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Mercedes Barrutia
Miércoles, 23 de julio 2014, 15:21
La misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) para el estudio de la Humedad del Suelo y de la Salinidad de los Océanos (SMOS) ya lleva casi cinco años en órbita a la Tierra recopilando datos sobre la salinidad de los océanos y la humedad del suelo. La institución ha prolongado su estancia en el espacio debido a que los datos que recoge tienen aplicación social en varios ámbitos, como por ejemplo, dirigir el tráfico marítimo.
¿Qué hace una sonda allí arriba? ¿Qué mira durante tanto tiempo? ¿Y para qué sirven esos datos? Todo tiene una aplicación social, los científicos no están locos. La misión SMOS de la ESA no sólo recoge información fundamental sobre la humedad del suelo y la salinidad de los océanos para su uso científico: sus datos están siendo utilizados en un número cada vez mayor de aplicaciones prácticas, explica la institución en un comunicado. Tanto es así que los científicos han decido alargar el tiempo de estancia del satélite, como mínimo, hasta el año 2017. Prolongar las operaciones de SMOS da más oportunidades para buscar nuevas aplicaciones científicas y pre-operacionales, que de otra forma no seríamos capaces de analizar, comenta Susanne Mecklenburg, responsable de la Misión SMOS para la ESA.
La SMOS fue enviada a la órbita terrestre para estudiar la salinidad de los océanos y la humedad del suelo. Mediante una técnica de un elevado nivel tecnológico, el satélite captura imágenes de la temperatura de brillo, una magnitud relacionada con la radiación emitida por la superficie de la Tierra, que permite confeccionar mapas de la humedad del suelo y de la salinidad de los océanos a escala global, explica la ESA. El objetivo científico original de esta misión es recoger datos fundamentales para comprender mejor el ciclo del agua de la Tierra.
Una vez conseguidos estos objetivos, la misión sigue recopilando datos, pero con aplicaciones diferentes a las iniciales. Uno de los ejemplos más recientes de la polivalencia de esta misión es su capacidad para medir el espesor del hielo más fino que flota sobre los mares polares con la precisión suficiente como para realizar pronósticos y dirigir el tráfico marítimo, cuentan los científicos de la ESA. Los datos de SMOS también se emplean por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos para predecir sequías, y por el Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas a Medio Plazo para mejorar los pronósticos de la temperatura y de la humedad del aire, dice la institución.
Todo tiene una aplicación que repercute en la sociedad, incluso, cuando parece que solo se mira a la Tierra desde el espacio.
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