El Real Jaén se despide del play off y pone en peligro su presencia en la Copa del Rey

A la espera de lo que suceda hoy en la jornada 29 el equipo dirigido por Gonzalo Arconada podría perder la sexta plaza si La Hoya Lorca supera en su feudo al filial almeriense. Incluso el Marbella podría dar caza a los blancos si vence al Jumilla en su estadio. Los cuatro primeros, descontando los filiales, tienen boleto directo para la Copa del Rey a los que hay que sumar los ocho bloques con mayor puntuación de los cuatro grupos.

Quedan nueve jornadas para dar por finiquitada la temporada y son muchos los aficionados que ven demasiadas similitudes con la recta final del pasado campeonato liguero. El Real Jaén ya presenta peores números que el bloque entonces dirigido por Rafael Berges. Con 41 puntos en su casillero y 12 derrotas ya tiene dos puntos menos que la campaña pasada y un tropiezo más que todos los sufridos en el curso anterior (11).

Y todo después de tocar con los dedos, en el mes de enero, el sueño del play off. Ese hipnotizador nirvana que embriagaba la mente de los aficionados jienenses hace poco más de un mes. Momento en el que el play off parecía que había dejado de ser una quimera. Pero el despertar está siendo muy cruel.

Todo gran equipo debe partir de una idea y estar musculado por un estado de ánimo. Es cierto que el Real Jaén ha perdido confianza en sí mismo, pero ésa es sólo la consecuencia de un error previo: carece de un proyecto sólido sobre el que asentar sus bases. Hoy es un equipo inseguro que no ve el próximo partido como una posibilidad, sino como una amenaza, y que perdió su capital más rentable: la garantía y el respaldo que da contar con un proyecto sin fisuras en lo económico.

Hasta ahora cuando el equipo ha ganado ha podido esconder los problemas, aunque seguirán. En la derrota se les hace la boca agua a quienes viven de la vampirización del deporte. Mejor hacer inventario. ¿Qué hay? Un club anciano y glorioso que debe estar por encima de las circunstancias, algunos jugadores de nivel y proyección y un entrenador que sabe lo que es ganar. ¿Qué hace falta? Una idea seductora, una organización para defenderla y tiempo para dejarla madurar. Y estabilidad financiera para no dar al traste con todo el tinglado y un poco de fortuna para que la pelota entre. En fin, un proyecto basado en certezas y no en ambigüedades.