La Alhambra recluida en su interior

Granada este Sábado Santo no verá el adamascado azul y crema de las túnicas nazarenas ni se dejará asombrar por el calzado igualitario para todos los hermanos con sus chapines de charol y metal.

En el taller de Jesús Arco, del barrio de Los Pajaritos, queda el guion de juventud y la primera fase del bordado del respiradero frontal que se está bordando siguiendo el diseño de Álvaro Abril. El año que viene será un nuevo tiempo de ilusionarse con los estrenos. En el taller se quedan también las vistas desarrolladas para hacer posible su estreno en la jornada del Sábado Santo pero la salud es lo primero y quedarán aplazada esta posibilidad.

«Mucho ánimo para los que estéis enfermos y sufriendo en casa o en los hospitales», señala el hermano mayor de la cofradía, Rafael Ruiz. «Quedarse en casa es una manera de ayudar en esta situación tan complicada que vivimos. Como lo hace la cofradía de Santa María de la Alhambra faltando a nuestra costumbre de bajar a Granada», apunta Rafael Ruiz.

Las sensaciones que producen este día nos llevan del bullicio de unas calles que esperan a la Virgen de las Angustias, advocación a la que Granada se siente unido como el corazón a las venas que distribuyen todo ese sentimiento de amor y devoción a la Virgen. La Granada vaciada es más la Granada recluida en su interior pensando lo que pudo ser y no fue en un nuevo Sábado Santo. Hoy la Alhambra no despide a su Vecina más importante precedida por el cortejo de insignias barrocas y bien valoradas. Tampoco la recibirá de nuevo, ya próxima la hora de la madrugada, mientras desde el Real de la Alhambra se escucha el repique bullicioso y alegre de las campanas que tañen a gloria, la Gloria de la Resurrección.