IDEAL
Miércoles, 13 de octubre 2021, 11:16
El nombre que la DGT le da al efecto que provocan los objetos no sujetos durante un accidente puede parecer gracioso, pero evitarlo o no dependerá de salvar vidas. Hablamos del llamado 'efecto elefante'.
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Por efecto de la inercia, cualquier elemento que viaje suelto en ... un automóvil continúa su marcha hacia delante y multiplica, por efecto de la velocidad, la fuerza con la que golpearía a un ocupante hasta por cuarenta veces su peso a tan solo 50 km/h. Así, un niño de tres años cuyo SRI estuviera mal anclado y viajara en el asiento trasero, en caso de accidente, golpearía al ocupante –o conductor– de los asientos delanteros con la misma fuerza que si se hubiera convertido en una jirafa (a 50 km/h) o en un elefante (90 km/h), en el denominado 'efecto elefante'.
Por ejemplo, cuando un pasajero que viaja en el asiento trasero no se abrocha el cinturón de seguridad y se produce un frenazo, este golpea a quien marcha en el asiento delantero con una fuerza que equivale, en función de su peso y velocidad del vehículo, al peso de un paquidermo. A esto se le llama el efecto elefante, tomando la frase de una antigua campaña publicitaria francesa que rezaba «no viaje con un elefante en el asiento trasero».
El riesgo que implica que los pasajeros no se abrochen el cinturón de seguridad no es solo que se lesionen ellos mismos en caso de accidente, sino que golpearán los asientos delanteros con la fuerza de su peso, multiplicada por la velocidad a la que circulen –ya que no son retenidos por el cinturón de seguridad–. Y a una velocidad tan baja como 60 km/h, un pasajero que pese 75 kilos golpearía el asiento delantero con una fuerza equivalente al peso de un elefante de 4,2 toneladas.
Para evitarlo, hay que asegurarse, antes de arrancar, de que todos los ocupantes se abrochen correctamente el cinturón de seguridad. Además, es importante llevar el menor número de objetos sueltos dentro del automóvil.
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La alerta de la Dirección General de Tráfico no es nueva. Como tampoco lo son sus periódicas campañas para insistir en la necesidad de abrocharse el cinturón de seguridad. Se trata de uno de los medios más efectivos para prevenir muertes y lesiones graves en carretera. Pero lo importante no solo es que lo lleve el piloto. Si algún otro pasajero no lo lleva, el elefante continuará dentro del coche.
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