La nieve es blanca y fría pero también es oscura. A 3.500 metros de altura en la montaña de Sierra Nevada, de noche, con viento, en medio de una borrasca como la que afectó a la estación de esquí hace una semana, Karlotta se ... llamaba, nada es de colores.
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Lo saben bien los maquinistas de Cetursa que en dos turnos, cada día, de cinco de la tarde a una de la madrugada y de una y media hasta la apertura de la estación sobre las nueve de la mañana, pisan las pistas con sus máquinas como de ciencia ficción.Estos maquinistas lograron batir un record esta misma semana al lograr reabrir la estación de esquí de Sierra Nevada tras el desastroso paso de la borrasca Karlotta, que provocó ríos de barro y sembró la inquietud por el futuro de la temporada.
«Aquí en Sierra Nevada empezamos el trabajo a la altura en que el resto de estaciones de esquí de España lo terminan»
Estas hormigas de luz con unas orugas que se aferran a la piel de la nieve configuran un espectáculo mágico. Se aprecia este ballet de nieve y noche desde el balcón a la entrada de la estación de esquí, tenuamente iluminada la urbanización en amarillo ocre; mientras en las alturas, en las vísperas de la amanecida, las máquinas y sus haces de luz trabajan.
Son la llave que permite la apertura de la estación de esquí cada día. Alos mandos, los máquinas de Sierra Nevada, aplaudidos por usuarios y esquiadores, reconocidos por su experiencia en las pistas de toda Europa.
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Son las 6.30 de este viernes. Noche cerrada. Antonio Morillas, responsable de pistas, máquinas pisa pistas y talleres de Cetursa-Sierra Nevada sale de su vehículo en el aparcamiento de la Plaza de Andalucía. A sus 59 años, lleva a sus espaldas una mochila naranja Salomon y 43 años de trabajo en la montaña granadina. «Conozco mejor Sierra Nevada que mi piso», son sus buenos días. Aunque pese al buen humor, reconoce que hay complicaciones en esta jornada. «Todas las pistas se pisan a diario. Luego hay trabajos de acondicionamiento en las zonas de erosión, se hace un parte que se pasa al responsable del turno de tarde y va pasando del primer turno al segundo, porque las condiciones pueden cambiar de un turno a otro».
Y vaya que si cambian. Por ejemplo esta noche atrás, «el turno de tarde hizo un trabajo previamente planificado pero cambiaron las condiciones meteorológicas y el turno entrante ha tenido que repetir todo el trabajo anterior». La máquina, aquí arriba, no para nunca.
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Bajo las órdenes de Antonio, los maquinistas de Cetursa se encargan del pisado y del acondicionamiento;y los pisteros de la señalización, balizaje y seguridad en las pistas. «La apertura de la estación arranca cuando reviso las pistas y está todo en orden. El centro de control se pone en contacto conmigo por si ha habido alguna novedad, precipitaciones de nieve o cualquier cosa digna de darle importancia, para el parte de explotación». Ahora es cuando se informa de los, kilómetros abiertos y todos los datos que publican en la web. «Y ya abrimos la estación de esquí y empezamos a funcionar».
Cetursa cuenta con 19 máquinas pisanieves dotadas con todo tipo de herramientas. El trabajo en las pistas de Sierra Nevada se realiza desde 2.100 metros hasta los 3.500, al ser la estación a más altura de España.
Ramón L. Pérez
El Halcón Milenario
Un cuarto de hora antes de las siete de la mañana, Antonio arranca su máquina, la número 50, en la pista del Río junto al telecabina Al Ándalus. Nos invita a subir. Amí que me gusta La Guerra de las Galaxias, me parece que Han Solo me ha dejado subir en la cabina del Halcón Milenario. Aquí dentro todo es tecnología punta. «Efectivamente, tenemos un sistema GPS que nos localiza todas la máquinas que trabajan. Hay también una pantalla del sistema de medición de espesores que nos ayuda para saber la cantidad de nieve que tenemos para acondicionar las pistas».
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Mecánicamente, la máquina se compone de la pala que mueve la nieve y la parte trasera, la fresa. «Te hace la terminación para que el esquiador se deslice en perfectas condiciones lisas con este dibujito». La conversación es interrumpida cada dos por tres por la radio con la que se comunican los técnicos.
«Es una montaña de 3.500 metros de altura. Aquí, la montaña, cuando dice: 'aquí estoy yo', es muy dura. Muy muy dura»
Solucionada la incidencia, comandada la orden oportuna, Antonio continúa el relato. «El trabajo en Sierra Nevada empieza donde el resto de estaciones terminan por altitud. La máxima son 3.500 metros y partimos de 2100. Somos la estación de esquí más alta de España». «Sierra Nevada tiene unas características muy especiales porque estamos hablando de alta montaña», comparte.
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La primera conclusión es pertinente. «En este trabajo cada día es diferente, cada día tienes un problema, cada día amanece distinto». La segunda conclusión es que nadie aquí en la montaña cambiaría este trabajo por nada del mundo. «Sierra Nevada es la oficina, el lugar de trabajo más bonito del mundo».
Es así, insiste, «la oficina que tenemos, no tiene precio. Es un trabajo muy estresante pero también es muy gratificante. Tienes tus malos ratos porque las imprudencias se pagan y tienen consecuencias muy graves y nos toca vivirlas en primera persona».
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Por lo demás, «la montaña es un mundo mágico. La montaña tiene algo especial. Y te tiene que gustar. O tienes vocación o lo puedes pasar mal aquí cada día que estés. Todo el personal de pistas y de máquinas es vocacional».
Además, están las inclemencias del tiempo. «Es una montaña de 3.500 metros. Aquí, la montaña, cuando dice: 'aquí estoy yo', es muy dura. Muy muy dura. Y trabajar a altitud y con las condiciones concretas de Sierra Nevada es un poquito especial. O te gusta o puede ser el peor sitio donde pasar tu vida».
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