Domingo, 12 de abril 2020, 01:20
Hasta días antes del trece de marzo todo iba como si nada estuviese ocurriendo en el exterior. Las papeletas de sitio cundían en las casas de hermandad, los carteles se iban dando a conocer, las citas costaleras se cumplían según calendario y se daba detalle ... a los últimos preparativos de viacrucis. La Semana Santa ha sido del todo impensable según el guion establecido de antaño y que las cofradías se han ido encargando de enriquecer y aumentar. Todo se ha cumplido. El sonido extraño y estrenado de la corneta del Campo del Príncipe según encargo de los costaleros de los Favores a Francisco Torres Simón, compositor sevillano, expandió el anuncio de la Muerte de Cristo. Apenas una veintena de vecinos participaron y algunos más asomados a sus balcones.
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Pero Granada recordó ese momento y cumplió su tradición de rezar ante la imagen del Señor de los Favores a través de los medios de comunicación. El triunfo de la Resurrección llega hoy con la alegría de una pandemia que se suaviza en los hospitales españoles pero ante la que no cabe bajar la guardia. Esta Semana Santa se recordará sin lugar a dudas como la vivida dentro de los hogares. Aquella en la que Cristo y su Madre salieron a las calles no desde las iglesias sino desde el corazón y el recuerdo firme de cuantos hubiesen vestido la túnica nazarena, mantilla, uniforme musical o faja y alpargatas costaleras.
Resulta paradójico que la Resurrección se marque con tanto énfasis en Granada en días de muerte y luto. Tal vez porque la Esperanza nunca se va del todo y el Consuelo queda cosido en nuestras calles. Que la Soledad compartida es menos soledad y que los Favores que esperamos después de la pandemia serán Rescate para este confinamiento. Es cuento se desea con Alegría en este tiempo de Pascua. «Feliz Pascua de Resurrección y Alegría. Este es el saludo con el que la cofradía pide cada año venia a la presidencia de la Real Federación de Cofradías en el palco de calle Ganivet», recuerda el hermano mayor de la hermandad, Eduardo Iáñez. Con él también felicita a todos los cofrades y granadinos en estas primeras horas del Domingo de Resurrección. Es día de nervios en las inmediaciones del Sagrario. Uno de los templos donde comienza la Semana Santa, allá por Ramos y otro de los que cierra la puerta a estos días de oración y penitencia. Este año no hace falta cerrarla porque nunca se abrió, pero nosotros intuiremos a la imagen de Santa María Magdalena del paso de misterio que estrenaba una nueva vestimenta y la restauración de los faroles de las esquinas en el taller motrileño de Aragón Orfebres.
Humildad y sobriedad en el cortejo celeste y blanco que pertenece a la parroquial de Regina Mundi pero que traslada desde hace años sus enseres y pasos para realizar estación desde el interior del templo de la plaza de Alonso Cano. Se queda sin los sones de la veterana banda de Jesús Despojado y sin su Ave María, cuando comienza a caminar el cortejo después de bajar la rampa de acceso.
Las campanillas de plata no suenan hoy en la plaza, pero tal vez sí en los balcones anunciando la Alegría de la Resurrección. «Hoy Cristo no ha Resucitado sobre su paso de misterio para alegría de los granadinos, pero sí en los corazones nuestros, como cada día lo hace en los hombres y mujeres del mundo», indica a IDEAL el hermano mayor. Eduardo Iáñez mantiene su esperanza en la mejoría y pronta recuperación de los enfermos por el Covid-19 y recuerda que nuestros Titulares nos llaman «a la vida y a la alegría» y envía a nuestros lectores un abrazo cordial «en la Pascua que nos llena a todos de inmensa alegría», recordando siempre la advocación de su Titular mariana, obra de Antonio Barbero, al igual que el Cristo Resucitado.
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Desde las diez y media de la mañana de hoy el cortejo blanco de la cofradía del Señor de la Resurrección nos hubiera regalado las últimas estampas de un paso de palio caminando por Granada en esta Semana Santa. Pero no ha sido así y las calles de los Vergeles, en el Zaidín, se han levantado sin el sonido de una marcha procesional. Por Primavera y Andrés Segovia no se ha derramado ni una gota de cera y el eco que producen las marchas procesionales al entrar por Poeta Manuel de Góngora no será tal este año. Queda cerrada la puerta de San Miguel Arcángel y en su interior, sobre sus altares, los Titulares de la cofradía granadina, ambos dos salidos de la creatividad de Miguel Zúñiga Navarro.
