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Concepción artística de la región central de un cuásar
Universo, a más distancia… ¿más calma y más luz?

Universo, a más distancia… ¿más calma y más luz?

El telescopio de Canarias permite a científicos de Granada comparar qué características tienen algunos cuerpos a diferentes distancias

Mercedes Barrutia

Jueves, 30 de octubre 2014, 09:46

Científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IAA-CSIC) han comparado cuerpos con la misma luminosidad situados en nuestro entorno y a grandes distancias. Así, se confirma la existencia de una población de cuásares tranquilos frente a otra que presenta una alta energía y rápida evolución que se asocia a la fusión de galaxias. Gracias a la resolución del Gran Telescopio Canarias, se han podido obtener por primera vez datos espectroscópicos para poder determinar la composición química, la masa del agujero negro central o el ritmo al que este va absorbiendo materia.

Dicen los investigadores del IAA-CSIC de Granada que, en el pasado remoto, el universo era muy diferente: las fusiones de galaxias eran habituales y en sus núcleos se formaron gigantescos agujeros negros, de miles de millones de masas solares que, al absorber el gas de su entorno, comenzaron a emitir energía. Estas fuentes de energía reciben el nombre de cuásares, objetos muy lejanos y energéticos, con un pariente local mucho menos energético y cuya existencia plantea grandes cuestiones para la ciencia. Además de los cuásares lejanos, muy energéticos, de rápida evolución y asociados a las grandes fusiones de galaxias, existe otra población de cuásares que evoluciona lentamente, explican desde la institución científica.

La luz de los cuásares distantes ha tardado miles de millones de años en alcanzarnos, de modo que estamos viendo el pasado del universo. Los astrónomos siempre hemos querido comparar pasado y presente, pero esto ha resultado casi imposible porque a grandes distancias solo podemos ver los objetos más brillantes. Hasta ahora hemos comparado cuásares lejanos muy luminosos con los cercanos y débiles, lo que equivale a comparar las bombillas de casa con los focos de un estadio de fútbol, dice el investigador principal de la investigación, el astrónomo Jack W. Sulentic.

Los científicos que han realizado el estudio explican que los cuásares parecen mostrar una evolución con respecto a la distancia ya que, según nos alejamos, los cuásares poco luminosos de nuestro entorno van dejando paso a objetos cada vez más brillantes. Esto podría deberse a un proceso evolutivo, que indicaría que los cuásares se apagan con el tiempo, pero también puede ser que los cuásares monstruosos y de rápida evolución, muchos ya extintos, conviven con una población tranquila que evoluciona a un ritmo mucho más pausado pero que, debido a las limitaciones tecnológicas, aún no hemos sido capaces de investigar, explica Sulentic según un comunicado del IAA-CSIC.

Para resolver esta cuestión ha sido necesario buscar a grandes distancias cuásares de baja luminosidad y comparar sus características con las de los cuásares cercanos con igual luminosidad, cuenta el IAA-CSIC. Los cuásares locales muestran una mayor proporción de elementos pesados, como aluminio, hierro o magnesio, que sus análogos distantes, lo que evidencia un enriquecimiento producido por el nacimiento y muerte de las sucesivas generaciones de estrellas, dice Sulentic según la institución.

Una ventana al Universo con, quizá, una mirada demasiada profunda que precisa más avances tecnológicos.

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