Traslado del Señor del Rescate. J.M.

Jesús del Rescate ya está en casa después de su restauración

José Enrique Parro ha trabajado durante cuatro meses en un proceso subvencionado por la Consejería de Cultura de la Junta

Jorge Martínez

Martes, 19 de septiembre 2023, 00:11

«La imagen del Señor del Rescate regresa con la consolidación de la abertura de las juntas estructurales provocadas por la separación entre las diferentes piezas del embón. Las de mayor separación se han rellenado mediante el encolado o enchuletado de finas láminas de madera ... de inferior densidad que la original. Se han sellado las fisuras y grietas y se procedió a la desinsectación antixilófagos con carácter preventivo», según contó el restaurador, José Enrique Parro.

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Regresó, después de más de cuatro meses a su sede, de la que se retiró a comienzos de mayo último. Se trataba de una intervención afrontada por la cofradía gracias a la subvención concedida por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía dentro de la línea de ayudas para la conservación del arte sacro. En total han sido 11.947,79 euros de los que la Consejería aporta el 80% (9.198,22 euros) y el resto, la propia hermandad del Rescate.

Una intervención que ha sido supervisada por Cultura y de la que también han estado muy pendientes los miembros de la junta de gobierno de la cofradía, con su hermano mayor José Antonio Maroto en toda la tramitación inicial y, tras las elecciones de junio pasado, la nueva junta de Antonio Luis Morales. Ellos, junto con el párroco Eduardo García y miembros de la parroquia de Santa María Magdalena acordaron «no reintegrar las erosiones y pérdidas policromas, provocadas en el pie izquierdo del Señor del Rescate por los besapié realizados a la imagen», puesto que, afirman, «son testimonio de la devoción popular demostrada por los fieles y devotos a lo largo de muchos años».

La despedida de la casa de hermandad donde el restaurador ha venido trabajando desde que se trasladó a comienzos de mayo y en la que también ha afrontado la intervención en una espléndida talla de San José, del retablo de la Magdalena, resultó apoteósica. Oración y contemplación en un principio y silencio en la calle Jardines cuando se presentó la imagen a la veneración durante unos instantes. Después de la salida, con una de las marchas dedicadas al Señor del Rescate, los aplausos y algunas 'petalás' fueron muy emotivas y salidas de la espontaneidad de los muchos devotos del Nazareno de la Magdalena. «Yo lo veo genial, se le observan mejor todas las señales de la Pasión y la espléndida policromía de la imagen», señalaba a IDEAL uno de los miembros de la junta de gobierno, Francisco Molina.

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«Se nota la piel más clara y la limpieza en la imagen. Los brillos de la policromía se suavizan con el paso del tiempo»

Otros vecinos del barrio que lo acompañaban comentaban que «se nota la piel más clara y la limpieza en la imagen» para rematar en algún momento que «los brillos de la policromía se suavizan con el paso del tiempo». Así será hasta una nueva intervención de conservación que tanto bien realizan en estas imágenes devocionales.

Revisión periódica

El último proceso lo realizó la restauradora mexicana afincada por entonces en España Bárbara Hásbach Lugo durante el mes de enero de 1998. Veinticinco años después había que revisar «la abertura de algunas juntas estructurales que habían aparecido» en el cuerpo de la imagen junto con la funcionalidad que debían tener las articulaciones de ambos codos y que se habían estropeado «por el uso y el paso del tiempo». Otro de los desperfectos que presentaba la mano izquierda era el desprendimiento del dedo anular, que se había fijado «de manera defectuosa». La sustitución de los pasadores con los que se sujetan las manos a las muñecas y la fijación de la talla debidamente a la peana han sido algunas de las necesarias intervenciones en la imagen del Señor de Granada, como popularmente se conoce a esta imagen de Jesús Nazareno que procesiona por la ciudad cada Lunes Santo.

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Los actos de culto, el uso de la cera o la manipulación periódica hacen que se deba supervisar el estado de esta talla, obra de Diego de Mora fechada en 1718 por encargo de los monjes del convento trinitario de la Plaza de la Trinidad. «Por ello se ha procedido a un tratamiento de limpieza de los depósitos superficiales que van haciendo que se oscurezca la policromía», señala el restaurador. Se ha fijado la policromía en las zonas que presentaban levantamientos y se han eliminado repintes añadidos, «con lo que se ha recuperado la práctica totalidad de la policromía original, que se encontraba oculta o enmascarada». La última fase de esta interesante intervención antes de devolverlo al culto público en su altar de la Magdalena fue la «aplicación de capas de protección final», según indica José Enrique Parro.

Los himnos litúrgicos y los aplausos de los hermanos de la corporación se sucedieron a lo largo de todo el recorrido que llevó a la imagen, portada por sus costaleros en andas de traslado y mandadas por José Luis Selfa, hasta las Siervas del Evangelio, en calle Obispo Hurtado, como camareras que son de la imagen para continuar por Puentezuelas con la calle abarrotada de cofrades y granadinos que no se quisieron ausentar de esta procesión de traslado hasta verlo en su iglesia.

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