Mercedes Barrutia
Lunes, 14 de julio 2014, 11:09
La paruresis es un trastorno que impide orinar con normalidad en un lugar público. Descrita por primera vez en 1954, no se ha avanzado mucho desde entonces en las causas y la solución de este problema. Según un estudio publicado en el Journal of General Psychology un 14% de las personas es incapaz de descargar la vejiga en presencia de otras personas. El síndrome de la vejiga tímida puede provocar un retraso en la micción o, en los casos más severos, impedir esta acción cuando se está fuera de casa.
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Sin ánimo de sobrepasar el claro límite de la intimidad, ¿puede usted orinar cuando está fuera de casa? ¿Organiza cola en los servicios de los bares porque le cuesta arrancar..? ¿Prefiere sentir que va a explotar antes de acudir al baño? Quizá sea como consecuencia del Síndrome de la Vejiga tímida o paruresis. La única razón al problema, documentado desde la Edad Media, ha sido la existencia de un hechizo por el cual un enemigo quedaba impotente o incapaz de expeler su orina pero no parece que este sea un argumento lógico para estos tiempos. La ciencia no ha dado respuesta a este problema, que se convierte en un calvario para quien lo padece.
Según explica los científicos que han desarrollado la investigación, existen diferentes factores de riesgo biológicos, psicológicos y sociales interaccionando en la etiología del desorden. Por tanto, podemos asumir que la gente que desarrolla paruresis se caracteriza por alguna vulnerabilidad biológica que interactúa con otros factores, tanto de la psicología del individuo como del ambiente social, explica el científico de la Università degli Studi di Milano-Bicocca Antonio Prunas. Otra explicación es que una de cada tres personas que sufría de paruresis identificó un evento traumático específico en su niñez relacionado con el uso de los lavabos que ellos consideran el comienzo de su trastorno, dice el estudio.
El trabajo es una respuesta a una preocupación de Prunas, quien cuenta que estaba leyendo un artículo sobre fobias sociales cuando me encontré con este trastorno. Debo admitir que nunca había escuchado nada sobre la paruresis pese a que llevo más de diez años enseñando psicopatología en la universidad.
Una de las conclusiones a las que han llegado los investigadores es que a las mujeres les afecta más lo que escuchan en los retretes, a los hombres, lo que ven. En cualquier caso, ambas situaciones pueden ayudar a desarrollar una fobia a la hora de acudir a un aseo público.
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De momento no se ha descrito tratamiento para esta patología, aunque los resultados de la investigación muestran que la terapia cognitivo-conductual puede ser efectiva.
Vencer la timidez siempre es difícil
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