Viernes, 10 de abril 2020, 01:14
Este viernes no habrá granadinos en el Campo del Príncipe. Tampoco habrá hermandades en las calles de Granada, que un día más en esta Semana Santa volverán a estar vacías.
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Fue el pasado 22 de febrero cuando el prelado granadino, monseñor Martínez Fernández, anunció ... el reconocimiento de coronación canónica a la coronación litúrgica que el 1 de noviembre de 1885 se realizó a la imagen de la Virgen de la Soledad. Fue en el monasterio de Santa Paula como reconocimiento a su intercesión por el cese de una epidemia de cólera que sufría Granada y que produjo más de tres mil muertes en la ciudad. El sacerdote escolapio Santiago Serrano presidió la Eucaristía y fue quien procedió a la coronación litúrgica de la venerada imagen. Una talla que fue de siempre auxilio de granadinos y receptora de su gratitud y que procesionó desde Santa Paula principalmente, a cuyo templo llegó fruto de la exclaustración del siglo XIX procedente del Convento Carmelita de Nuestra Señora de la Cabeza, situado en el actual emplazamiento de la Casa Consistorial en plaza del Carmen.
Hoy faltará a esta cita del Viernes Santo su Gran Dama. El monasterio de San Jerónimo no se abre para las visitas al Sagrario. Jesús reservado queda hoy a la veneración interna en los domicilios granadinos y las madres jerónimas no verán hoy el deambular de cientos de granadinos por la nave principal del monasterio esperando la hora vespertina programada de la salida procesional.
Cristo Yacente, una de las más sobresalientes imágenes de esta representación, sorteará el tiempo para esperar a recibir el aire de la noche del Viernes Santo por calle San Jerónimo, ya de regreso, rodeado del público que asiste sobrecogido a este traslado al Santo Sepulcro. Hoy se hubiese realizado con música de capilla del Cristo de la Paz y tras la Señora de la Soledad quedarán mudas las partituras de la banda de San Sebastián, de Padul, estrenando su batuta el maestro Víctor M. Ferrer.
«No es posible realizar la estación. Estoy convencido de que esto supondrá un reforzamiento de la palabra hermandad una vez concluya el confinamiento. Estaremos más dispuestos a afrontar todas las necesidades que podamos a través de las obras asistenciales de la cofradía», dice el hermano mayor de la cofradía, Enrique Crespo. «La Semana Santa de Granada estará a la altura de las necesidades y comprobaremos una vez más que no es la estación de penitencia lo más importante, sino la ayuda a nuestros hermanos. eso es lo principal».
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Una vez que se abran las puertas de nuestros domicilios y se restablezca el culto abierto en el interior de los templos, el de San Jerónimo pondrá sus ilusiones en la salida hacia la Catedral de la Virgen de la Soledad en el primero de noviembre, día grande para la historia de la cofradía y la devoción, asimismo, a su Titular mariana, la Gran Dama del Viernes Santo.
El recordado sacerdote escolapio Enrique Hiniesta siempre sigue presente en la cofradía que llevó a Roma hace ahora veinte años. Su busto de bronce la ve cada año nada más salir por el patio de acceso al colegio y en la memoria lo lleva durante todo el año. 'El Colegio junto al río' fue uno de sus últimos trabajos editoriales que nos sirve para adaptar el título a la presencia de la cofradía escolapia en el Colegio, junto al río Genil. Una hermanad negra y blanca que refuerza sus compromisos con la institución que amparó su fundación y que promete un futuro esperanzador para la hermandad, lleno de proyectos y acciones encaminadas a hacerla participativa y útil para la sociedad actual. «La estación de penitencia es una experiencia absolutamente insustituible para nosotros, pero eso no es hoy lo más importante», manifiesta José Luis Carmona, su hermano mayor que se estrenaría este año al frente de la hermandad hecha cofradía en la calle. «Lo importante ahora es encomendar a Dios a los fallecidos, rezar por sus familiares y por los que trabajan para devolverle la salud a Granada».
