El sacerdote Javier Sabio cautiva a los realejeños con su pregón de Semana Santa

La cuadragésimo primera edición de esta acto poético y literario no defraudó y en 43 minutos llenó el convento de amor y devoción lírica al titular de la Santa Cena Sacramental, a Jesús Orando en el Huerto de los Olivos, al Señor de la Humildad, a Jesús de las Tres Caídas, al Señor de la Paciencia y a Jesús Nazareno. «El jueves está Jesús en el Sagrario» recordó el sacerdote para justificar la ausencia de hermandades en esta demarcación y continuó con las hermandades del Cristo de los Favores y con Santa María de la Alhambra para dedicar su eclosión final al Dulce Nombre de Jesús, mientras sonaban las campanas a gloria. Recreó un ambiente de júbilo y algarabía para anunciar la Resurrección del Señor a través de los niños que llenan el barrio con campanillas de barro.

Fueron poemas que llegaron al corazón de los cofrades que participaron en esta ceremonia de la palabra y la belleza con la que Sabio atrajo la atención de los cofrades, llamando a vivir la Semana Santa de un barrio cofrade y amante de sus tradiciones. En todo momento tuvo presente la advocación de gloria de Nuestra Señora del Rosario, Madre y Capitana del amor con el que el pregonero vive su vida cofrade. «El Realejo es una pequeña ciudad autónoma fruto de la amalgama de gente y culturas de quienes la habitan o bien participan de él pertenecientes a alguna de sus hermandades», dijo el pregonero. «La grandeza de las cofradías del barrio es gracias a todos los que, fruto de su devoción, quieren caminar unidos bajo una advocación», añadió