Nuestro origen genético va más allá de los padres

El material del que estamos hechos no se limita a nuestros progenitores. Nuestro ADN, según descubre un nuevo y extraordinario estudio, también está compuesto por genes que han ido pasando de especie en especie incluidas las plantas. Esta transferencia horizontal genética está mucho más presente de lo que se pensaba en el genoma de los mamíferos y supone un inmenso impulso en la evolución.

La investigación ha sido llevada a cabo por la Universidad de Adelaida (Australia) y supone el mayor estudio jamás realizado sobre los denominados 'genes de salto', pequeñas piezas de ADN capaces de copiarse de un genoma a otro y de transferirse entre organismos. Todavía no se sabe a ciencia cierta cómo se produce este traspaso pero se sospecha que insectos como las garrapatas o los mosquitos e incluso los virus pueden estar involucrados. Los efectos de su entrada a un organismo provocan la alteración de los genes y de su regulación.

Los científicos australianos rastrearon genes de salto particulares en 759 especies de plantas, animales y hongos. Para hacernos una idea, el 25% del genoma de vacas y ovejas responde a genes de salto. Se confía en que cuanto más se investigue más evidencias se encontrarán de la transferencia de genes de salto entre distintas especies cruzadas, así como la intervención de agentes acuáticos implicados como los gusanos marinos.

Algunos elementos transponibles localizados han sido el L1 y el BovB. El L1 es muy importante en los humanos por su relación con el cáncer y trastornos neurológicos y siempre se creyó que procedía directamente de la herencia entre padres e hijos, pero no es así. El BovB, mucho más reciente y descubierto en vacas, ha recorrido animales como los reptiles o los elefantes mediante garrapatas pero también ranas o murciélagos a través de chinches o sanguijuelas.