquier cosa. Todo un parque natural que comprende hasta tres sierras, la ya citada de Alhama más las de Tejeda y Almijara. Una zona en la que abundan los robles, pinos o los tonos blancos del mármol. Se trata de un lugar muy frecuentado por los amantes del senderismo y por todos aquellos que deseen pasar una jornada diferente en un entorno natural irrepetible. Y no es para menos.
Mediante una ruta de siete kilómetros, los visitantes pueden dejarse llevar por la belleza natural del paraje. Además de la flora y fauna tan peculiar -los arces también se dejan ver a lo largo de la zona-, los Tajos son la principal atracción de la Alhama más rural. Un conjunto de cañones y tajos de piedra se sitúan junto al río Alhama para dejar con la boca abierta a los senderistas que se decantan por descubrir sus recovecos.
Longitud 7 kilómetros
Tiempo del recorrido 3 horas
Dificultad Apta para todos los públicos
El itinerario comienza en el Punto de Información Turística, situado junto a la Plaza del Ayuntamiento. De allí habrá que pasar a la Iglesia del Carmen, un lugar muy próximo que cuenta con la primera parada obligada del recorrido. El mirador de Los Tajos ofrece una vista impresionante de la Sierra de Alhama. La Fábrica de Harinas San Francisco y la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles también saldrán al encuentro de los visitantes a lo largo del paseo.
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El camino seguirá hasta el cauce del río, que se puede cruzar mediante un pequeño puente de madera. Continuando por el sendero, se llega a la Pantaneta, la presa de agua de la localidad. A partir de ahí habrá que realizar un ascenso de algo más de un kilómetro a la parte alta de Los Tajos. El esfuerzo merecerá la pena, pues desde arriba se puede disfrutar de varios miradores con muy buenas vistas, además de una pausa para retomar fuerzas.
Una vez sacada la fotografía de rigor, llegará el momento de descender entre olivos y almendros en dirección al pueblo. El camino de vuelta transcurrirá por la ribera del río hasta recalar en la fábrica de harina. Los pequeños ventorrillos locales llaman al senderista para degustar la gastronomía alhameña. La guinda a una jornada para quedarse con la boca abierta.
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