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Rezo con distancia y mascarilla. Fermín Rodríguez
El Campo del Príncipe, en una Hora Nona inédita

El Campo del Príncipe, en una Hora Nona inédita

Sábado Santo ·

La cofradía de la Alhambra vivió con el rezo del Vía Crucis la ausencia de la salida procesional de la venerada Piedad de Ruiz del Peral

Jorge Martínez

Domingo, 4 de abril 2021, 00:51

Las jornadas del Viernes y Sábado Santo vinieron marcadas por la alta participación de fieles en las visitas a los templos al igual que la cuidada presentación de los Titulares de las seis cofradías de ambos días. Además, la pandemia del coronavirus ofreció una estampa inédita del Campo del Príncipe a las tres de la tarde. Varias decenas de granadinos estuvieron a las plantas del Crucificado de los Favores para rezar los tres credos y formular las tres peticiones, costumbre de Granada. A las dos de la tarde, el alcalde, Luis Salvador, participó en la ofrenda floral al Cristo de los Favores, coincidiendo unos instantes con la hermandad del Señor de la Humildad y de la cofradía de penitencia del Cristo de los Favores. La primera había decidido organizar su acto de las tres de la tarde en Santo Domingo con la Virgen de la Soledad. La segunda, en San Cecilio. Allí estuvo el arzobispo de Granada, monseñor Martínez Fernández, junto al Nuncio de Su Santidad, monseñor Bernardito Auza, que durante estos días ha conocido la ciudad y ha visitado las hermandades que tenían que haber realizado su salida penitencial. También acompañó en San Cecilio el presidente de la Federación de Cofradías y, a la llamada de esta para convertirlo en el acto oficial de la Hora Nona, tan solo siete cofradías respondieron.

«El abrazo de Cristo en la cruz no excluye a nadie. Ese abrazo es la oportunidad del comienzo de una sociedad nueva», dijo el arzobispo granadino en sus palabras antes de las tres de la tarde y después del rezo del Vía Crucis que dirigió el párroco de San Cecilio, Juan Manuel Molina. Hubo también dos cornetas anunciando un mismo momento. En la puerta de San Cecilio, hizo sonar la suya Álvaro García, consiliario segundo de la cofradía de los Favores, dirigido hacia el Campo del Príncipe. En el interior de Santo Domingo, también a la Hora Nona, David Rodríguez hizo el mismo cometido por encargo de su Agrupación Musical del Dulce Nombre, unida a la hermandad del Señor de la Humildad. El rezo de la Oración de las Cinco Llagas presidida por el Nuncio del Papa puso final al acto en el interior del templo patronal de San Cecilio.

Por su parte, la tarde del Viernes Santo fue un ir y venir de granadinos para esperar en cola el momento de venerar a los Titulares de las cinco hermandades del día. Hubo participación en el interior del templo de San Juan de Letrán, donde miembros de la Legión realizaron una ofrenda de una corona de laurel a los pies del Cristo de la Buena Muerte, tras la celebración de los Oficios del Viernes Santo. Se presentaba el altar de veneración con un extraordinario montaje donde destacaba el Crucificado y a los pies la imagen de Santa María Magdalena, junto a la Virgen del Amor y del Trabajo vestida de manera granadina con verdugo monjil. La escenografía era la del Calvario en el momento de la Muerte de Cristo.

También en el templo de San José de Calasanz largas filas de hermanos y fieles tuvieron que aguardar para ver al Cristo de la Expiración. Se había dispuesto la imponente imagen del Crucificado de Domingo Sánchez Mesa a los pies del retablo custodiado por blandones y la Virgen del Mayor Dolor sin adorno alguno de flores ni cera, de forma muy austera.

También la austeridad se hizo presente en San Cecilio para contemplar y orar ante el Cristo de los Favores y la Virgen de la Misericordia. Aún con restos del montaje extraordinario de la exposición clausurada días antes, el Crucificado de Rojas presidía el altar, tan sólo iluminado por dos hachones de luz y la Virgen, bajo palio y a ras de suelo, de manera muy cuidada. La única Dolorosa bajo palio en esta Semana Santa.

Saetas por doquier

En San Gil y Santa Ana también hubo colas guardando distancias de seguridad para ver a la Urna con el cuerpo inerte de Cristo y sobre ella, la Dolorosa de José de Mora, con un sencillo adorno floral a sus plantas y custodiada por faroles de orfebrería.

San Jerónimo acogió ante su altar mayor renacentista a la Dolorosa de la Soledad, atribuida a Pedro de Mena, mientras el flujo de fieles no amainó durante todo el día. En el lateral del crucero se veía al Señor del Descendimiento en un imponente altar luctuoso que fue también muy alabado por los visitantes. Se escucharon saetas durante la jornada en todos estos lugares de encuentro y oración y en los Escolapios hubo incluso la participación de la banda del Cristo de la Expiración con una ofrenda musical.

Unos centros de flor bajo la peana de la Virgen alhambreña y un sobrio acompañamiento de cera se hacían presentes en el retablo del templo de la Encarnación de Santa María de la Alhambra. Desde las diez de la mañana se pudo visitar el templo y en los minutos previos a las seis de la tarde se acercaban los hermanos de esta cofradía del Sábado Santo para el rezo del Vía Crucis. El rector de la basílica de San Juan de Dios, fray Juan José Hernández, lo presidió y fue seguido por hermanos hasta completar el aforo.

El Sábado Santo fue breve pero intenso dedicado a la veneración de la Virgen en las horas previas a la Resurrección.

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