borja olaizola
Miércoles, 14 de septiembre 2016, 12:21
El taichí, durante décadas el ejercicio más practicado en China, empieza a convivir con otras disciplinas como el yoga en una demostración palpable de que la sociedad del gigante asiático asimila cualquier tendencia procedente del exterior sin complejos. Las figuras de ciudadanos chinos practicando taichí alineados en parques o aceras fueron durante mucho tiempo una de las estampas clásicas del país. El taichí, aseguraban las autoridades chinas, no sólo proporcionaba flexibilidad y fortaleza, sino que además contribuía a que los ciudadanos tuviesen mejor salud a medida que se iban haciendo mayores.
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El taichí, en realidad un arte marcial, sigue siendo la gimnasia mayoritaria en la sociedad china aunque hay más para elegir. Las mujeres de la imagen dan fe de que el yoga tiene cada vez más seguidores, sobre todo entre las nuevas generaciones, siempre ávidas de experiencias. La belleza del entorno, una cueva natural, contribuye sin duda a que todo fluya sin bloqueos ni resistencias.
El equilibrio de la energía vital
El taichí está muy relacionado con la filosofía taoísta del ying y el yang, los dos principios de la creación que se necesitan y se complementan. Su práctica busca equilibrar ambas energías para que prevalezca la armonía en el ser humano: la enfermedad es consecuencia de la quiebra de ese equilibrio. Cuando alguno de los dos elementos gana la batalla y se impone a su par es cuando desaparece la salud.
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