A mayor temperatura global, precios más altos. Mikel García

El cambio climático provocará más inflación, y España será uno de los países más afectados

Cosechas destrozadas, productividad en declive, e incluso problemas en las capacidades cognitivas provocarán que el calentamiento global sea un elemento clave en el incremento continuo de los precios.

Sábado, 9 de septiembre 2023, 14:26

Todo comenzó con el fin de la pandemia. Después de haber permanecido encerrados durante meses en los que el precio del barril de crudo llegó a cotizar en negativo, cientos de millones de personas que habían ahorrado más que nunca debido a la incapacidad para ... gastar abrieron sus carteras al unísono, las cadenas de suministros y de logística colapsaron, y los precios comenzaron a subir. A esta coyuntura se sumó en febrero de 2022 la invasión rusa de Ucrania: el principal suministrador de gas atacó el granero de Europa, y el precio de la electricidad y de los alimentos disparó la inflación hasta niveles nunca vistos este siglo.

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Ahora, las continuas subidas de los tipos de interés han reducido el apetito por consumir a lo bestia, la estabilización de la demanda ha logrado que la cadena que nos une a Asia se haya destensado y que los fletes hayan vuelto a niveles prepandémicos, y la cronificación de la guerra de Ucrania llega con las reservas de gas de cara al invierno en niveles récord. En definitiva, lo coyuntural parece resuelto y es cuestión de tiempo que la inflación vuelva a su cauce.

Pero nuestros bolsillos están amenazados también por un grave problema que no es pasajero: el cambio climático. Las continuas olas de calor que achicharran a medio mundo y el incremento en el número y en la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos que atizan el planeta son el preludio de un nuevo y continuado pellizco al poder adquisitivo de la población. Lo avanzó con claridad la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, el año pasado: «Si no tenemos en cuenta el impacto del cambio climático en nuestra economía, nos arriesgamos a obviar un elemento crítico en nuestro esfuerzo para mantener los precios estables».

Los incendios han arrasada el sur de Europa este verano. AFP

Por eso, el BCE ha decidido analizar en profundidad la relación entre el cambio climático y la inflación. Y las conclusiones de su estudio no son halagüeñas para España, uno de los países europeos que más va a sufrir. «La temperatura ya está al límite de la que el ser humano puede tolerar en el trabajo, y por eso un incremento de un grado y medio tiene consecuencias más acusadas que en otros lugares», explica a este diario Maximilian Kotz, uno de los autores del informe del BCE y científico del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto del Clima.

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Hasta 3 puntos más de aquí a 2035

Junto con otros dos expertos, Kotz ha analizado a fondo los datos de los últimos 30 años para buscar la correlación no casual entre las fluctuaciones del clima y de la inflación. «Se ha estudiado mucho el impacto que la transición energética tendrá en la inflación, y se ha comenzado a incluir en los análisis que hacen los bancos centrales, pero se ha analizado poco el impacto que tendrá el cambio climático con veranos cada vez más calurosos», explica el analista, subrayando que la inflación en España es la más vulnerable a los shocks térmicos en verano y otoño entre las cuatro economías más relevantes de la Unión Europea.

Las sequías son un fenómeno cada vez más habitual y destructivo. R. C.

El coste económico de un calentamiento entre dos y tres grados al final del siglo XXI podría reducir el consumo per cápita global entre un 5% y un 20% y la predicción que hace Kotz para la inflación es preocupante: si la coyuntura climática actual continúa su curso, podría sumar hasta 3 puntos porcentuales de inflación a nivel mundial de aquí a 2035. Aunque la afectación en los países más fríos será menor, ni siquiera estos se salvarán del incremento en los precios, que variará dependiendo de la estación en la que se produzca el aumento de la temperatura.

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«Si se da en el verano, el impacto en la inflación será mayor y más duradero. Y si se da en invierno en lugares muy fríos, puede ser un componente positivo», augura Kotz, señalando que, por ejemplo, la calidez del pasado invierno ha servido para que las predicciones más pesimistas sobre la situación energética de Europa no se hayan materializado.

