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Enrique Niza (en el centro, con bata), junto a su director de tesis (derecha) y compañeros del grupo de investigación. FOTOS: RC
El creador español de la cerveza de Harry Potter

El creador español de la cerveza de Harry Potter

Un doctorando de Albacete donará a su universidad los beneficios de su empresa cervecera para que contrate a alguien mientras hace una estancia en el extranjero. «Mi investigación debe continuar»

SUSANA ZAMORA

Lunes, 8 de abril 2019, 08:16

Enrique Niza (Albacete, 1989) ha tardado años en descubrir su vocación investigadora y ahora siente que debe recuperar el tiempo perdido. Por delante una carrera de fondo, muy competitiva y deficiente en financiación. Pero está dispuesto a todo para que nada ni nadie le aparte de este camino que tanto tiempo le llevó encontrar. Incluso, a liarse la manta a la cabeza y crear con otro socio una empresa cervecera para donar parte de sus beneficios a tan noble causa. Así se recoge en sus estatutos de constitución. Hace tres meses lanzaron su primera cerveza al mercado y han revolucionado el sector con un producto «único» inspirado en la saga de Harry Potter, de la que Niza se confiesa devoto. Se trata de «la primera cerveza de mantequilla con alcohol que se ha fabricado hasta ahora en el mundo», recalca este joven investigador de estética poco convencional, tatuado con simbología de la saga de J. K. Rowling y amante de las motos. Han pasado de los primeros mil litros de prueba, «que volaron», a una producción de 15.000 en apenas 90 días. Los primeros beneficios irán íntegros a la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). «Mi compromiso con la ciencia es inquebrantable», subraya.

Niza trabaja en la Facultad de Farmacia de la UCLM con un contrato predoctoral de cuatro años, que firmó en 2017. Es el peaje formativo que tiene que pagar para la obtención del doctorado que, en su caso, tiene mención europea y le obliga a realizar una estancia en el extranjero de al menos seis meses. Es condición inexcusable, junto con la acreditación de una alta cualificación profesional en el campo de la investigación antes de presentar su tesis doctoral, que confía en poder hacer el próximo año.

La primera estancia que ya tiene a la vista será este verano en la República Checa. Serán solo tres meses, pero este doctorando teme que una de las principales líneas de estudio en las que trabaja para su tesis permanezca en 'stand by' hasta su vuelta. Por eso, planteó a su grupo de investigación la contratación de un estudiante del Grado de Farmacia para que continuara temporalmente con su labor, pero chocó de bruces con el muro de la financiación. No había dinero.

Pero Niza no estaba dispuesto a correr riesgos y a que su trabajo se ralentizara ahora que empezaba a obtener resultados. Por esa razón, tal y como contempla la ley, planteó a la Universidad de Castilla-La Mancha la firma de un convenio que le permitiese hacer una donación para sufragar el importe total del contrato mientras él está ausente y que, según sus cálculos, rondaría los 2.000 euros.

Necesidad de un plan B

Será con los beneficios, aún escasos, que espera obtener de su proyecto empresarial. La idea de fabricar cerveza cristalizó en 2017, cuando, tras siete meses en paro y a la espera de la resolución del contrato actual, decidió que tenía que buscar un plan B. «Dedicarse a la investigación en España es moverse en arenas movedizas. Doy gracias a las UCLM por esta oportunidad, pero cuando presente mi tesis doctoral el futuro seguirá siendo incierto», lamenta.

Antes de obtener este contrato, Niza se vio obligado a buscar recursos y la idea de emprender era una salida a su precaria situación. Hoy quiere que su empresa, que nació de una necesidad, se convierta en vía de financiación de proyectos de investigación, ya sea a través de las universidades o de asociaciones. Asegura que, más allá de que pueda financiar un contrato que cubra su estancia en el extranjero, lo que persigue su colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha es incentivar a jóvenes investigadores que empiezan y «ayudarles a adentrarse en un camino que quizá luego, por falta de becas o contratos de investigación, ya no podrán probar».

Aunque participa en cinco proyectos de investigación en colaboración con distintos hospitales de España, Niza está volcado para su tesis en las terapias biológicas con nanopartículas hechas a partir de polímeros biodegradables. Trabaja con grupos de oncología traslacional, a los que trata de dar respuesta a los problemas que plantean determinados fármacos, bien porque necesitan altas dosis del preparado debido a que se metaboliza rápidamente, o bien por su alta solubilidad. «Por eso, una de las estrategias en las que trabaja Enrique es introducir estos fármacos en nanoestructuras para que no se liberen de golpe y puedan provocar efectos adversos», explica Carlos Alonso, profesor titular de la Facultad de Farmacia de la UCLM y su director de tesis. «Le honra que siendo tan joven, sin estabilidad económica y sin tener claro su futuro profesional esté dispuesto a entregar lo primero que gana a la investigación», advierte este docente de Química Inorgánica y Toxicología.

Quién se lo iba a decir a este albaceteño que de niño huía de los libros como de la peste. «Siempre fui muy mal estudiante», confiesa sin reparos. Hasta que se cruzó en su camino Harry Potter. Aquel fascinante mundo de la alquimia le sedujo. «Alucinaba con aquellas pócimas humeantes y de colores», recuerda. Desde entonces, la química se convirtió en su pasión. Probó a estudiar FP y hacer un grado medio de Técnico de Laboratorio. «Aquello me encauzó», admite. Niza descubrió un mundo desconocido y decidió profundizar en él estudiando Farmacia.

Desde entonces, la investigación es su vida. Disfruta con la formulación y ese conocimiento, que aplicaba en los laboratorios universitarios, lo trasladó al ámbito doméstico. Allí, con un kit casero de apenas 60 euros, empezó a probar combinaciones hasta que dio con la fórmula de la cerveza de mantequilla que tantas veces había visto beber a Harry Potter. «Probé las que había en el mercado, pero no me gustaron; realmente, eran una especie de sirope con sabor a caramelo», asegura. Nada que ver con 'Horrocrux', la cerveza de mantequilla con alcohol lanzada por Niza y cuyo nombre hace honor a la película. «Me fijé en 'horrocrux' porque es un objeto que guarda el alma y, como él, la cerveza lleva mi esencia», aclara.

Ligeramente dulces y muy cremosas, la empresa de Niza la comercializa como Cervezas El Dementor después de que una fábrica se la haga bajo su formulación. «Vi una analogía entre la estética de los dementores (con túnica y capucha) y las cervezas trapenses1 que elaboran unos monjes belgas», explica. En la mente de Niza ya toma cuerpo la segunda estancia investigadora que hará en 2020. «Habrá que hacer algo más que magia para lograr financiar un nuevo contrato», admite.

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