Vistas desde la capilla de Santa María Magdalena en los acantilados Dingli (Dingli Cliffs), a 250 metros por encima del nivel del mar. Los malteses presumen del azul de las aguas que les rodea. IDEAL

Malta, el gran tesoro del Mediterráneo por descubrir

La isla alberga los templos megalíticos más antiguos del mundo y es un destino de cine gracias al rodaje de películas y series como 'Juego de Tronos'

Viernes, 18 de enero 2019, 12:37

Malta es un tesoro en medio del mar Mediterráneo que esconde grandes secretos en las históricas calles de sus ciudades y pintorescos pueblos, y paisajes únicos que sólo se encuentran en los acantilados y costas de esta isla y en las de sus hermanas pequeñas, ... Gozo y Comino. Air Malta decidió la pasada primavera facilitar a los aventureros una ruta hacia este archipiélago con la conexión Málaga-Malta, que permite volar desde la Costa del Sol hasta la isla todos los lunes y los viernes de forma rápida, barata y cómoda, para descubrir así sus maravillas ocultas.

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Dicen los malteses orgullosos de su isla que no hay un azul como el de Malta. La mejor manera de comprobarlo es subir hasta los acantilados Dingli (Dingli Cliffs), situados a más de 250 metros sobre el nivel del mar, y desde donde se ve cómo el azul nítido de la costa maltesa brilla con distintos tonos hacia el horizonte hasta fundirse con el cielo. Estos acantilados son considerados monumentos naturales en los que se construyeron torres y bastiones y cuyo máximo exponente es la capilla de Santa María Magdalena, que se construyó en 1646 y se restauró posteriormente en el siglo XVII.

El paisaje que ofrece Dingli se extiende hacia el sur de la isla. El autobús puede ser una de las opciones más económicas para moverse de un lado a otro, pero ante los horarios improvisados que suelen tener los viajeros inquietos es recomendable alquilar un coche para moverse con total libertad. Siguiendo los acantilados en dirección sur aparece una zona rocosa que a día de hoy sigue representando un reto indescifrable para los arqueólogos. Se trata de Clapham Junction, una área donde el suelo rocoso de la región prehistórica Misrah Ghar il-Kbir tiene largas marcas paralelas que se asemejan a los raíles de un tren. La edad exacta de estas marcas y su propósito siguen siendo una incógnita de la historia maltesa, pero diversos estudios las sitúan alrededor del año 2000 aC y las consideran carreteras para carros.

Patrimonio de la Humanidad

Los tesoros antiguos son una de las singularidades que poseen las islas de Malta y Gozo y que atraen anualmente a miles de turistas, como es el caso del conjunto de siete templos megalíticos que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1980 y cuyo listado se amplió en 1992. Los templos de Hagar Qinn Mnajdra y Tarxien de Malta son obras arquitectónicas únicas, pero para considerar la visita completa no hay que olvidarse del Museo Arqueológico Nacional de Malta, donde se explican las características de estas construcciones incomparables de Europa. Perderse entre las vitrinas de este museo ubicado en La Valeta siempre es una de las mejores formas de conocer los orígenes de la isla, pero para hacerlo con profundidad hay que subirse al ferry hasta la isla de Gozo y visitar los templos de Ggantija que destacan por sus enormes construcciones de la Edad de Bronce.

Gozo ofrece mucho más y los enamorados de la mitología sabrán identificarla como la isla en la que Calypso retuvo durante siete años a Ulises por amor, según el relato de Homero. De hecho, hay una ruta para visitar la cueva donde, dice la leyenda, el héroe clásico estuvo retenido por esta ninfa hasta que finalmente reprendió el camino a casa desde la bahía Ramla Bay. La Ciudadela de Gozo también es de obligada visita. Esta pequeña ciudad fortificada y conocida como el Gran Castillo durante la Edad Media permite a los visitantes disfrutar de un agradable paseo en sus coquetas callejuelas y de unas vistas inigualables desdelo alto de la muralla.

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Está prohibido irse de Gozo sin visitar antes los vestigios de la famosa Ventana Azul, que se derrumbó en el año 2017 por un temporal, y desde donde el mar choca con tal fuerza contra las rocas que cambia de color, como dicen los malteses. Desde aquí no es nada difícil poner rumbo a las salinas tradicionales, que con más de 350 años de antigüedad se han convertido en una curiosidad más del paisaje por las pequeñas piscinas con agua cristalina en la que se acumula la sal del mar. Desde el ferry que une Gozo con Malta se puede ver la pequeña isla de Comino. En ella sólo viven tres personas que custodian un hotel muy frecuentado en verano por buceadores y amantes del mar.

