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El Vicerrector de Innovación Docente y Transformación Digital de la Universidad de Valladolid, Alfredo Corell. IDEAL
Alfredo Corell: «Con los datos actuales, aparentemente la variante india no será más agresiva que las demás»

«Con los datos actuales, aparentemente la variante india no será más agresiva que las demás»

Entrevista a Alfredo Corell ·

El catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid subraya que «hay que vigilar» esta forma de la enfermedad, pero puntualiza que, de momento, «no ha dado ningún susto»

Chema Ruiz España

GRANADA

Miércoles, 5 de mayo 2021, 00:44

Las explicaciones de Alfredo Corell (Madrid, 1963) no han pasado desapercibidas desde el comienzo de la pandemia. El catedrático de Inmunología y Vicerrector de Innovación Docente y Transformación Digital de la Universidad de Valladolid se esmera, mediante el uso de llamativas maquetas, en aclarar las dudas que surgen en la convivencia con la covid-19. «La comunicación es en lo que más hemos suspendido», argumenta a IDEAL, en un hueco en su apretada agenda. Desde el otro lado del teléfono, insiste en la importancia de la vacunación y atenúa la alarma que ha despertado la variante india del coronavirus.

-La cuarta ola parece haber comenzado a descender, pero los datos arrojan aún cierta estabilidad en cifras altas. ¿En qué fase de la pandemia se encuentra España?

-Bueno, no lo sabemos. Estamos en la cuarta onda pandémica, en la que ha habido una subida que no ha sido tan elevada como las anteriores, al menos en comparación con la segunda y la tercera, pero no nos podemos relajar porque las cifras podrían volverse a disparar. Si bien las incidencias no han subido a los niveles previos, estamos rozando los 230 o 240 -casos por cada 100.000 habitantes-. En algunas comunidades, no hemos tenido todavía una relajación en UCI ni en camas hospitalarias. Sería malo que, de pronto, tuviéramos un incremento que pudiera ser debido a la entrada, a la aparición o a la explosión de las nuevas variantes.

-Ahora que lo menciona, la atención, por lo general, se está desviando en este momento hacia la variante india. ¿Qué tiene de especial?

-Creo que se está desviando la atención porque India está pasando una crisis sin precedentes en esta pandemia. Una cuestión que yo no asociaría a la variante india. La situación allí proviene de una relajación previa de sus normas de higiene y distanciamiento social; se han producido reuniones de millones de personas semanas atrás. Esto ha producido esta explosión pandémica en India, que, además, es un país que tiene todavía unas medidas de higiene precarias, no tiene una situación como la de Europa o Estados Unidos. Al margen de esto, ha aparecido una variante que no es nueva, sino que se conoce desde octubre del año pasado, lo que nos hace idea de que tampoco ha sido tan letal. Ha ido imponiéndose poco a poco, no lo ha hecho de un modo explosivo, como sucedió con la británica. Por otro lado, tiene que conjunta dos tipos de cambios que ya se han conocido en dos variantes y que la hacen, en principio, a vigilar más de cerca por si acaso da algún susto. De momento, no lo ha dado, pero hay que vigilarla para que no lo dé. Le han dado el nombre equívoco de la doble mutante aunque tiene 13 cambios sobre la original. Una es muy parecida a un cambio que tienen la sudafricana, la brasileña y la británica, que les hace evitar un poquito más las defensas de nuestro organismo. El otro cambio significativo ya lo tuvo en su momento la californiana, la que se llamó también, de forma muy peliculera, la variante del diablo. Este cambio lo que hace es que también se transmita más rápido. Así que, digamos, tiene dos tipos de cambios: uno que hace que su transmisibilidad sea mayor y otro que podría hacer que pierdan un poco de fuerza los anticuerpos, las defensas. Esto tiene que estar en investigación; no se ha demostrado todavía. Que su transmisibilidad sea mayor es posible, porque en India, en algunos sitios, es un porcentaje elevado, pero en otros sitios del país sigue siendo predominante la británica. Por lo tanto, allí pueden estar en este momento, a lo mejor, compitiendo. Estas son las características que la hacen distinta. Además, que aparece en un país con tantos millones de habitantes que da miedo. El colapso en India en este momento lleva, incluso, a la parada de la fabricación de vacunas, siendo un país que fabrica un 80% de las vacunas. Llama mucho la atención, en este caso.

-Se puede entender, entonces, que no es la variante más preocupante de las detectadas, al menos, todavía.

