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Una pequeña imagen de Cristo Crucificado, de ochenta y cinco centímetros de altura, está en el taller del granadino Armando Ocaña para su restauración. «La hermandad recibió hace unos meses la donación de esta imagen para situar en altar o en el lugar que se ... estime necesario y hemos determinado que antes de que pase a su uso definitivo sea sometido a intervención y para ello hemos contado con el hermano de la cofradía, licenciado en Historia del Arte y en Restauración y Conservación del Patrimonio y de total garantía», relata a IDEAL el hermano mayor de la cofradía del Santísimo Cristo Resucitado y Nuestra Señora de la Alegría, José María Zugaldía. Según indica, «esta donación viene a engrosar el patrimonio artístico de la hermandad».
«La imagen, que tiene un singular rostro con mirada al cielo, aún vivo, tenía repintes importantes que hemos ido eliminando en la limpieza que se ha acometido como por ejemplo la llaga en su costado derecho que no es razonable que la tenga habida cuenta de que aún representa a Cristo vivo en el momento de la expiración», relata el joven restaurador, que en la actualidad está realizando otros trabajos de restauración en pinturas murales del XIX, en la localidad turolense de Iglesuela del Cid, de la Fundación Santa María de Albarracín.
Un trabajo que ha interrumpido temporalmente y que espera concluir para el mes de diciembre, tras su regreso a nuestra capital. La imagen de Cristo Crucificado se ha fechado por el historiador del arte Francisco Jesús Flores Matute «en la primera mitad del siglo XIX». El historiador es experto en el desarrollo del trabajo realizado por la saga de artistas encabezada por escultor malagueño Salvador Gutiérrez de León, hacia finales del siglo XVIII y XIX, autor de varias imágenes distribuidas en Málaga, algunas de sus cofradías o en Fuengirola, Tarifa o Priego de Córdoba.
En Granada hay muy pocas obras de esta saga de artistas y no es muy conocida, si bien «cuando he preguntado por este artista ha suscitado bastante interés», confiesa el restaurador.
Armando Ocaña afronta la intervención en la imagen «básicamente en la limpieza superficial de la imagen por el paso del tiempo, el humo y restos de cera por haberse realizado algún tipo de culto a la talla». «La estructura del Cristo y de la cruz no ha hecho falta consolidarla puesto que está en buen estado de conservación lo único es que le faltan las falanges de las manos que ya estoy reponiéndolas y algunas pequeñas lagunas en la policromía», detalla. El restaurador recuerda que «procedí a retirar la herida del costado que se notaba que era un repinte posterior en la imagen con otro tipo de pintura y de color» y también ha procedido a situar la imagen en el calvario y en su lugar original «puesto que se había variado al centro del calvario que simula roca donde también estaba una calavera 'llamada de Adán' por la creencia tradicional de que bajo el Monte Calvario estaba la tumba de Adán, el primer hombre de la creación, y dos tibias».
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