Si ves una típula no la mates: no pica y hay que protegerla

De acuerdo con entomólogos, aunque tienen un tamaño que podría ser amenazante, se trata de especies totalmente inofensivas y benéficas para nuestros ecosistemas.

Daniela Londoño

Miércoles, 23 de agosto 2023, 10:31

Seguramente las habrás visto rondar tu casa alguna vez, sobre todo, durante los meses del verano y principios de otoño. Por su gran aspecto, parecerían un tipo de insecto asesino capaz de chupar toda tu sangre o pegarte un gran mordisco. ¡Pero no! se trata de las típulas, un tipo de insecto que, si bien es bastante grande, es completamente inofensivo. De acuerdo con el biólogo Santiago Jaume-Schinkel, las típulas o Tipulidae son un tipo de insecto perteneciente a las familias Tipulidae y Limoniidae. También se les conoce como mosca grulla, zancudos o moscos gigantes y hacen parte de los insectos díptera. Es decir, aquellos dotados de dos pares de alas. Para su desarrollo, y durante su etapa larval, precisan de ambientes acuáticos o de alta humedad en los cuales puedan alimentarse de algas o materia vegetal.

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Sobre esta especie, que llama tanto la atención por su gran tamaño, existen numerosos mitos. Gracias a ello se ha llegado a pensar que pueden ser venenosos, transmitir enfermedades o provocar una mordedura dolorosa. E incluso, en ciertos países, erróneamente creen que son depredadores de mosquitos, de ahí que en algunos lugares se les conozca como mosquitos halcón. No obstante, ninguna de estas cosas es real, en cambio, las típulas son un tipo de insecto que debería protegerse muchísimo más por los servicios eco sistémicos que puede prestar. Según Jaume, las típulas «no tienen ningún tipo de glándulas capaces de producir veneno o toxinas, por lo que es imposible que nos inoculen veneno».

«No tienen ningún tipo de glándulas capaces de producir veneno o toxinas, por lo que es imposible que nos inoculen veneno»

Santiago Jaume-Schinkel

Biólogo

Además, dentro de su anatomía no poseen aparato bucal alguno, por lo que en absoluto tienen la capacidad de perforar la piel de las personas. Con lo cual, el segundo mito, es decir, que son vectores de enfermedades como el dengue también es falso. Porque para ello tendrían que, no sólo tener boca, sino alimentarse de nuestra sangre como los mosquitos, y esto rara vez sucede. Por el contrario, su alimento consta de restos vegetales, raíces, tallos, otros artrópodos o el polen de las flores. Por último, también carecen de cualquier clase da guijón o estructura similar con la que puedan causar dolor a otras especies, incluida la humana. Así que para nada se trata de un insecto peligroso, por el contrario, al ser visitantes florales, son importantes polinizadores de los ecosistemas.

Igualmente, proveen un «importante balance a las plantas en diversos ecosistemas». Por ejemplo, «las larvas degradan materia vegetal dentro del agua y en el suelo, por lo que aportan al ciclo de reciclaje de nutrientes dentro de los diversos hábitats en donde se encuentran desarrollándose». Al mismo tiempo, son excelentes informantes de la calidad de los ecosistemas a nuestro alrededor. Por último, el gran número o variedad de especies, 160.000, en el mundo, lo convierte en un tipo de insecto fascinante. En Europa albergamos al menos 1.265, mientras que, en España existen cerca de 357 de ellas. Con todo, el llamado de Jaume es a que «la próxima vez que vean una típula no la maten y traten de sacarla con cuidado de su casa para que pueda continuar con su vida».

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