![Manuel corta una pieza con la segueta en el taller del Albaicín.](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202203/24/media/cortadas/orfebre%20(7)-kYJB-U1601418905276jgD-984x608@Ideal.jpg)
Los maestros del mazo y el cincel del Albaicín
Semana Santa ·
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Semana Santa ·
Manuel Martín, heredero de una estirpe de caldereros, labra en su taller las piezas de orfebrería que lucen las cofradíasCuando Manuel tenía tan solo quince años, ya manejaba con soltura la segueta –sierra de arco para cortar láminas de metal–. Lo aprendió de su padre, Manuel Martín, uno de los orfebres más reconocidos dentro y fuera de Granada. Ahora los dos Manueles, padre e hijo, trabajan codo con codo en el Centro Municipal El Gallo, a la sombra de la torre de San Miguel Bajo, donde hace doce años trasladaron el taller familiar que antaño se encontraba en la calle del Agua, en pleno corazón del Albaicín. Porque la historia de estos artesanos granadinos del martillo, el cincel y el soplete, de los pocos que ya van quedando por estos pagos, siempre estuvo vinculada a este barrio –el joven Manuel se crió, de hecho, entre la calles Cenicero y la del Agua–.
«Yo represento la segunda generación de Orfebrería Manuel Martín e Hijo, y esperemos que no sea la última», comenta Manuel, de 31 años, que en estos meses previos a la Semana Santa, desde enero hasta abril, tiene que 'meter la sexta' para rematar los enseres que estrenarán las hermandades en sus estaciones de penitencia. «Después de estos años aciagos por la pandemia del coronavirus y por la paralización de la actividad a todos los niveles, ya hemos recuperado buena parte de los proyectos que se quedaron estancados; desde luego faena no nos falta», afirma.
Las piezas que salen de Orfebrería Manuel Martín son verdaderas preciosidades. Todo hecho a mano, a base de martillo, pericia y paciencia, si bien es cierto que poco a poco están incorporando innovaciones como los diseños en ordenador en tres dimensiones, «de forma que pueda disponerse de una visualización previa con bastante detalle de cómo quedarán los encargos».
'Modernidades' que no esconden, en cualquier caso, la laboriosidad de un oficio cuyas técnicas de fabricación siguen siendo básicamente las mismas que en la Prehistoria: labrar materiales como el cobre con motivos decorativos. Auténticas joyas que luego lucirán en coronas, incensarios, estandartes, insignias, libros fundacionales... «todo lo que sale en una procesión desde la cruz de guía hasta la última medalla», resume Manuel.
En el momento en que se realizó este reportaje, una mañana lluviosa de marzo, los dos Manueles ultimaban el ornato de un paso realizado con pan de oro y unas cartelas con representaciones de San José de Calasanz, patrono universal de las iglesias cristianas, fundidas en plata. Una labor que requiere muchas horas, mucho arte y también mucha precisión. Una corona de una virgen, por ejemplo, precisa unos tres meses de faena. «Porque no hablamos tan solo del periodo de ejecución, sino que los esbozos conllevan muchos retoques en la fase preparatoria y de definición en papel; todo lo realizamos de forma exclusiva para cada cliente», explica Manuel. Respecto a los fundamentos, lo normal son las volutas tradicionales características de la época del Barroco, aunque también son frecuentes obras de estilo mozárabe. «Aunque estamos abiertos a todo –agrega– incluido lo contemporáneo».
Todo lo que se pueda hacer con metales como la plata, el latón o el cobre. «El primero es más blando y se funde enseguida, el segundo es más duro y más fácil de manipular y el tercero es el que se ha usado toda la vida». Manuel sabe de lo que habla porque lleva más de quince años dedicado en cuerpo y alma a la maza y el cincel, y porque remanece de una estirpe de caldereros del Albaicín especializados en la elaboración de elementos que se utilizaban en el hogar –fundamentalmente recipientes y ollas para cocción–.
Orfebrería Martín lleva doce años implantada en el Centro Municipal El Gallo, un espacio para el arte, la cultura, la creación y el asociacionismo donde también podemos encontrar ceramistas o escultores de primer nivel. Manuel y su progenitor han realizado en su 'factoría' del Gallo obras tan importantes como los brazos de cola de la Virgen de los Dolores y diferentes tronos para cofradías de municipios como Gádor o Adra, en Almería. También son los autores del trofeo Facundillo, el más prestigioso de la Semana Santa de Granada que entregan todos los años Radio Granada y El Corte Inglés.
Manuel 'junior' solo tiene palabras de gratitud hacia su padre, «del que lo he aprendido todo desde pequeño». «Ahora formamos un gran equipo», asegura con orgullo. Pasado, presente y futuro de una profesión que, según confiesa el propio Manuel, tiene peligro de desaparición en Granada en el medio plazo sencillamente porque no hay nuevas incorporaciones y por una falta de relevo generacional que, por ahora, no se da en el caso de Orfebrería Martín.
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Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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