Cuna de civilizaciones

La posición geoestratégica de Malta en medio del Mare Nostrum ha sido clave desde sus orígenes, cuando los mercaderes fenicios aprovechaban sus puertos para comerciar entre Europa y África. Esta posición ha hecho de la isla un lugar codiciado por cristianos y musulmanes a lo largo de su historia, de ahí su actual riqueza multicultural. Prueba del ello es el idioma maltés, una mezcla de latín y árabe, que comparte cooficialidad con el inglés, lengua que llegó a la isla con la colonización británica en 1814 y que se quedó después de su independencia en 1960. La influencia y la convivencia de culturas en esta isla de 316 kilómetros cuadrados, con 450.000 ciudadanos y la densidad de población más alta de la Unión Europea con 1.457 habitantes por kilómetro cuadrado, se nota especialmente en los estilos arquitectónicos de las ciudades más antiguas.

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Mdina fue la primera capital maltesa y se fundó sobre el 700 aC por los fenicios lejos de la costa para defenderla de invasores. Los Caballeros Hospitalarios, conocidos como la Orden de Malta, se asentaron en Mdina en el año 1530, y retomaron el asentamiento de la colonización romana. Vale la pena dedicar una tarde a pasear entre las callejuelas de la conocida como ciudad del silencio por la tranquilidad que reina en ella para descubrir los diferentes estilos arquitectónico s que se suceden en las fachadas de las viviendas. El aire medieval y un toque barroco se combinan de tal forma que trasladan al visitante a un cuento de hadas. Rabat tampoco se queda atrás. Esta ciudad surgió como una extensión fuera de las murallas de Mdina y comparte con ella la belleza árabe además de la iluminación especial que irradia la piedra caliza con la que se construyeron los edificios.

Escenarios de película

El ambiente mágico que transmiten las calles, puertas y palacios de Mdina y Rabat sirvieron para plasmar en la televisión el Desembarco del Rey de la serie de 'Juego de Tronos' de George R. R. Martin. La Pjazza Mesquita representa en la serie el prostíbulo de Meñique, donde pelearon Ned Stark y Jaime Lannister, mientras que el convento de Santo Domingo de Rabat dio vida a los jardines de la Fortaleza Roja. Pero no fueron los únicos escenarios para dar vida a este universo de fantasía. En la isla de Gozo también se rodaron escenas de la boda entre Daenerys Targaryen y Khal Drogo. La escena más famosa se grabó al frente a la famosa Ventana Azul que se derrumbó en 2017, aunque recientemente un arquitecto ruso ha proyectado una prótesis un tanto futurista para reconstruirla.

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'Juego de Tronos' no es la única superproducción que se ha rodado en las islas de Malta, Gozo y Comino. La belleza de sus paisajes se ha plasmado en más de un centenar de cintas. La primera película que se rodó en Malta fue 'Sons of the Sea', del director inglés Maurice Elvey, y data del año 1925. Esta grabación descubrió los atractivos malteses al mundo y los siguientes rodajes no tardaron en llegar. Madonna buceó en el 2002 en la isla de Comino para la película 'Barridos', la torre de Santa María fue el Castillo de If en 'El conde de Montecristo' (2002). Alejandro Amenábar rodó 'Ágora' (2009) en Mdina, Fuerte de Ricasoli en Kalkara, La Valeta y Marsaxlokk. Estos son sólo algunos títulos que muestran el paraje singular de Malta.

La Valeta y las tres ciudades

Muchas de estas películas incluyen escenas rodadas en La Valeta, la capital de Malta y la más pequeña de Europa con 0,8 kilómetros cuadrados y casi 6.500 habitantes. Una de las joyas de esta localidad con aires medievales es la Concatedral de San Juan, que se construyó entre 1573 y 1577. Lo que más llama la atención de este imponente edificio es el contraste entre su exterior, con una decoración sobria, y un interior barroco, pomposo y lleno de detalles dorados. En la capilla se encuentra una exposición de pintura también barroca, destaca 'La decapitación de San Juan', firmado por el gran pintor italiano Caravaggio. Vale la pena visitar también el Palacio del Gran Maestre para comparar los estilos de ambos edificios y ver de cerca la ornamentación de tapices y mobiliario.

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Desde el mirador de La Valeta se ven las tres ciudades fortificadas que datan del 1550 aproximadamente. Esta tríada formada por las ciudades de Senglea, Vittoriosa y Cospicua se conoce con el nombre de Cottonera y forman un cordón urbano barroco único en Europa. A pesar de que fueron terriblemente dañadas durante el bombardeo de la Segunda Guerra Mundial, se reconstruyeron posteriormente y están bien conservadas.

Hay un servicio de barcas luzzu y djhajsa que permite cruzar desde La Valeta hasta Vittoriosa, donde destaca el Palacio del Inquisidor, mientras que en Senglea es imprescindible visitar el Forti San Mikel y en Cospicua no hay que dejar pasar la oportunidad de visitar la iglesia de la Inmaculada Concepción mientras se disfruta de un tradicional pastizzi, un rico pastelito maltés relleno de queso, guisantes o pollo. Malta es uno de los destinos turísticos más completos donde la historia y la cultura, el buen tiempo y un paisaje impresionante comparten espacio para que todas las personas encuentren su lugar en alguno de sus rincones.

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