Hace dos décadas, una columna de fuego deslumbró la noche de la capital madrileña. La torre Windsor, uno de los rascacielos más famosos de la ciudad en aquella época que alcanzaba las 32 plantas, fue carcomido por las llamas de un incendio que no se extinguió hasta pasadas 12 horas. No hubo fallecidos ni heridos graves. Y tampoco hubo respuesta a cuál había sido el desencadenante, el origen del fuego. Una duda que todavía, cuando se cumplen 20 años de lo sucedido, sigue sin resolverse.
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