Mercedes Barrutia
Martes, 21 de octubre 2014, 10:01
El invento es una mejora en el tratamiento de la epilepsia, que consiste en perforar el cráneo para destruir la pequeña área del cerebro donde se originan las convulsiones. Un equipo de ingenieros de la Universidad de Vanderbilt de Tennesse, en Estados Unidos, ha desarrollado una plataforma robótica que opera zonas del cerebro desde un acceso en la mejilla, lo que disminuya el peligro de la operación y reduce el tiempo de recuperación.
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Se trata de un sistema diseñado para trata epilepsias graves y que además del peligro reduce el tiempo de recuperación del paciente. Una idea que permite operar el cerebro gracias a una serie de agujas curvas que se introducen hasta el órgano a través de la mejilla. Debido a que el área del cerebro involucrada en esta enfermedad es el hipocampo, situado en la parte inferior del cerebro, podrían desarrollar un dispositivo robótico que accediera a través de la mejilla para penetrar en el cerebro desde abajo, lo que evitaría tener que perforar a través del cráneo, ya que está mucho más cerca de la zona objetivo, explica la plataforma especializada Tendencias 21.
La clave es un material llamado shape-memory alloy (SMA), o aleación con memoria de forma, capaces de recuperar su forma original tras haber sido sometidos a una deformación. El SMA es capaz de experimentar transformaciones significativas a escala atómica ante estímulos externos como cambios de temperatura o la aplicación de un campo magnético. El resultado es una aguja de níquel-titanio de 1,14 milímetros, que funciona como un lápiz mecánico, con tubos concéntricos, algunos de los cuales están curvados, que permiten que la punta siga una trayectoria curva en el cerebro, dice Tendencias 21. El SMA es compatible con las resonancias magnéticas y, con aire comprimido, una plataforma robótica dirige y hace avanzar de manera controlada los segmentos de aguja de milímetro en milímetro, dice la plataforma.
El siguiente paso es realizar pruebas con cadáveres. Los científicos estiman que en la próxima década el robot puede estar operativo en los quirófanos. Otro dato importante es que los ingenieros han diseñado el sistema para que gran parte de él se pueda hacer mediante impresión 3-D, lo que supone un ahorro y un precio reducido en la producción del aparato.
Una gran idea que además de económica es una forma de reducir riesgos, daños y sufrimiento a los pacientes. Y todo gracias a la ciencia.
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