Agricultura y ganadería

La comida, por las nubes

El sector agroalimentario será el más afectado por el calentamiento global, que va acompañado de un aumento en la frecuencia con la que se suceden efectos extremos como la sequía, las inundaciones o violentas tormentas de granizo que tienen un efecto devastador en las cosechas.

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Unos ganaderos tratan de salvar a sus ovejas de un incendio en Turquía. AFP

Patrick Behrer, economista e investigador del Banco Mundial, señala que, «aunque algunos cereales, como el trigo, pueden beneficiarse, en general se producirá una preocupante reducción en la productividad de la tierra». La NASA es más específica y advierte de que la producción global de maíz puede caer hasta un 24% a finales de siglo si se mantiene la tendencia actual. Es un escenario muy propicio para que la inflación subyacente, la de los alimentos, continúe subiendo muy por encima del IPC.

«Hay otro elemento ligado al cambio climático que afecta especialmente a la agricultura: los incendios forestales», explica Behrer, que ha estudiado su efecto en las cosechas y vaticina una migración de la agricultura hacia lugares más propicios. «Hemos visto que el humo puede ser beneficioso para la productividad si se da en poca cantidad, pero un humo denso y más frecuente, como el que mana de los grandes fuegos que se están dando por todo el planeta, va en detrimento de la fertilidad. Y estimamos que en 2050 sean muy frecuentes», añade.

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Seguros

Ni siquiera se ofrecen seguros

Lo impredecible del escenario en el que nos adentramos tendrá también un impacto claro en el precio de otro producto que, además, se hace cada vez más vital: los seguros. «Ya es mucho más caro proteger a los agricultores de fenómenos como los huracanes o los incendios. Y hay lugares en los que ni siquiera se ofrecen, porque las primas serían tan elevadas que las compañías no los consideran viables», analiza Behrer, que señala a los políticos cuando se le pregunta por una solución. «Tendrán que diseñar políticas y fondos de compensanción adaptados a las nuevas necesidades», afirma desde Estados Unidos.

La proliferación de fenómenos extremos encarecerá las primas de los seguros para protegerse de los mismos AFP

En Europa también preocupa el encarecimiento de las primas, tanto para empresas como para particulares. «Los precios subirán paulatinamente, con el peligro de que a medio y largo plazo las primas no sean asequibles o que incluso los seguros dejen de ofrecerse», advierte la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones (Eiopa), que pide a las aseguradoras productos «innovadores» para aumentar la resiliencia de la sociedad frente al cambio climático.

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Otros expertos también señalan la necesidad de fortalecer los fondos públicos de compensación para ofrecer garantías a la inversión, sobre todo la agrícola, y evitar que la situación sea aprovechada para hacer caja por compañías privadas. Eiopa pide más colaboración público-privada.

Productividad laboral

Imposible trabajar a la intemperie

La construcción, la minería o la logística sufrirán también una caída en la productividad debido al calor. Simplemente, porque no se puede trabajar a la intemperie. De hecho, en España el Gobierno aprobó el pasado mes de mayo una ley que restringe esa actividad cuando se decretan alertas de temperatura naranja o roja, algo que, con el continuo incremento de los días en los que se superan los 40 grados en España, reduce las horas productivas.

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A partir de 40 grados, muchos países prohíben trabajar al aire libre. R. C.

«Esas restricciones en el horario laboral se repercuten en los precios», señala Raymond Torres, director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas. Salvo que, como apunta Behrer, «bajen los salarios, algo que también sucede en las zonas más cálidas». Diversos estudios certifican que un aumento de la temperatura termina provocando nóminas más delgadas.

En cualquier caso, no solo se ven afectadas las tareas al aire libre. Las manufacturas en fábricas también caen con el calor. «El aire acondicionado puede mitigar el impacto, pero aumenta la factura energética», comenta Kotz. «Y pocas veces se tiene en cuenta que también se produce un deterioro de las capacidades cognitivas de la población, entre ellas la capacidad para aprender», apostilla el experto alemán.

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Energía

De calentar la casa en invierno, a enfriarla en verano

No todos los efectos del cambio climático serán negativos. Por ejemplo, en el sector energético hay dudas sobre si el impacto positivo no será mayor. Al fin y al cabo, renovables como la solar o la eólica podrían acabar produciendo más. De momento, lo que está claro es que habrá un cambio en la estructura de consumo.

