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La hermandad de los Gitanos durante su traslado a la Abadía del Sacromonte este domingo. Fermín Rodríguez

Granada

El Cristo de los Gitanos regresa al Sacromonte entre multitudes

Gran ambiente en las calles de Granada para el traslado de la hermandad tras no haber realizado estación de penitencia la pasada Semana Santa

Domingo, 7 de abril 2024, 12:06

«Muy contentos de la respuesta de la gente, de los granadinos porque no es normal ver la Gran Vía así como está», decía la hermana mayor de la cofradía del Cristo del Consuelo (Gitanos) a nuestro diario poco después de salir el cortejo camino del Sacromonte. «Es un día para nosotros muy especial y tengo que destacar la cantidad de personas que han venido esta semana y media hasta el Sagrado Corazón para ver los pasos y rezar ante los titulares», señala Elena Martínez antes de despedirse hasta el año próximo del templo Jesuita de la Gran Vía. «El trato recibido por la comunidad ha sido estupendo y hemos vivido unos días de espera muy bonitos aquí en el centro de Granada», decía mientras contemplaba cómo el paso de palio de la Virgen del Sacromonte se disponía a regresar a su barrio «donde nos recibirán de manera especial, sabemos que han engalanado muchas balcones con colgaduras y textos alusivos a nuestros Titulares e incluso se van a quemar alguna hogueras en el regreso ya». La determinación de realizar el traslado con los pasos procesionales ha gustado en el barrio. María, una vecina del Sacromonte, contaba que «estamos con ganas de que pase por nuestras puertas y tener una parte de lo que habríamos vivido el Miércoles Santo que no pudo ser por la lluvia».

Como si una salida normal se tratara estaba desde antes de la salida de ambos pasos, sin cortejo procesional, el entorno de la Gran Vía. «Esto es maravilloso. ¡Cómo ha respondido la ciudad¡», reflejaba a este diario uno de los auxiliares de la cofradía que llevaba también parte de la responsabilidad de coordinación entre ambos pasos. Muy pegados el uno al otro y tan solo precedidos por los cuerpos litúrgicos de ciriales e incensarios y navetas, iban los dos Titulares de la Cofradía.

Cambio de flores

El del Cristo del Consuelo se había adornado con rosas rojas, malvas y violetas en distintas tonalidades y especies florales, acompañados en el pequeño calvario a los pies del Crucificado también con iris morado. Eran parte del estreno de este año el dorado de la peana en forma de estrella de David y los candelabros de los hachones de las esquinas, una elaboración del tallista y dorador José Carlos Rubio, de Córdoba. Para el paso de palio se habían escogido calas blancas salpicadas en unas jarras de rosas color malva, orquídeas en la misma tonalidad y pequeños detalles de variedades florales que hacían un conjunto muy elegante, en consonancia con la orfebrería de cobre y el tono morado de su paso de palio. Para contrarrestar, en las esquinas se habían situado tonalidades blancas salpicadas por flores de talco en color cobre. «Lógicamente hemos tenido que variar todo el adorno floral con respecto al Miércoles Santo porque la flor no aguantaba tanto tiempo», refería a esta redacción uno de los diputados que organizaban el pequeño cortejo. Si pequeño era, el acompañamiento popular estaba muy concurrido. La Policía Local cortó el tráfico en las inmediaciones del templo y todo el recorrido ante la previsión de respuesta que esta cofradía recibe cada año el día de su salida, y más aún estando en solitario por el centro de la capital.

Entre el público, un veterano cofrade de la hermandad, Eduardo García, se alegraba «de la gran respuesta de los granadinos» mientras por Gran Vía estaba presente y observando satisfecho Francisco López, hasta hace poco más de un año comisario de la gestora que gobernó la hermandad. Por Calle Reyes Católicos en dirección a Plaza Nueva subían ambos pasos a las órdenes de sus capataces. El primero de ellos con «igualás» de costaleros y costaleras, a las órdenes de Francisco Rodríguez, mientras que el del palio había salvado limpiamente la estrecha salida del templo jesuita con el martillo de Eduardo de la Torre. Continuó el cortejo entre aplausos y vítores de los vecinos y hermanos que rodeaban ambos pasos hasta llegar a la Carrera del Darro. Allí aguardaba también buen número de público y visitantes. «Que suerte hemos tenido al poder ver esto en Granada y por esta calle tan bonita», reflejaba una pareja de jóvenes vallisoletanos que habían venido a pasar el fin de semana a Granada. «Nos marchamos ya pero hemos visto esta procesión y aquí nos hemos quedado a verla hasta que pase», decían con una sonrisa de satisfacción en sus rostros.

Al llegar al Paseo de los Tristes les aguardaba la música de los sones de la Agrupación Musical «Fe y Consuelo», de la localidad jiennense de Martos. «Consuelo Gitano» interpretaban al unirse al cortejo, seguido de marchas como «El Amor» o «Soledad de San Pablo» para iniciar el Camino del Monte que los llevó hasta su sede bien entrada la tarde.

De regreso a casa

También en el fin de semana se habían convocado varios cortejos de regreso a sus respectivas sedes. Por la lluvia no pudo regresar el Cristo de la Misericordia (Silencio) desde San Pedro y San Pablo hasta San José, en el Albaicín. Lo hizo el pasado viernes dentro de su solemnidad y sobriedad rodeado de un extraordinario ambiente popular que ofreció en todo momento su silencio al paso del Crucificado de José de Mora. En el Realejo se producía el traslado de Jesús de las Tres Caídas, el sábado, hasta Santa Isabel la Real, también con gran afluencia de público y el acompañamiento de la banda de cornetas y tambores «Jesús del Gran Poder» abriendo el cortejo.

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