Mario Vidal
Domingo, 14 de septiembre 2014, 00:16
La tasa de paro en España se sitúa todavía en el 245 %. La cifra es preocupante. Aun así, parece baja en comparación con la tasa de paro juvenil, que supera en tres puntos el 50 %. Pensemos que detrás de todos esos números hay historias. Más de la mitad de los jóvenes españoles que están en edad de trabajar, no tienen un empleo. Este es el principal motivo para que cualquier alternativa similar al trabajo se convierta en un éxito de popularidad.
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Desde las prácticas y becas escasamente remuneradas en empresas en nuestro país tras acabar la formación superior, hasta el hacer las maletas para probar suerte en el extranjero. Existe una alternativa que combina estos dos extremos. Se trata del voluntariado europeo, una iniciativa de la Comisión Europea que se acoge al recién estrenado programa Erasmus+. Consiste en enviar a un joven de entre 17 y 30 años a un país de la Unión o próximo a ella territorialmente para desarrollar tareas de ayuda a la comunidad. Esta persona, que ha acabado o está cursando sus estudios, recibe una experiencia en el extranjero que puede servir de complemento en su currículo. Sin duda, mejorará o aprenderá otra lengua, aunque desde el programa advierten que el Servicio Voluntario Europeo no es un cursillo de idiomas. Además, en la mayor parte de los casos, quien decide irse de voluntario puede poner en práctica conocimientos y habilidades relacionados con su futuro trabajo.
Esta iniciativa no es, ni mucho menos, una alternativa al paro. No está remunerada, sino financiada. El voluntario recibe dinero para los gastos iniciales, el viaje, el alojamiento, la manutención, los gastos personales, la puesta en marcha del proyecto de voluntariado y la difusión del mismo. Se trata de una beca más que tiene como mínimo dos meses de duración y, como máximo, un año.
Para iniciarse en esta aventura, el voluntario debe de ponerse en contacto con una asociación de envío o de acogida de jóvenes. Son fáciles de encontrar a través de la base de datos de Erasmus+. Una segunda opción es plantear un proyecto propio y ponerlo en marcha mediante un grupo de un máximo de 30 personas. En Granada, una de las asociaciones que envían a jóvenes al extranjero es Didajé. También en Almería trabajan intensamente desde Capacitarte.
Los proyectos a los que se puede sumar el voluntario son muy variados en su temática: desde preservación del medioambiente hasta rehabilitación de zonas devastadas por catástrofes naturales. También los hay relacionados con los medios de comunicación, la enseñanza, la exclusión social, el desarrollo rural, la tercera edad, la salud o la juventud.
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El objetivo fundamental de este programa es el fomento de la unión de los ciudadanos europeos, además de potenciar la ayuda social. Sin embargo, la falta de oportunidades laborales pueden convertir a estas alternativas en soluciones de mano de obra barata.
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