Precediendo al paso del Señor Resucitado marcharía el Cirio Pascual sobre el que se identifica la cofradía y la fe católica, como luz salvadora del mundo, en representación de Cristo. Detrás, la música de la agrupación María Santísima de la Estrella ha faltado a su cita de este domingo y la de Dos Torres, de Córdoba, detrás del paso de palio de la Virgen del Triunfo. Una hermandad bastante completa en la calle a la que le falta el proyecto en el que están inmersos para completar el paso de palio. Se trata de una nueva candelería realizada en orfebrería según diseño de Álvaro Abril, hermano de esta cofradía, y que se está realizando en el taller de Manuel de los Ríos, de Sevilla.
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En la salida del palio se tenía previsto el estreno de la marcha Emperatriz de San Miguel, de David Torres, que la regaló en la festividad de la Inmaculada Concepción y que hoy hubiera interpretado la banda cordobesa desvelando el misterio escrito en sus partituras.
«La pena que se ha metido en nuestros corazones estos días debe de salir. Es verdad que hemos perdido muchas personas con esta pandemia, pero debemos celebrar que el Señor ha Resucitado», dice la hermana mayor de la cofradía, Eva Valladares. Veterana cofrade de la parroquia de San Miguel Arcángel, Valladares nos anuncia que «el Señor no se ha ido, ha estado en nuestras casas durante todos estos días y de manera especial para los hermanos de la cofradía de Resurrección».
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Una cofradía que vive durante el año próxima a sus Titulares todas las celebraciones en su sede canónica «con humildad, perdón, amor, comprensión y solidaridad» al tiempo que confiesa que «echa de menos a sus hermanos» y los felicita en la Pascua de Resurrección.
A las diez y media de la mañana hubiera salido la alegría de Granada acompañando al Niño Jesús del Dulce Nombre. Un cortejo sencillo, inspirado en la devoción popular y la costumbre de acompañar al Niño Dios, tal vez obra de Ruiz del Peral, desde el Realejo hasta el templo Catedral. Las campanillas de barro sonarían a ras de suelo, muy cerca de él, lanzadas al aire por los más niños y jóvenes de la casa.
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Por delante grupos jóvenes de cofradías granadinas con sus correspondientes guiones y varas, estandartes llenos de ilusión y contentos de haber llegado a vivir los instantes de la Resurrección del Señor. Itinerario por callejuelas del Realejo hasta desembocar en plaza de Mariana Pineda y realizar su itinerario procesional con la siempre dispuesta banda del Dulce Nombre a cuyo Titular regalan sus sones.
Catedral, Eucaristía presidida por el arzobispo y regreso a casa a la hora cercana de las tres de la tarde, la misma en la que tres días atrás habíamos conmemorado la muerte de Cristo en el Campo del Príncipe.
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Todo es un falso espejismo. Nada de esto ocurre este mediodía en la ciudad, salvo que a nuestros balcones salgamos con nuestras campanillas de barro de niños y las elevemos al cielo recordando aquellos momentos bajo las andas procesionales del Niño Jesús, con la mirada siempre alegre del bueno de Manuel Padial, con los nervios de los León Guerra, el carisma resplandeciente de Paco González Arcas, las campanillas de arcilla de Francisco José Carranza 'Willy' y la organización de Jacinto Morente. Los grandes 'facundillos' hoy están orgullosos de saber que son hermandad imprescindible en la Semana Santa de Granada.
Nos ha faltado toda la Semana Santa. Nos quedamos sin el sonido con eco de un llamador en la Catedral, sin el solo de una corneta, sin el redoble, sin el silencio por las calles y sin el deambular ágil y tortuoso para buscar nuevos enclaves. Pero sin duda lo más triste es quedarnos sin el sonido de las campanillas de gloria que alegraban la mañana nostálgica del Domingo de Ramos por el barrio del Realejo.
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