Acosada por un mal comentario en una famosa web para compartir coche

Marina tiene 22 años y usa la conocida plataforma 'Amovens' para compartir coches para viajar de Sevilla a Madrid. En uno de esos viajes, tuvo la mala suerte de dar con un maleducado usuario que no cumplió con las mínimas normas que impone la aplicación para su utilización.

Tras quedar por el chat de la empresa colaborativa, la joven vio que el viaje iba a ser de todo menos agradable. Llevaba animales sin haber avisado de ello, e hizo paradas que tampoco estaban planificadas con el resultado de que llegaron a Madrid una hora más tarde de lo estimado.

Marina utilizó el servicio de comentarios y valoración que ofrece la plataforma para compartir coche y lamentó la experiencia que había vivido con este hombre que no dudó en contestarle a su móvil personal a través de WhatsApp.

Para que lo sepas, tu valoración no va a valer de mucho porque tardo menos en crearme un perfil nuevo que lo que has tardado en escribir el mensaje. Así que, la próxima vez que solicites un viaje, quizás sea yo, tengo ya tantos nombres..., resaltó aludiendo a la por desgracia no poco frecuente práctica de tener varios alias en chats y plataformas de Internet de la que se valen algunos usuarios para actuar desde el anonimato con mayor impunidad.

Quizás te quedes tirada esperando, concluía el mensaje en lo que ya apuntaba a amenaza.

No tardó en reaparecer el individuo. Unos días después, Marina volvió a conectarse para ver quién iba a Madrid y entró en contacto con una chica o lo que parecía ser una chica por el nombre de usuario en la aplicación. No lo era, era su acosador. Se quedó tirada en el punto acordado esperando el coche con el que había quedado: ahora tienes motivo para valorarme mal, le espetó por WhatsApp la misma aplicación de mensajería por la que, en su por el momento último abuso, le ha mandado un video pornográfico.

Tiene perfiles falsos, se lamenta Marina así que no sé si él realmente se llama como pone en el perfil. Ha puesto en caso en manos de la Policía pero siente temor ante la indefensión de no saber qué va a pasar.

La empresa Amovens ha tomado cartas en el asunto y ha bloqueado a este usuario o al menos a uno de los perfiles con los que se desenvuelve en Internet. No es la primera vez que la denominada economía colaborativa da un disgusto a uno de sus millones de usuarios en todo el mundo. Un joven estadounidense denunció el año pasado acoso por parte de una mujer que le cedió una habitación durante su estancia en Madrid a través de la plataforma Airbnb.