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La cofradía de los Escolapios había previsto abrir hoy las estaciones penitenciales en el Viernes Santo. Habrá que esperar un año para verlo. Su itinerario contemplaba primero cruzar el río una vez realizada la salida. Para ello contaban con el estreno de la nueva banda de tambores y cornetas Santísimo Cristo de la Expiración, dirigida por Alejandro Benavente. Durante este último año se ha acometido la restauración de los respiraderos del paso de palio así como de los varales en orfebrería, en taller de Manuel de los Ríos, así como de la candelería y los faroles de cola. También este mismo taller hispalense ha realizado unos faroles para la Cruz de Guía. En uno de los varales hoy llevaría la hermandad luto por Luis Álvarez Duarte, escultor que realizó la imagen de la Virgen del Mayor Dolor en el año 2000. Y la cofradía mantiene su empeño de afrontar el bordado del palio en hilo de oro en el taller del cordobés Francisco Pérez Artés. Un trabajo que se ejecutará en los próximos cinco años, manteniendo el diseño de José Asián.
Este año, además, la cofradía variaba su regreso a su sede canónica realizándolo después de su salida de la Catedral por Gran Vía, Pavaneras y bajar por San Matías hasta la plaza de Mariana Pineda. «Con la esperanza en una Semana Santa de 2021 en la que nadie se quede en casa, que el Cristo de la Expiración y la Virgen del Mayor Dolor nos protejan a todos», finaliza su exposición el hermano mayor.
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Es una cuesta la que distancia el monumento de piedra al Cristo de los Favores de la parroquia de San Cecilio. Granada ha sido siempre fiel a esta imagen de mármol de Sierra Elvira, con la que contrajo compromiso de fe tras su hechura en 1640 y fortalecida tras su traslado al actual enclave en 1682. La hermandad de penitencia se creó en torno a esta devoción, buscando la proximidad al monumento del Campo, y se estableció en la parroquia de San Cecilio de la que sólo se dista los metros de la llamada Cuesta de San Cecilio.
Para subirla o bajarla es inevitable pasar junto al Crucificado de grandes dimensiones, como hace cada año la cofradía en el Viernes Santo, bordeando la plaza por el lateral derecho y ascendiendo de regreso a su sede procedente de calle Huete, pasando a sus espaldas.
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Burdeos y negras las túnicas nazarenas que quedan en las casas de los numerosos hermanos de la corporación y guardadas también las partituras de Cristo de los Favores, que suele sonar en la placeta de acceso a la capilla cada año cuando sale o regresa la cofradía y con la interpretación de la agrupación La Pasión, de Linares.
También quedarán las marchas de coronación que dejarían, por segundo año consecutivo, la banda de música de Las Cigarreras, de Sevilla, tras el palio de la Madre de la Misericordia. El hermano mayor de la cofradía, para hablar de la hermandad, se sitúa en la devoción al Cristo de los Favores del Campo del Príncipe y le pide «que nos ayude, dé fuerzas a los sanitarios que luchan desde los hospitales por reducir esta lacra, a quienes nos hacen más llevadera esta situación desde su trabajo; al Ejército y a la Guardia Civil, hermano mayes honorarios de la hermandad, y en definitiva a cuantos trabajan por eliminar esta pandemia».
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José Moreno pide al Cristo de los Favores, en nombre de todos los granadinos, por «cuantos están pasándolo peor en sus casas y por quienes se ven desamparados o en soledad».
La estación de penitencia callada en casa no será fácil para los numerosos hermanos que hoy cumplirían con su deseo de acompañar a sus Titulares hasta la Catedral. En silencio queda el barrio y en silencio sus calles y parroquias. El popular barrio del Realejo sólo se verá acompañado por el sonido lacónico de las campanas de San Cecilio que señalarán el recogimiento que produce la muerte del Cristo de los Favores, en la tarde del Viernes Santo para toda Granada.
Este hubiera sido el tercer año de la presencia legionaria en el cortejo nazareno de la cofradía de los Ferroviarios. El pasado año resultó atractiva para muchos y criticada también para otro sector de la sociedad cofrade y granadina pero lo cierto es que este año volvería a acompañar al cortejo de la cofradía de la parroquia de San Juan de Letrán. «Nos acordamos mucho de nuestra querida Legión y pedimos a su Sagrado Protector que les aumente la fuerza en estos momentos difíciles en los que está en primera línea», como señala a IDEAL el hermano mayor de la hermandad, Óscar Jiménez.
