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JOSÉ I. CEJUDO
Miércoles, 13 de febrero 2019, 16:15
El Universo, tan enorme y complejo, apenas nos ha permitido conocer una reducida parte de su vasta extensión. De hecho, una de las principales preocupaciones de la cosmología reside en los problemas para observar, entre otros, galaxias enanas como debería suceder según la predicción de las simulaciones. En ocasiones estas aparecen casi que por casualidad, sin haber pretendido su descubrimiento. Fue lo que ocurrió entre el 7 y el 18 de septiembre de 2018 cuando el telescopio espacial Hubble encontró, mientras observaba el cúmulo globular NGC 6752, la inédita galaxia Bedin I.
Como contextualiza para IDEAL el astrónomo Tomás Ruiz Lara, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias, «el Universo es mucho más grande de lo que podemos imaginar y no está vacío, sino que podemos encontrar multitud de planetas, estrellas, asteroides, galaxias y cúmulos de galaxias». Estos objetos pueden acabar alineándose, como ocurre durante los eclipses solares (Sol-Luna-Tierra) y lunares (Sol-Tierra-Luna), cuando los tres astros dibujan una línea en el espacio.
El pasado mes de septiembre, los astrónomos del Observatorio Astronómico de Padua responsables de la observación del cúmulo globular NGC 6752 se vieron sorprendidos por una alineación inesperada. «Descubrieron tras el cúmulo una agrupación de estrellas débiles. Es decir, sin querer, acababan de descubrir una nueva galaxia», especifica Tomás Ruiz Lara. «NGC 6752 se encuentra a sólo 13.000 años-luz de nosotros y es muy brillante debido a su cercanía. Justo detrás, e inadvertida hasta ahora debido al enorme brillo del cúmulo globular, se encontraba la galaxia a la que llamaron Bedin I, bastante más lejos a 30 millones de años-luz y y por tanto más 'oscurecida' que el cúmulo», apunta el investigador del IAC.
Para Ruiz Lara, el descubrimiento va más allá de la mera anécdota. «El hallazgo prueba que la discrepancia entre lo que dictan las predicciones y lo que se detecta realmente se debe a problemas observacionales. Mientras que detectar galaxias enanas en simulaciones es fácil, observar galaxias enanas en nuestro entorno es de una dificultad extremada», describe. «Afortunadamente, poco a poco vamos 'acercando distancias', minimizando esta diferencia, y comprobando que las teorías cosmológicas actuales son ciertas», puntualiza, con optimismo, el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias. «Además, se ha demostrado que Bedin I se puede considerar un fósil de las primeras épocas del Universo, en aislamiento durante los últimos 10.000 millones de años», agrega Tomás Ruiz Lara.
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