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Jorge Martínez
Domingo, 29 de diciembre 2024, 20:18
Los cristianos han vivido este domingo una jornada de especial simbología con la apertura del Año Jubilar decretado por el Papa Francisco en el 2025 ... aniversario del nacimiento del Hijo de Dios. Una celebración multitudinaria que llenó la plaza de las Pasiegas a la espera del acceso al interior de la Catedral de Granada de un singular cortejo presidido por la imagen del Cristo de la Misericordia.
Para esta apertura del Año Jubilar se bajó por la mañana la talla réplica del original de José de Mora, que actualmente se encuentra en restauración en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, en Sevilla. Desde San José, en el Albaicín, la hermandad del Silencio bajó la talla de 1975, obra de Barbero Gor. Hacia finales de enero o comienzos de febrero estará de regreso la obra de José de Mora y se llevará a la Catedral donde permanecerá durante todo el año situada en el presbiterio «y sobre la base del primitivo paso del Señor que se usó el año pasado para el Vía Crucis de las cofradías en la Catedral». «Peregrinos de Esperanza» es el lema del Año Jubilar.
El hermano mayor de la cofradía del Silencio, su junta de gobierno y hermanos de la corporación también estuvieron presentes en la celebración que se inició con la oración del Año Jubilar del Santo Padre, leída por el canónigo, Moisés Fernández. El prelado tuvo unas palabras al comienzo de la celebración en el Sagrario y desde allí partió el cortejo con la imagen del Crucificado que atravesó en un riguroso silencio, al que nos tiene acostumbrado la presencia del Cristo de Mora cada madrugada del Viernes Santo en su estación penitencial. Plaza de Alonso Cano y entrada en la Catedral por la puerta de la Encarnación fue el breve recorrido seguido por más de cincuenta sacerdotes de la diócesis de Granada y un numeroso público que llenó por completo la nave principal y laterales del templo metropolitano.
«Aquí estuve hace veinticinco años cuando se abrió la Puerta del Perdón como Puerta Santa. Era arzobispo Antonio Cañizares y lo recuerdo con mucha emoción. ¡Dios mío, han pasado ya tantos años¡» contaba a esta redacción Mar y su marido Juan Manuel que se ubicaron en uno de los primeros bancos de la Catedral. Jóvenes y mayores, monjas, cofrades y miembros de comunidades religiosas se hicieron presentes y participaron de la Eucaristía de apertura que fue cantada por el coro «Santa Cecilia», dirigido por Pablo Gómez. El coro también participó en el traslado de la imagen al interior de la Catedral, solemnizando el momento.
Veinticinco años después del último Año Santo Jubilar en esta ocasión lo abrió en el Vaticano el Papa Francisco en el acto simbólico de la apertura de la Puerta Santa, el día 24 pasado. En las diócesis del mundo, como recordó el prelado granadino monseñor Gil Tamayo, se abrió ayer pero sin Puerta Santa ya que se entiende que la única es la de San Pedro de la Ciudad del Vaticano. «Es un año en el que el Papa nos invita a ofrecerlo en servicio a Jesucristo y los hombres», señaló el arzobispo granadino. Recordó los «ambientes crispados» que se viven en muchos lugares del mundo. Recordó la esperanza «para los que han perdido todo por culpa del barro de la Dana» y a cuantos «sufren la pobreza y las desigualdades, a las personas que padecen enfermedades incurables» indicándoles que «nuestra esperanza se basa en la fe en Dios que nunca defrauda».
En sus palabras de la homilía a los granadinos monseñor Gil Tamayo habló de la familia y de la necesaria unión entre todos para hacer una sociedad fuerte, contando «con las enseñanzas de nuestros mayores a los que no podemos dejar abandonados». En ese momento recordó el trabajo de las Hermanitas de los Pobres que tienen que abandonar Granada porque no pueden atender a las ochenta y ocho personas mayores que atienden, solicitando ayuda de las instituciones públicas. El prelado habló del Año de la Esperanza señalando que «nos hemos acomodado a un presente en el que comamos y bebamos que mañana nos morimos y apaga y vámonos». Terminó sus palabras agradeciendo la labor de las familias y de la delegación diocesana, junto con el trabajo de las hermandades «que no podemos perderlas porque hacen mucho por Granada».
El arzobispo estuvo acompañado por la Curia Eclesiástica encabezada por el vicario general, Enrique Rico Pavés y por el cabildo metropolitano de la Catedral, con su deán Eduardo García, además del abad del Sacromonte, Antonio Fernández, y miembros del cabildo de la Capilla Real de Granada. En representación municipal asistió a la celebración el concejal de Participación Ciudadana, Francis Almohalla.
La imagen del Crucificado de la Misericordia que estaba presente a los pies del presbiterio tiene un lugar específico durante todo el Año Jubilar junto al ambón, en el lateral de la Epístola. Concluyó la celebración con la impartición de la bendición Papal del Año Jubilar a todos los asistentes y poco después muchos de ellos se acercaron a venerar la imagen del Cristo de la Misericordia de cerca.
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