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Viernes, 12 de agosto 2016, 11:53
Sucedió en la ciudad alemana de Ingolstadt, en la región de Baviera. Un niño de 11 años decidió coger los mandos de un autobús privado que estaba parado, y tenía las llaves puestas, y arancarlo.
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Inmediantamente, empezó a conducir carretera abajo, parando incluso en las estaciones de autobús que se encontró para recoger a pasajeros, sin que nadie se diera cuenta.
Por si fuera poco, el diario Donau Kurier informa que el menor incluso llegó a engañar a tres pasajeros para que se subieran a bordo del autobús. Fue al cabo de un rato cuando varias personas se percataron de que el novel conductor era de muy temprana edad y no tenía buenos dotes al volante. Entonces llamaron a la policía, que pudo finalmente detener el autobús y entregar el niño a su madre.
«Afortunadamente el bus siguió su ruta sin causar heridas al niño u otros conductores», informó la policía. Eso sí, el vehículo tenía daños por valor de 1.000 euros.
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