Domingo, 1 de octubre 2023, 00:00
Fue un acto sencillo y participativo con el que se trasladaron las imágenes de María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista desde el templo parroquial del barrio Fígares, San Emilio, hasta la iglesia del convento de San Antón, de monjas Capuchinas, donde se ... realizó el rezo del Vía Lucis, con sus catorce estaciones recordando la vida de la Virgen María.
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Una práctica muy extendida actualmente entre las cofradías granadinas. Fue la de Jesús Despojado una de las pioneras en esta práctica religiosa acompañando a su Titular mariana por las calles del barrio. Sin embargo en esta ocasión estaba revestido el acto religioso de la singularidad de encontrarse inmerso dentro de los actos del vigésimo quinto aniversario de la bendición de ambas imágenes salidas del taller del cordobés Miguel Ángel González Jurado.
Y en este año se rompió la inercia de todos estos lustros atrás y amplió su recorrido hasta llegar al referido cenobio femenino. Y la ocasión se revestía de singularidad puesto que fue en este mismo edificio religioso donde el 11 de marzo de 1989 fue bendecida la imagen de Jesús Despojado. La de la Virgen del Dulce Nombre fue el 8 de diciembre de 1998, de la que se cumplen estos primeros veinticinco años. La cofradía se está encargando de recordarlo con varias actividades tanto religiosas como culturales y sociales que se prolongarán aún por varios meses.
Ayer tocaba llevar la imagen de la Virgen y San Juan Evangelista al lugar donde había sido bendecida la imagen de su Hijo. Para ello el cortejo siguió por las calles del barrio Fígares hasta adentrarse en la calle San Antón y continuar hasta el monasterio de Clarisas Capuchinas situado en la encrucijada con calle Recogidas. Había recorrido el camino por calle Mulhacén, después de la salida, para continuar por calle San José Baja y calle Frailes hasta la calle San Antón y su entrada en el templo.
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En el interior del monasterio se procedió al rezo de las estaciones del Vía Lucis que contó con la particularidad de contar con el recitado de Victor M. Burgos, un hermano de esta corporación del Domingo de Ramos, y el acompañamiento al piano de Ricardo Rodríguez Cuadros y con el oboe de Antonio Juárez.
Una ocasión para la reflexión y el reencuentro de esta cofradía con la comunidad religiosa que los acogió por el tiempo necesario para el rezo. Se realizó el rezo de las estaciones de manera estática con las andas procesionales presidiendo la iglesia.
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Después tocó la partida nuevamente hacia la parroquia de su sede canónica. Por calle San Antón y Nueva de San Antón se dirigió el cortejo, con diecisiete parejas de hermanos presididos por el hermano mayor, Carlos Castillo, y miembros de su junta.
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