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ALEJANDRO MOLINA
GRANADA
Lunes, 19 de marzo 2018
Anoche nevó. También la anterior y así casi todos los días que llevamos de mes. Ni los más viejos del lugar recuerdan un mes de marzo con tantas precipitaciones. La afirmación 'año de nieves, año de bienes' ha cambiado su forma por la de año de cierres. Entre el 28 de febrero y el veinte de marzo se han producido ya cinco días de cierres totales y varios parciales. Las pérdidas económicas no están siendo menores. Teniendo en cuenta que, como el del pasado domingo, casi todos estos cierres se han producido en fin de semana, las jornadas de esquí perdidas superan de largo las sesenta mil haciendo una estimación conservadora. Además de las ventas perdidas, habría que sumar las devoluciones y anulaciones, que aumentan el perjuicio económico.
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A los efectos negativos que han tenido los días de cierre hay que sumar el tremendo esfuerzo que se está haciendo por parte de los trabajadores de Cetursa para abrir la estación en los días en los que el tiempo da una tregua. Y es que más nieve no significa que se aumenten los kilómetros de pistas de manera automática. La realidad a corto plazo es que se reducen drásticamente. Por si fuera poco, no todo es nieve, también llueve a intervalos y el efecto es nefasto. En Sierra Nevada se suele producir el fenómeno denominado como lluvia engelante, capaz de producir tremendas capas de hielo adheridas a los medios mecánicos. Cuando esto ocurre los remontes quedan inutilizados y sólo se pueden recuperar quitando el hielo a martillazos. Es un durísimo y lento trabajo sin el cual los telesillas no pueden volver a ponerse en marcha. Los trabajadores encargados de hacerlo lo realizan soportando temperaturas extremas y sujetos a un cable de acero a muchos metros de altura. Es trabajo extremo en estado puro. Junto al hielo que hay en las pilonas de los remontes y en los balancines, está el denominado ‘manguito’, que se forma alrededor del cable en el que van colgadas las sillas. Una vez que se retira esta inmensa capa blanca que recubre todo el medio mecánico toca sustituir las piezas dañadas. En telesillas como el Stadium o el Monachil, por citar algunos de los medios que más usuarios reciben cada jornada, se han tenido que sustituir muchas poleas a lo largo de este mes. Y es que los efectos de la temida lluvia engelante no se han producido ni un día ni dos. Más bien podría hablarse de un interminable ‘día de la marmota’ que siempre comienza recordando que anoche nevó.
También hay que poner el acento en el riesgo de avalanchas. En la estación no dejan de recordar que esquiar fuera de pista es especialmente peligroso estos días y ayer se podía ver un claro ejemplo en las cornisas que se forman frente a la estación superior del Telesilla Borreguiles. Los restos de una avalancha producida el domingo pasado recuerdan que no es momento para aventuras. Hace unos días se produjo otra en la zona del ascensor, también fuera de pista. Y parece que los espesores han vuelto a crecer porque anoche volvió a nevar.
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