-Claro. Las variantes se van clasificando dependiendo de su agresividad o peligrosidad. Esta se ha clasificado como variante de interés; es decir, que hay que vigilarla, ver si crece y si se asocia a un aumento de hospitalizaciones. Si todo esto sucediera, pasaría a ser una variante de preocupación, como lo son la británica, la brasileña y la sudafricana. La india, de momento, es una variante de interés, aunque eso no quita que, a lo mejor, dentro de una semana o dos, realmente crezca y preocupe. Con esto no quiero decir que sea mejor o peor, sino que, aparentemente, con los datos que hay en este momento, no va a ser más agresiva que estas tres. Pero el hecho de que se transmita muy deprisa y sea la mayoritaria puede llevar a que determinadas zonas lleguen a un colapso sanitario.

-Volviendo a la evolución de la pandemia, ¿qué se puede esperar en los próximos meses?

-Yo lo que esperaría es que aumente sin pausa, sin cesar, sin ningún tropiezo más, la tasa de personas vacunadas. Creo que ese es el único camino para ir recuperando algunas actividades. Que no pare la tasa de vacunación, porque esto va a hacer que veamos las cosas mucho mejor. En este momento, con un porcentaje de los mayores de las residencias ya vacunado, estamos viendo que ya no hay casos en residencias, que han aparecido brotes de personas contagiadas, pero sin ningún síntoma. Esto es lo mejor que puede suceder. En el momento en el que vayamos teniendo a la gente más vulnerable vacunada, que serían todos por encima de 60 y las personas con patologías de riesgo, aunque no hayamos llegado al 70% soñado, vamos a verlo todo con más tranquilidad. Sin duda, se reducirán los ingresos, las camas ocupadas en UCI y las muertes. Yo espero ver esa evolución, que no ceda ya la vacunación, que no haya más tropiezos, que no haya más linchamientos políticos de una marca y que se sigan poniendo. Si seguimos a este ritmo al que se ha llegado, de medio millón al día, maravilloso. Hay que conservarlo en fines de semana y festivos, hasta conseguir tener el mayor número posible de población vacunada.

-¿Piensa que es precipitado poner fin al estado de alarma el próximo 9 de mayo, teniendo en cuenta el difuso escenario que se plantea tras esta fecha?

-Sin ninguna duda, la historia del proceso, tanto en España como en otros países, nos ha demostrado que una norma única funciona mejor que 17 independientes. Eso ha sido así cuando tuvimos el primer estado de alarma y el confinamiento estricto; ha sido así en todos los países que vayamos testando, uno por uno. No sé si es prematuro o no, pero yo creo que, una vez puestos en la situación en la que estamos y con el ritmo de vacunación que llevamos, igual haber sostenido un mes más esta situación hubiera sido deseable. Pero por tener un mando único y por tener las normas más homogeneizadas. Los ciudadanos, al final, descreen a las autoridades sanitarias cuando, de pronto, en una comunidad están haciendo las cosas de una manera y, en la de al lado, de otra completamente diferente. Esto lleva a la confusión y a que se pierda las confianza en las instituciones. No me parece desacertado que se hubiera alargado, como mínimo, un mes más.

-Menciona el efecto en la sociedad de estas medidas dispares. ¿Cree que ha habido momentos o aspectos en los que ha faltado aclarar las cosas a la población?

-No en momentos, sino siempre. No ha habido una política de comunicación adecuada. Desde el principio ha habido mucha mucha información. En algunas ocasiones, tanta que intoxicaba. Información práctica bien hecha para la población no ha existido. Yo he echado de menos, por ejemplo, hasta lo básico de cómo tengo que ponerme la mascarilla con un vídeo oficial del Ministerio, que no solo estuviera en todas las televisiones, sino también en todas las redes sociales y en todos los sitios de videojuegos. Este tipo de comunicación directa y práctica, como qué tengo que hacer si voy al supermercado o si tengo que limpiar las bolsas, no ha existido nunca. En mi critero, ha sido en lo que más hemos suspendido, con mucha diferencia, porque, además, una buena política de comunicación genera confianza. Ni siquiera ha habido una buena política de comunicación para la aplicación Radar COVID, que fue el buque insignia del Gobierno en algún momento. No se ha conseguido una participación mínima adecuada. Creo que ha sido un fallo de todos en la pandemia, no solo de los gobiernos nacionales y autonómicos, de los comunicadores, de las televisiones o de los medios.

-Precisamente, las vacunas han sido un foco de dudas y controversia, pese a que los organismos han insistido en su seguridad. ¿Esa incertidumbre tiene fundamento?