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Avenida de la Constitución y Gran Vía son parte del recorrido de esta cofradía del barrio de los Pajaritos. Entre San Lázaro y el referido barrio se encuentra la parroquia en un emplazamiento recatado que disimula a través de su pequeña puerta la grandeza oculta en su interior con la imagen de Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, Patrona de los Ferroviarios como reza en el azulejo situado junto a su retablo. Calles amplias que se abren en la ciudad y que van a morir a la Carrera Oficial por donde pasan todas las hermandades camino de la Catedral. Ser cofrade de esta hermandad es, también en parte, recoger la tradición de una de las pocas cofradías gremiales que existen en Granada, que fue creada por la iniciativa de empleados de ferrocarril y que aún perdura la costumbre de involucrarse en la misma a trabajadores de este gremio. Próxima a la Estación de Andaluces y a pesar del maltrato recibido en esta ciudad por este medio de transporte, se sigue uniendo barrio, cofradía y gremio en este Viernes Santo. A pesar de todo lo del confinamiento, imaginaremos que a las cuatro y media de la tarde las calles del entorno se llenarán del verde y negro de las túnicas nazarenas de sus hermanos.
«Desde aquí, la cofradía se abre a colaborar en todas las situaciones de necesidad del barrio y de los propios hermanos», indica el hermano mayor a nuestro diario. Su principal preocupación es la situación «en la que vamos a quedar después de este triste episodio sanitario» y pide a sus Titulares «que nos aporte fuerza y fe para mantenernos firmes y poder ayudar a todos los que lo precisen», pidiendo a los hermanos que vivan con intensidad en sus hogares esta situación. Si todo sigue según lo previsto, la Virgen del Amor y del Trabajo estará en las calles del barrio de Los Pajaritos el próximo 10 de octubre, con motivo del 250 aniversario de su presencia en la parroquia.
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La variopinta muestra de representaciones de las cofradías granadinas preceden al luto que marca el silencio de la Urna de Cristo Yacente. Este Viernes Santo de coronavirus la plaza de Santa Ana no verá pasar a los guiones corporativos, varas y túnicas nazarenas de los días anteriores. Ni las autoridades estarán en el cortejo oficial.
Chaqués, trajes de gala del Ejército, diputados, capas de los Caballeros del Santo Sepulcro, uniformes de maestrantes y representaciones religiosas no abrirán esta vez el cortejo de la cofradía oficial granadina.
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El armamento militar no irá a la funerala en señal de luto y tampoco las marchas fúnebres se podrán escuchar tras la sobrecogedora actitud orante de Nuestra Señora de la Soledad en el Calvario. Bajará, eso sí, el fresco de la noche por la Carrera del Darro fundiéndose con el que desciende de los bosques alhambreños. Plaza Nueva hoy será la más fría de Granada desprotegida de su Soledad y sin el rictus del Señor de la Urna. Hoy Granada se silencia sin más remedio.
Los mayores del lugar recordarán cuando el tráfico se cortaba en el centro de la ciudad en señal de luto por la muerte de Cristo. Los cines ponían telas para tapar las pinturas y en las casas los picús no sonaban.
«Niños no pelarse que está el Señor muerto», decían las abuelas casi siseando para no dar voces en este día. Granada hoy será así, callada, silenciosa, sin bullicio alguno, luctuosa por los que quedaron atrás por culpa de la pandemia como recuerda la hermana mayor de la cofradía, Blanca Sánchez-Agesta.
«Le pido a nuestros Sagrados Titulares que nos ayuden y den fortaleza en esta Semana Santa que no se ha interrumpido sino que la celebraremos en nuestros hogares». Sánchez-Agesta pone en manos de la Virgen de la Soledad «a los enfermos por esta pandemia» y cita ya a sus hermanos a vivir la hermandad durante el año y para la estación penitencial del próximo 2021.
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Ver pasar la cofradía es una experiencia que nos llena de impresiones y reflexiones. La silueta de la Urna donde reposa el cuerpo inerte de Cristo es todo un símbolo de la ciudad, una estampa añeja, clásica de la Granada de siempre en estos días de Semana Santa. Es la hora de imaginarla por las calles de la ciudad, en su salida o en el regreso a San Gil y Santa Ana. Siempre queda acompañar a los Titulares en el interior de la parroquia, una vez que concluya el confinamiento hogareño, y visitar a la Virgen de la Soledad en el Calvario, obra cumbre de la imaginería barroca granadina y andaluza.
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