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El magistrado Joaquim Bosch ha publicado una extensa investigación histórica sobre la corrupción en España.
«La corrupción no es culpa de la sangría, la paella o la siesta»
RJoaquim Bosch. Magistrado y ex portavoz de Jueces y Juezas para la Democracia

«La corrupción no es culpa de la sangría, la paella o la siesta»

Presentará su ensayo en Granada este viernes, donde defiende que no existe un gen español que explique la corrupción

Lunes, 16 de enero 2023, 22:14

Joaquim Bosch Grau (Cullera, Valencia, 1965) responde a las preguntas de esta entrevista por teléfono, guarecido en un portal de Coruña, donde acaba de presentar su libro, 'La patria en la cartera. Pasado y presente de la corrupción en España', que a su vez presenta en Granada el 20 de enero. Magistrado y jurista español, tuvo notoriedad pública cuando fue portavoz de la organización Juezas y Jueces para la Democracia entre 2012 y 2016.

El magistrado Joaquim Bosch presenta su libro 'La Patria en la cartera' este viernes, 20 de enero a las 19h. en el Paraninfo de la Facultad de Derecho. Organiza el Ateneo de Granada,

–España es sol, fútbol y corrupción. ¿Hay algo más?

–Afortunadamente hay bastante más. España tiene dinamismo económico y social pero faltan cosas para equipararnos a democracias más avanzadas. Mi impresión es que la corrupción política dificulta los avances. Que nos aproximemos a las democracias más avanzadas.

–¿Cuál es el nivel de la corrupción en España?

–Tenemos condenados, encausados o en prisión provisional en casi todos los territorios autonómicos. Hay presidentes autonómicos, consejeros, presidentes de diputaciones, alcaldes y concejales de las principales localidades del país. Es un nivel sin equivalencia en Europa. Y nos acercan peligrosamente a los niveles de Centroamérica. Pero no sé por qué se ha aceptado como algo normal.

–Su libro son más de trescientas sentencias sobre corrupción. ¿Algo huele a podrido en España?

–Sí. Algo huele a podrido en España y debe conectarse con las tesorerías de los principales partidos políticos que históricamente han tenido casos de corrupción y financiación ilegal. Es lo que nos dicen los hechos probados de las sentencias, a nivel estatal y también en Cataluña, donde el principal partido se financió por corrupción. Ahora, podemos seguir ignorando la corrupción o hacer reformas.

–¿Cree usted que la corrupción se ha interiorizado en el imaginario español como algo atávico, sin remedio, inherente a nuestra idiosincrasia?

–Intento desmontar mitos arraigados. Primero, es falso que exista un gen español que explique la situación de la corrupción en España. Sería una malísima noticia porque estaríamos condenados a perpetuidad a la corrupción. Cuando tengamos un sistema como Alemania, Dinamarca, Suiza o Nueva Zelanda, si seguimos sufriendo la misma corrupción, tendremos un problema serio. Pero la culpa de la corrupción no es de la sangría, la paella o la siesta.

–Viene a presentar su libro a Granada cuando el presidente de la Junta de Andalucía, Griñán, está a las puertas de la cárcel. ¿Qué impacto tiene la corrupción en el tejido social de un país?

–Enorme, y ya ha empezado a cuantificarse. Los economistas nos dicen que la corrupción nos cuesta más de 40.000 millones de euros al año. También nos dicen que si a la muerte de Franco hubiéramos cortado la corrupción hoy tendríamos una renta per cápita superior a la media europea.

–La corrupción en Andalucía ha sido muy mediática, tenemos los PER y tenemos los ERE. ¿Hay remedio?

–Sí, si hay voluntad política suficiente. La llave la tienen los principales partidos que son los que tendrían que llevar a cabo reformas estructurales. Pero pueden afectar a sus equilibrio internos. Un ejemplo, en España hay cerca de 100.000 cargos de confianza en todas las administraciones. Acabar con esto permitiría que hubiera técnicos independientes que controlaran las malas prácticas. Es evidente que no van a querer. Esto sí nos haría avanzar.

–Qué me dice de Granada ¿Sale en su libro alguna sentencia destacada que quiera comentar?

–En el libro cuento la condena del concejal popular Francisco Jiménez Carmona, en dos ocasiones por cohecho, soborno y malversación. El criterio en el libro es hablar de sentencias con hechos probados. Por eso no he analizado el 'caso Nazarí', pero a expensas de las sentencias pendientes, las actuaciones judiciales dicen que indiciariamente en el Ayuntamiento de Granada se han producido actuaciones urbanísticas irregulares y abusos de poder, pero tendremos que esperar a las sentencias.

–Recomiende su libro a nuestros lectores ¿Por qué deberían leerlo?

–Puede leerse como una forma de empoderamiento ciudadano. Los representantes políticos no son los dueños de las instituciones, solamente sus gestores. El libro aporta una información desconocida para saber que a menudo la calidad de nuestra vida diaria depende de cómo nos administran y se necesita una mayor exigencia ciudadana para que haya cambios para unas instituciones más limpias, transparentes y ejemplares.

–¿Habrá segunda parte?

–Mucha gente me lo está pidiendo y no hay semana que no aparezca un nuevo caso de corrupción… parece que por desgracia material habrá.

–¿Cuál es la conclusión de su libro?

–No existe con la corrupción un problema biológico o cultural, es de las instituciones. Tampoco es la picaresca española. Los pícaros, como Lázaro de Tormes eran marginados que buscaban sobrevivir. Los corruptos son privilegiados que viven muy bien y que pretenden vivir todavía mejor robando a la ciudadanía. Son cuestiones muy diferentes. No hay ninguna conexión entre Lázaro de Tormes o Luis Roldán , Iñaki Urdangarían o Luis Bárcenas.

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