Semana Santa en Granada
Las manos tras las estrellas de la Virgen del Amor y el TrabajoSemana Santa en Granada
Las manos tras las estrellas de la Virgen del Amor y el Trabajo«Agujas largas, gordas y con ojo grande». Es la única petición que Sita, Alicia o Loli realizaron ante la hermandad de los Ferroviarios para cumplir con su encargo. Por primera vez en la historia, la Virgen del Amor y el Trabajo procesionará el Viernes ... Santo cubierta de estrellas. La cuadrilla de bordadoras de la cofradía ha trabajado a contrarreloj para decorar el manto que cubrirá la talla del paso de palio. Un ejercicio manual, de máxima precisión y delicadeza para engrandecer la Semana Santa granadina.
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En tiempos de impresoras 3D, inteligencia artificial u otras facilidades digitales, la artesanía de toda la vida cotiza al alza. Las bordadoras de los Ferroviarios son de la vieja escuela. Han cosido más de dos centenares de estrellas a mano en menos de dos semanas sin cobrar un euro. Todo por devoción a la Virgen del Amor y el Trabajo, un icono del barrio de San Lázaro. Su barrio. «Llevamos toda la vida viviendo aquí. Algunas somos hermanas de los Ferroviarios. Otras, simplemente colaboradoras de la parroquia. El barrio siente mucho fervor por sus imágenes y lo demuestra con iniciativas como esta», explica Loli Cervillera, una de las bordadoras, a IDEAL.
La idea de adornar el manto con estrellas nació en la hermandad y cuajó más allá de las fronteras de Los Pajaritos. Devotos y cofrades de toda Granada han puesto su granito de arena para que la imagen de la Virgen brille con más luz propia que nunca esta Semana Santa. «Hemos recibido en nuestra casa hermandad a más de quinientas personas dispuestas a ayudar. Vecinos del Camino de Ronda, de Gran Capitán... Incluso han venido personas desde Almería para poder ver y tocar el manto. Todas ellas han colaborado aportando su estrella. Como muestra de gratitud, en el forro interior se ha incluido el nombre de todos ellos. Para que la Virgen los guarde consigo cuando salga en procesión el Viernes Santo», añade.
El proceso de bordado no ha sido coser y cantar. Desde principios de marzo un grupo de siete costureras ha trabajado duro para bordar una por una las más de doscientas estrellas que embellecen el manto. Una pieza de grandes dimensiones y de gran valor patrimonial, pero también de gran dificultad. «Hemos trabajado sobre dobleces para ir bordando poco a poco cada estrella. El manto es de un tejido muy especial. A veces la aguja no sale por donde debería y hay que comenzar de nuevo. Además, se cose con hilo de oro, un material muy frágil que se rompe con mirarlo», detalla Alicia Rubia, otra miembro de la cuadrilla, mientras repasa el patrón.
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Loli Cervillera
Bordadora
Sin embargo, la adversidad no pudo con ellas. Bordar el manto de la Virgen del Amor y el Trabajo no es una labor cualquiera. Poder manipular con sus propias manos su tela sacra fue suficiente para dedicarse en cuerpo y alma a la hermandad durante las últimas tardes del invierno. «Para nosotras ha sido un regalo. Nada más que por poder tocar el manto ya merece la pena. Hemos pasado tiempo juntas, haciendo un trabajo muy bonito para que el paso luzca como nunca. Imagino el brillo de las estrellas por la noche del Viernes Santo con la candelería y no puedo seguir. Me echo a llorar», comenta Loli con la aprobación de sus compañeras. «Es una forma de poner en valor nuestra Semana Santa. De hacerla todavía más grande», confirma Sita Pérez, otra bordadora.
Todas ellas están jubiladas tras dedicar sus vidas tanto a la familia como a su ocupación laboral. Desde las oficinas de la Seguridad Social hasta la enfermería del antiguo hospital Ruiz de Alda. Unas labores que jamás han coartado su devoción por la Virgen de la hermandad de los Ferroviarios. «Todo esto lo hacemos por ella. No somos bordadoras profesionales, pero las ganas suplen la falta de conocimientos. Sabemos coser. Bordar estas estrellas ha sido un reto mayúsculo. Con paciencia, precisión y cuidado, lo hemos logrado. La voluntad es lo que cuenta», razona Alicia.
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Sobre el arte de la aguja y el dedal, la cuadrilla de costureras lo tiene claro. «Todo el mundo debería tener algunas nociones básicas de costura. Tanto hombres, como mujeres. A día de hoy uno tiene que ser independiente para no necesitar a nadie. No hablamos ya de realizar un bordado como este, sino de tareas menores como remendar cualquier prenda. El saber no ocupa lugar», concluye Sita en un claro alegato de empoderamiento. Al final, el DNI no condiciona el pensamiento. Las estrellas del Viernes Santo en Granada relucirán más allá del cielo.
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