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Inés Gallastegui
Lunes, 16 de diciembre 2019, 00:03
Hasta ahora, los españoles se habían acercado al paraíso de la marihuana legal de California como turistas del fumeteo o como 'trimmers', los braceros contratados para recolectar los valiosos cogollos de cannabis en los campos de cultivo del 'triángulo esmeralda' formado por los condados de ... Mendocino, Humboldt y Trinidad. En las próximas semanas, una empresa nacida en Barcelona desembarcará en el mayor mercado mundial del cáñamo con la intención de convertirse en el 'Amazon de la hierba', ofreciendo soluciones tecnológicas y una plataforma de venta online y reparto a domicilio a los productores, distribuidores y minoristas del sector. «Como hasta hace poco era un mercado ilegal, estaba muy poco profesionalizado. Nosotros somos los primeros en cubrir el mercado vertical completo», explica Miguel Martín, CEO de The Budders.
Veinte años después de legalizar el uso medicinal de la marihuana, en noviembre de 2016 California dijo sí a la 'Proposición 64', que regula la producción, distribución, posesión y consumo de esta droga para uso recreativo entre los mayores de 21 años. Los objetivos de la normativa eran fomentar el consumo responsable de cannabis, eliminar el mercado negro e impulsar la economía a través de la recaudación de impuestos. Dos años después de su entrada en vigor, aún no se han cumplido, por varias razones.
Aunque la nueva regulación fue respaldada por los votantes en 388 de las 540 ciudades y condados de California, dos tercios de los gobiernos locales decidieron no otorgar licencias a dispensarios y tiendas especializadas, al menos hasta comprobar los efectos que un consumo sin cortapisas puede tener en sus comunidades. Algunos informes apuntan que no se ha producido un aumento de la criminalidad, pero se han duplicado las urgencias sanitarias relacionadas con la marihuana, como accidentes, intoxicaciones, ataques de pánico y brotes psicóticos, favorecidas, en parte, por la variedad de formas de administración de esta sustancia, que se puede consumir en cigarrillos, vapeadores, galletas o gominolas.
Legal, pero no libre La nueva ley de California legaliza el consumo de cannabis pero impone numerosas restricciones. Por ejemplo, cada individuo puede cultivar seis plantas y estar en posesión de una onza (28 gramos) de 'hierba'. Además, no se puede fumar en público, al volante o a menos de 300 metros de un colegio o un parque infantil.
Nueve estados de Estados Unidos han legalizado el uso recreativo de la marihuana y otros 30 permiten su uso terapéutico a pacientes con cáncer, dolor, ansiedad y alzhéimer, entre otras patologías. El consumo medicinal está despenalizado en muchos países americanos y en Alemania, Reino Unido, Portugal e Italia, mientras que Países Bajos, Uruguay y Canadá autorizan su uso lúdico.
Un gran negocio Según el informe 'La industria del cannabis como inversión', es un sector valorado en 300.000 millones de euros con 263 millones de consumidores en el mundo. Los productos legales del cannabis movieron 16.000 millones de dólares en Estados Unidos en 2018.
Dos principios activos El cannabis tiene dos principios activos fundamentales, el tetrahidrocannabinol (THC), que es psicoactivo y altera los sentidos; y el cannabidiol (CBD), con propiedades relajantes, analgésicas y antiinflamatorias.
California, con 39 millones de habitantes –de ellos, 6 millones de consumidores ocasionales de cannabis y 1,5, diarios–, es hoy por hoy el mercado legal más grande del mundo. Este verano había 583 tiendas y 263 empresas de reparto con licencia, según 'Los Angeles Times'. Pero una parte importante del negocio permanece sumergida, haciendo la competencia desleal a los negocios regularizados: en 2019 las ventas ascendieron a 3.100 millones de dólares, pero los expertos calculan que otros 8.700 millones se han hecho a espaldas del fisco. O sea, tres de cada cuatro porros se siguen fumando de extranjis. Tasadas con un impuesto del 15%, estas operaciones han proporcionado 450 millones de dólares a las arcas del Estado, bastante menos de lo previsto.
En cualquier caso, se trata de una enorme oportunidad de negocio que no ha pasado desapercibida a este lado del charco. Los cinco jóvenes emprendedores integrantes de The Budders –que significa literalmente 'los amigos', pero también 'resina' en la jerga del sector– proponen un modelo de negocio innovador con soluciones tecnológicas adaptadas para que productores, distribuidores, marcas y minoristas administren su relación con los clientes, las finanzas, la investigación de mercado a través del 'big data', las ventas online o el reparto a domicilio de los productos. Que, por cierto, no se limitan a la 'hierba' para fumar, sino que abarcan una amplia gama de artículos que incluye alimentos, cosméticos, fármacos, textiles y envases. Del cáñamo, como del cerdo, se aprovecha casi todo.
Muchos de esos productos, resalta Martín, ni siquiera tienen THC, que es el principio psicoactivo de la marihuana, sino CBD, con propiedades relajantes y terapéuticas. «Nos posicionamos claramente a favor de la legalización, pero por supuesto con un consumo responsable e informado –matiza–. Nosotros vamos a limitar a nivel tecnológico el consumo de cada uno de nuestros usuarios a una cantidad al mes».
Al ser una empresa extranjera que, además, opera en un mercado que sigue siendo ilegal para la Administración federal, The Budders están algo enredados en la burocracia, pero pretenden instalarse en Oakland en el primer trimestre de 2020 para dar servicio a la Bahía de San Francisco y, más tarde, expandirse a otras zonas de California. «Es como ir a pescar y comenzar por el tiburón blanco», ironiza Miguel Martín.
Con su experiencia en España en ventas online, marketing y reparto a domicilio, confían en hacerse un hueco. Como avanzadilla, publican su revista digital thebudders.com. Y siempre con el ojo puesto en España y el resto de Europa, donde –están convencidos– la marihuana acabará siendo legal.
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