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JOSÉ A. GUTIÉRREZ
Lunes, 7 de noviembre 2016, 00:23
Tres jornadas después el Real Jaén logró dejar su portería a cero y sumar una victoria que le sirve para firmar siete puntos de nueve posibles en una semana de ensueño. Ayer secó a uno de los conjuntos más realizadores del Grupo IV, en racha ... y segundo en la tabla. El FC Cartagena no supo leer el tapete, no apto para un fútbol exquisito, sobre el que se desarrolló el encuentro. Y cuando quiso cambiar a un guión mucho más directo ya era tarde.
Cuando la ansiedad te atenaza y no deja que fluya el fútbol, al menos hay que saber ser efectivo. Y el Real Jaén bordó ayer ese papel. Gran parte de culpa la tiene Ramón Tejada, al que muchos colocan de regreso a los despachos. Un entrenador tranquilo, de modos amables y decisiones firmes, que ha sabido darle responsabilidad a los jugadores adecuados y liberar a sus mejores talentos. Cambiando lo que era necesario y dando oportunidades a los jóvenes valores de la cantera.
Además, el equipo da la impresión de ir haciéndose adulto y estar cada vez más unido a medida que avanza el campeonato. Por eso resulta extraño que Tejada pueda dejar su puesto en el banquillo. A estos jugadores sólo les hace falta un poco de cariño y felicidad para mostrar las cosas que tienen dentro. La pregunta, a día de hoy, es si el proyecto tendrá continuidad.
En cuanto al partido, la primera ocasión, de cierto peligro, fue un lanzamiento cruzado de Mikel Orbegozo que no encontró la portería defendida por Limones.
La pelota era del Real Jaén ante un Cartagena que no había comparecido al choque.
Y así llegó el uno a cero, en un pase de Fede a Víctor Andrés, jugador franquicia del conjunto blanco, que con un toque sutil se marcha de su par y fusila al meta albinegro. No se había cumplido el primer cuarto de hora y el Real Jaén ya mandaba en el marcador. Los albinegros, en un momento dulce después de sumar diez de los últimos doce puntos, veían truncada una racha de tres encuentros sin encajar un solo tanto y sus aspiraciones de asaltar el liderato del grupo.
El tanto fue la excusa para que el Cartagena adelantara sus líneas, pero los jienenses, reforzados tras el gol, seguían imponiendo su tiranía destilando gotas de buen fútbol.
Chus Hevia recibió en el área rival, en el minuto 22, se revolvió con acierto pero su disparo acabó, muy manso, en las manos de Felipe Ramos. Los de Alberto Monteagudo se mostraban algo más entonados.
El Real Jaén volcaba todo su juego ofensivo por banda derecha, con el canterano David Ordóñez convertido en un puñal. Por ahí acabó el esférico en el área y el capitán Santi Villa la mandó a las nubes.
El terreno de juego, pese a que se había resembrado en los últimos días, no estaba apto ni para el pasto del ganado. Se espera que para el mes de diciembre presente un aspecto decente, porque ahora es una exacta metáfora de la situación por la que atraviesa la entidad jienense.
Chus Hevia no llegó, por un pelo, a un balón colgado al área por Óscar Ramírez, que estuvo a punto de ser el empate.
En la recta final del primer round el Real Jaén lo bordó en su intento de que no sucediera nada lesivo para sus intereses. Y el encuentro llegó a su ecuador sin nada reseñable.
Tejada había colocado de inicio a Álex Cruz, convertido en un nómada posicional en las últimas jornadas, como compañero de Diego Bardanca en el eje de la defensa. Cruz empezó jugando en el lateral derecho y actuó después de extremo. Ayer estuvo muy sobrio y seguro. Su homólogo en el banquillo visitante, Alberto Monteagudo, volvió a dejar sentado a su máximo artillero, Juanlu Hens (siete dianas) y a dos ex de la casa blanca como el jienense Pablo Ortiz y el delantero Fernando. En el once sí estaba otro pelotero con pasado blanco y morado (Óscar Rico, que llegó en el mercado de invierno de la temporada 2013-2014, la última en la categoría de plata del fútbol nacional) y cuya actuación pasó desapercibida.
El Cartagena salió del túnel de vestuarios con la lección bien aprendida. Había que aparcar el juego de toque y preciosista para otra ocasión. Tocaba ser prácticos y directos para evitar errores atrás.
El segundo tiempo arrancó sin cambios, pero con una mala noticia para los locales. En una conducción por banda derecha, Fede sintió un tirón y tuvo que ser sustituido. Entró Trujillo. En el Efesé entraron Fernando y Sergio García por Arturo y Óscar Rico. Quedaba poco más de media hora por delante y los albinegros no habían logrado poner en apuros a un Felipe Ramos inédito hasta el momento.
Prisas por marcar
El Cartagena dio un paso al frente y encerró a los blancos en su campo. Felipe Ramos firmó su primera gran intervención en un centro chut de Cristo Martín que se envenenó y amenazaba con colarse en su portería. A los de Monteagudo se les veía acelerados y contrariados. Querían encontrar el gol antes que el juego. Juanlu entró por Moisés, Monteagudo ponía toda la carne en el asador y en las filas locales Molina tenía sus minutos en sustitución de un Víctor Andrés, despedido a lo torero, con el público de pie y brindándole una cálida ovación.
El Cartagena fue un ciclón. Felipe Ramos despejó de puños un cabezazo, con mucha intención, de Chus Hevia.
El Real Jaén encontraba espacios vacíos a la espalda del equipo dominador, lo que siempre provoca la tentación de imprimir velocidad. Pero el terreno de juego no ayudaba a ser preciso, los contragolpes fracasaban y la pelota volvía a amenazar el área blanca. El duelo estaba abierto.
El último cambio de Tejada fue dar entrada a Vitu en sustitución de Mikel Orbegozo, derroche físico y mucho trabajo, pero sin suerte de cara a la portería contraria.
En la recta final del choque, el juez asistente invalidó una acción del Cartagena que acabó en la red jienense. Los jugadores visitantes protestaron la acción y en la rueda de prensa Monteagudo se quejó de una jugada que aseguró haber visto «en el ordenador y que debió ser gol».
Álex Cruz agigantaba su figura como central, soberbio ayer, y el colegiado decretaba cuatro minutos de prolongación. Tocaba sufrir. Míchel Zabaco cabeceó el saque de una falta que se perdió muy cerca del poste de la portería jienense.
Pero el Real Jaén supo poner la guinda a un partido más que correcto. Trujillo inició la acción con la que el Real Jaén sentenció el choque. Sergio Molina asistió con la clase y la calidad que atesora en sus botas y Vitu firmó el definitivo dos a cero. Es su segundo tanto de la temporada, no marcaba desde la primera jornada en la goleada ante la Balompédica.
Algunos se frotaban en las gradas, incrédulos, los ojos. El pescado estaba vendido y el Real Jaén sellaba su tercera victoria liguera, que le permite abrir algo de distancia con los puestos de descenso, que están ahora a tres puntos. Una buena dosis de moral para afrontar el Tourmalet que aguarda a los de Tejada, con dos salidas consecutivas: el líder, Marbella y el Real Murcia.
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