La suerte estuvo del lado de estos dos malagueños en todos los sentidos. Se encontraban en la Hoya de la Mora, en el entorno de Sierra Nevada, haciéndose una foto. Se les escapó el trineo, fueron a buscarlo y se resbalaron. Cayeron ladera abajo unos ... doscientos metros, con la fortuna de no golpearse con ningún objeto contundente. Estaban sanos, pero atrapados. No podían subir por su propio pie. Ahí fue cuando la suerte les sonrió otra vez. Un grupo de bomberos estaba realizando muy cerca una formación, precisamente sobre rescates de este tipo. Los avisaron y en apenas veinte minutos estaban sanos y salvos.
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Ocurrió el pasado viernes, cuando varios Bomberos de Granada estaban impartiendo una formación básica de seguridad y rescate en la montaña. Estaba destinada a aquellos que realizan guardias en el retén de Sierra Nevada y constaba de varios talleres sobre avalanchas, anclaje en nieve o uso de crampones, entre otros. No sabían que tendrían que ponerlo en práctica poco después.
Un chico les gritó a lo lejos, a unos cien metros de distancia, y Enrique Martínez, que impartía la formación, se acercó a la zona, al lado del refugio militar de montaña Capitán Cobo. Los amigos de dos jóvenes accidentados -naturales de Málaga- pedían ayuda. Al parecer, se habían asomado al borde del barranco para hacerse una foto cuando se les escapó el trineo. Fueron a buscarlo y resbalaron ladera abajo unos doscientos metros. «Intentaron subir, pero no podían caminar por la pendiente, ya que llevaban zapatillas de deporte. No iban bien preparados», explica el bombero.
Los jóvenes se encontraban casi al final del barranco, atrapados pero ilesos. Cuatro bomberos abandonaron la formación para auxiliarlos. «Fuimos marcando huella con las botas de montaña y los crampones, no hizo falta que desplegáramos cuerda. Justo estábamos haciendo esas prácticas sobre movernos con crampones», destaca Enrique Martínez. En apenas veinte minutos el rescate había concluido y estaban de vuelta con sus cuatro amigos.
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Se encontraban físicamente bien, pero debían recibir un aviso sobre el grave riesgo que habían corrido, andando por nieve helada con un calzado inadecuado. «Se dieron cuenta de su error y dijeron que habían aprendido la lección, no volverían a ir a la nieve en zapatillas. Les dijimos también que si se les escapa el trineo por una ladera no deben ir detrás ni arriesgarse para hacerse una foto», destaca Martínez. Un final feliz con lección incluida.
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