La transición energética y el cambio climático tendrán efectos aún desconocidos en la factura de la luz. AFP / Reuters

«La demanda energética caerá durante el invierno porque habrá menos necesidad de calentarse, y aumentará en verano para enfriar los espacios. Las zonas más frías tendrán un menor consumo, mientras que el aire acondicionado se disparará en el sur del Europa. Por eso, España también se verá más afectada que otros países», avanza Kotz.

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«En el futuro, las renovables serán mucho más baratas porque el coste marginal de su producción es cero. Pero todavía no estamos ahí y hay que continuar incentivando su instalación con precios superiores», indica Torres, que señala el cambio climático como un elemento inflacionista mucho más importante que la transición energética.

Lógicamente, cada mercado se verá afectado de forma diferente. «Nuestra opinión es que, en general, la presión en el precio de la energía es al alza. Pero si el auge de las renovables modifica mucho la estructura del mercado es posible que la presión sea a la baja», comenta Kotz.

Turismo

Viajeros en busca de destinos más frescos

Donde el cambio climático sí que puede provocar una caída de precios, aunque en este caso por una reducción de la demanda, es en el sector turístico español. «Es posible que este año hayamos alcanzado nuestro techo en el número de turistas que recibimos. Porque si las temperaturas continúan aumentando, los viajeros empezarán a buscar alternativas al Levante para pasar el verano. El impacto se puede mitigar a nivel nacional si se deriva a la cornisa cantábrica, pero cada región tiene una infraestructura turística muy diferente y la adaptación del sector no es sencilla», apunta Torres.

Turistas se refrescan en Córdoba. Este ha sido uno de los veranos más calurosos de la historia. R. C.

La semana pasada, un estudio encargado por la Comisión Europea certificó el temor al que hace referencia el experto de Funcas. España sería el cuarto país del continente (después de Chipre, Grecia y Portugal) que más turismo perderá con el aumento de las temperaturas medias. Entre un 0,3% y un 3,1% en función de cuánto suba el mercurio. Las regiones del Mediterráneo, con Baleares en cabeza, serían las más afectadas, mientras que las del Cantábrico disfrutarían de un impacto positivo incluso si la temperatura aumenta cuatro grados.

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La clave: nuestra capacidad de adaptación

«Hay una cosa importante que nuestro estudio sobre el impacto del cambio climático en la inflación no puede tener en cuenta: nuestra capacidad para adaptarnos», subraya Maximilian Kotz, coautor del informe del BCE sobre el impacto del cambio climático en la inflación, en tono mucho más positivo. «Si mitigamos las emisiones de gases, el impacto del cambio climático será muy inferior al de las proyecciones con las que hemos analizado la situación. Hay razón para cierto optimismo porque hay cada vez más conciencia sobre la necesidad de cambiar nuestros hábitos», añade.

Patrick Behrer, economista e investigador del Banco Mundial asiente: «El ser humano ha demostrado que es muy adaptable, y eso es clave. La gente modificará su forma de vida para sobrevivir. Y eso alterará las proyecciones que hacemos. Aún estamos a tiempo».

No obstante, Raymond Torres, analista de Funcas, recalca que hay inercias muy fuertes para quedarse de brazos cruzados. «Si continuamos con los combustibles fósiles, incluso las previsiones más pesimistas se quedarán cortas, porque ya vemos que los efectos del cambio climático se producen antes de lo esperado».

Kotz, además, alerta de que nadie está a salvo. «Una de las cosas que buscábamos en el estudio era confirmar si los países pobres se verían más afectados por la inflación climática, pero, con los datos en la mano, no se puede asegurar eso porque el impacto es similar en los 120 países que hemos analizado».

Por eso, el analista de Funcas exige a los bancos centrales que aporten su granito de arena a la solución y «que penalicen a las entidades que invierten en empresas contaminantes». Al fin y al cabo, en muchas ocasiones el dinero es lo que determina la toma de decisiones. Así que no hay mejor incentivo para combatir el cambio climático que pensar en lo caro que nos va a salir.

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