Miguel Margineda
Domingo, 25 de enero 2015, 00:15
Se nota a diario y deberían hacer la prueba. Sonrían en el autobús, a ver qué pasa. Claroq ue se nota mucho más si vas por ahí poniéndole mala cara a la gente. La aparición en nuestro campo de visión de un rostro cargado de emociones condiciona no solo nuestra respuesta, también cualquier cosa que estemos haciendo, aunque no tenga nada que ver.
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Eso han demostrado Elisabetta Ambron y Francesco Foroni, de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) en Trieste, en un estudio publicado en la revista Psychonomic Bulletin and Review. Estos estímulos afectan no sólo a nuestro estado de ánimo, también a nuestro movimiento y acción.
Llevaron a cabo un experimento muy sencillo en el que un grupo de voluntarios tenían que trazar una línea recta con un bolígrafo a la vez que se les aparecía un rostro con distintas expresiones. Cuánto más fuerte era la expresividad de la cara, más se desviaban los sujetos de la trayectoria que tenían que trazar.
«Diferentes trabajos han estudiado lo que puede interferir con este tipo de movimientos, como las emociones propias u otros aspectos cognitivos. Nuestro estudio, en cambio, es el primero en investigar el efecto de estímulos externos como las expresiones de las caras», afirma Ambron.
Van más lejos y aseguran que algo tan cotidiano como conducir un coche puede ser condicionado por las expresiones de sua alrededor, algo que «los organismos responsables de diseñar las señales de tráfico deberían tener en cuenta estos resultados».
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Fuente: Investigación y Ciencia.
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