-No tiene ningún fundamento, pero se ha hecho, de nuevo, una nefasta campaña de comunicación, y aquí tenéis que echaros también mucha responsabilidad los medios de comunicación. Las farmacéuticas también han hecho un flaco favor a las propias vacunas cuando, de pronto, anuncian los resultados por rueda de prensa, en lugar de hacerlo por publicaciones científicas, y dan el pelotazo en bolsa. Ha habido un desconcierto máximo que ha llevado a mucho descrédito. España es un país en el que, clásicamente, se ha vacunado muy bien. Tenemos una tasa de vacunación para el sarampión, por ejemplo, envidiable para el resto de Europa, del 96%. A mí me da pena que en un país con tanta inercia, con tan buena trayectoria de vacunación, esté pasando esto. Por un lado, las farmacéuticas no han anunciado los resultados por donde debían y han conseguido, además, grandes rendimientos económicos a cuenta de ello; por otro, los medios de comunicación se han puesto a retransmitir el minuto y resultado en directo. Entonces, datos de casos raros superaislados han pasado a llenar titulares de los periódicos cada día. Esto ha generado muchísimo miedo. Ha sido la primera campaña de farmacovigilancia que se ha retransmitido en directo en la historia de la humanidad. Esto ha generado muchísimo miedo y desconfianza en algunas vacunas, pero que tengamos un comité regulador, como es la Agencia Europea del Medicamento, y que cada gobierno europeo haga una cosa distinta con sus dictámenes, lógicamente tampoco puede llevar a nada bueno. Los ciudadanos, cuando ven que los reguladores dicen una cosa, pero España hace una, Francia otra distinta, Italia otra y Alemania otra, no se lo creen. Ha sido un auténtico desastre y en este momento sigue siéndolo. Con las decisiones tomadas sobre AstraZeneca con respecto a un informe de la Agencia Europea del Medicamento, cada país ha hecho una cosa distinta.

-¿Los menores de 60 años que recibieron la primera dosis de AstraZeneca deben recibir la segunda inyección del mismo fármaco?

-Sí, sin ninguna duda. Además, en Reino Unido, que ha sido el único país que, al estar fuera de la Unión Europea, ha tenido su propia agencia del medicamento evaluándolo y ha puesto AstraZeneca a todas las edades sin parar, hay ya cerca de cinco millones de personas con doble dosis, de las cuales muchas han recibido una pauta completa de AstraZeneca. En segundas dosis, el caso de los trombos raros no sé si ya ha desaparecido, pero, si no, está todavía en un orden inferior de magnitud; es decir, si en primera dosis aparecen en uno de cada 100.000 vacunados, en segunda dosis aparecen en uno de cada millón. Desde el punto de vista inmunitario, no se debe dejar a nadie a medio vacunar. Ya no es tanto por daño personal; quienes tienen la primera dosis tienen un grado de protección de momento suficiente. Lo que no sabemos es por cuánto tiempo. No va a ser tan duradero como si se acaba la pauta, pero tienen un grado de protección. A quien se le da ventajas en esta situación es al virus, porque en estas personas que están a medio inmunizar, aunque estén protegidas de momento, pueden surgir variantes. Por eso, desde el punto de vista teórico, a lo que hay que urgir a las autoridades es a que se complete la pauta de vacunación, y en este momento, con las evidencias y los datos que tenemos, hay que hacerlo con la vacuna que ya se les ha inoculado en la primera dosis.

-¿Qué ocurriría si se les inoculara otra vacuna?

-No sé lo que ocurrirá. Lo más probable es que no ocurra nada grave y que, incluso, funcione mejor. Puede funcionar igual, peor o mejor que la pauta original, pero esto hay que probarlo. No se puede hacer, como están haciendo Francia y Alemania, de modo masivo sin probarlo. Que dos países de esta trayectoria hayan hecho ya esto sin probarlo simplemente es otro desastre. Es como un 'sálvese quien pueda', y cada uno, sacando la cabeza como mejor puede.

-El objetivo de la campaña en España es vacunar al 70% de la población para el mes de agosto. ¿Lo ve factible?

-No sé si se llegará al 70% en agosto; yo llevo diciendo desde hace meses que me parece absurdo poner una fecha, porque podía haber tropiezos con las dosis disponibles, como ha sucedido. Con el ritmo de 500.000 al día, si eso se sostiene, se estarían poniendo tres millones y medio a la semana. Si se mantiene, es posible que lleguemos a agosto, si no con el 70%, igual con el 60% de la población vacunada. Ojalá, pero yo, más que ponerme fechas, diría que se pongan todas las dosis que podamos. Porque lo que sí es cierto es que el personal sanitario de enfermería, que son quienes están haciendo la administración, está dispuesto a hacer mañanas, tardes y noches, y a duplicar turnos, y a trabajar fines de semana. Están reventados, pero saben que esa es la solución. Yo le estaría eternamente agradecido a los profesionales de enfermería, fundamentalmente, porque están haciendo un trabajo encomiable, con plantillas exhaustas, sin suplencias, sin vacaciones… Tremendo. No es en este momento un problema de profesionales, que sí debería serlo porque no se pueden reforzar, sino que ahora mismo mantener el ritmo va a depender de que tengamos el suministro.

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