Mercedes Barrutia
Martes, 30 de septiembre 2014, 12:56
El proyecto SUNRISE va a revolucionar la comunicación al desarrollar una especie de internet subacuática que envíe información privilegiada sobre esos entornos a los que el hombre no llega. Por otra parte, el Aerial Robotics Cooperative Assembly System (ARCAS), permite volar a alturas inalcanzables por máquinas terrestres o naves tripuladas. Dos planes que van a aportar más conocimiento sobre nuestro planeta.
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Pocos sitios quedan en la Tierra a donde el hombre no haya llegado de alguna manera. Pero en aquellos en los que las capacidades humanas son escasas para la supervivencia, hemos mandado lo más parecido a nosotros: robots. Ya se ha dominado el hielo, el cielo, el mar, las selvas, los desiertos ¿qué falta? Más allá del cielo y más allá del mar, los proyectos de la Unión Europea SUNRISE y ARCAS hacen del mundo un pequeño globo accesible.
El proyecto SUNRISE consiste en una serie de robots programados que, por primera vez, se van a comunicar entre sí y a enviar datos a ordenadores a través de internet gracias a un sistema de señales acústicas, tal y como lo hacen algunos animales marinos. Y todo ellos con independencia de las condiciones imperantes y los obstáculos que puedan interponerse a la transmisión de datos, según dice la Comisión Europea. Estos aparatos se han desarrollado con la capacidad de identificar la salinidad, la temperatura y las interferencias que generan los barcos que pasan por encima, ya que son factores que modifican el alcance de una comunicación eficaz, matiza la institución.
La científico que dirige el proyecto, asegura que las lagunas en el conocimiento del mundo submarino son enormes. Sabemos muy poco a pesar de que los ecosistemas marinos son fundamentales para la salud del planeta y vitales para la economía, dice Chiara Petrioli. La identificación de amenazas para gaseoductos y oleoductos, la vigilancia medioambiental, la protección de emplazamientos arqueológicos y la investigación de la geología del planeta son algunas de las incontables tareas que pueden realizarse mediante equipos de robots acuáticos, explica Petrioli.
Respecto a ARCAS -este periódico ya cubría la noticia hace unos días- se trata de una serie de robots voladores capaces de alcanzar lugares demasiado peligrosos para los humanos y de trabajar de manera independiente en una amplia gama de tareas, según explica la Comisión Europea. Esta idea de robots que vuelan no es nueva, pero este proyecto sí es pionero al dotar a estos robots con brazos con los que pueden llevar a cabo tareas de manipulación complicadas de manera autónoma, dice la institución.
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A este ritmo no quedará lejos la rebelión de las máquinas o cualquier otro argumento de ciencia ficción que no pareciera imposible.
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