![El estadio de Hitler](https://s1.ppllstatics.com/ideal/www/pre2017/multimedia/noticias/201506/05/media/cortadas/hitler--575x323.jpg)
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JUAN CARLOS ARENA
Sábado, 6 de junio 2015, 00:07
El Barça y la Juve jugarán mañana la final de la Champions sobre un césped histórico, el del Estadio Olímpico de Berlín, levantado para los Juegos de 1936, que Hitler quiso aprovechar con fines propagandísticos para mostrar al mundo las supuestas virtudes del régimen nacionalsocialista. El propio führer, frustrado artista y arquitecto, participó decisivamente en el diseño del estadio, construido en su día para acoger 100.000 espectadores, un aforo gigantesco para la época. Al dictador nazi no le gustaron los planes iniciales del arquitecto Werner March por modernos y demasiado modestos para sus aires de grandeza y encargó a su diseñador favorito Albert Speer una construcción mayor y representativa que reflejara la grandeza del Tercer Reich. El espectador debía sentirse diminuto e intimidado en el recinto deportivo de carácter imperial, que se inspiró en el Coliseo de Roma.
En tan solo 940 días y sin reparar en costes se levantó el imponente edificio que Hitler, vestido de uniforme militar y con botas de caña, inauguró el 1 de agosto de 1936 con motivo de la apertura de la XI Olimpiada de los tiempos modernos, junto a un impresionado presidente del COI, el conde belga Henri de Baillet Latour. Los Juegos, televisados por primera vez en directo a un reducido grupo de privilegiados que poseían los primeros receptores, debían haber sido un triunfo de la Alemania aria y nazi, pero se convirtieron en el escaparate de las hazañas del joven negro estadounidense Jesse Owens, ganador de cuatro medallas de oro. El propio Hitler, el antisemita y racista recalcitrante, fue testigo de como el estadio celebraba entusiasmado las victorias de Owens en los 100 y 200 metros lisos, en la carrera por relevos y en el salto de longitud. El führer vio como Owens echaba por tierra sus falacias de la superioridad genética de la raza aria. De hecho, no aplaudía las medallas de Owens y sí las de los atletas blancos. Cuando un miembro del COI le advirtió de que sería conveniente de que aplaudiera a todos por igual o a ningún atleta, Hitler optó por no aplaudir a nadie.
La historia nazi del Estadio Olímpico de Berlín acabó con el final de la Segunda Guerra Mundial. Tras el reparto de la capital alemana en cuatro sectores, el recinto deportivo cayó bajo control de los británicos, que lo convirtieron al principio en su cuartel general. La construcción sufrió daños mínimos durante la guerra y, salvo los efectos de un par de granadas, quedó prácticamente intacto. Eso si, las fuerzas británicas realizaron inmediatamente correcciones estéticas y redujeron la tribuna de honor que ocupó el führer para evitar que se convirtiera en lugar de culto. Desde entonces el estadio ha registrado modificaciones periódicas. La última tuvo lugar a principios de este milenio por parte del estudio de arquitectos Gerkan, Marg y Socios para modernizarlo con vistas al Mundial de Fútbol de 2006 con un presupuesto de 242 millones de euros.
El 70% es original
Pese a las obras realizadas, el Estadio Olímpico berlinés conserva el 70% de su sustancia arquitectónica original, aunque ha reducido su aforo a unos 75.000 espectadores. Ahora cuenta también con un techo que cubre todas las gradas, una iluminación, bautizada como anillo de fuego, que recorre todo su perímetro interior y una nueva pista de tartán azul, el color del equipo local de fútbol, el histórico Hertha de Berlín, que ha finalizado la temporada en el puesto 15 de un total de 18 equipos.
Para la final de la Liga de Campeones tampoco se ha reparado en costes. Se han levantado varias cabinas para VIPs y adornado el estadio con banderas y alfombras azules en los colores de la UEFA, aunque la pista de tartán ha sido cubierta con césped artificial verde. Unos seis millones de euros ha gastado la capital alemana en los preparativos, aunque espera que los ingresos por el evento superen los 50 millones.
Resignada tras perder frente a Hamburgo la candidatura alemana para la Olimpiada de verano de 2024, la ciudad de Berlín apuesta por el fútbol y el atletismo para su gran estadio deportivo. Tradicionalmente se celebra en el campo la final de la Copa Alemana, que el sábado pasado ganó por primera vez en su historia el Wolfsburgo frente al Borussia Dortmund por 3 a 1. Y todos los veranos el que fuera el palacio deportivo de Hitler acoge la ISTAF, la gran prueba internacional de atletismo que en 2015 celebrará a principios de septiembre su 74 edición con las principales figuras internacionales.
El Estadio Olímpico de Berlín ha sido también testigo de un único enfrentamiento entre las selecciones de fútbol de Alemania y España, cuando el régimen nazi había invadido media Europa y España se había sumido en la mas triste posguerra tras la victoria franquista en la Guerra Civil. El 12 de abril de 1942 los equipos de los dos países celebraron un amistoso en un campo a rebosar con numerosos miembros de la División Azul entre los espectadores. El viaje a Berlín de la selección española a las órdenes de Eduardo Teus fue el primer desplazamiento serio del combinado nacional desde el final de la Guerra Civil. El encuentro acabó en empate a uno con goles de Karl Decker y Paco Campos.
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