ideal
Sábado, 30 de enero 2021, 12:45
«Deja, que yo controlo», es una frase que se escucha aún con demasiada normalidad. Hablamos de personas que se ponen al volante después de haber ingerido alguna bebida alcohólica y que no se preocupan por los efectos que esa actitud pueda tener en su ... conducción. Por eso, la DGT ha recordado cómo afecta cada gramo de alcohol que se consume a nuestra manera de conducir.
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Desde Tráfico insisten en la idea de que no hay que consumir ninguna si hay que ponerse al volante, porque el más mínimo consumo puede dar lugar a despistes. Si hubiese que hacer una clasificación entre las bebidas que menos afectan y las que más, entre las primeras estarían un vaso de sidra y una caña de cerveza. Aumentando la gravedad de la afección en el organismo, se sitúan un vaso de cava y otro de vino.
Pero si damos un paso más, nos encontramos con las bebidas destiladas que son las que más preocupan a DGT si nos ponemos a conducir después de consumirlas. Todas ellas suponen una gran pérdida de la capacidad de pensar con claridad, moverse con inteligencia y sufrir visión doble. Hablamos de copas de cubatas, coñac, whisky, ron y ginebra. Bebidas que suponen la ingesta de mucho alcohol.
Además, como el organismo necesita del hígado para retirar el 90% de alcohol del organismo, no sirve de nada que la persona se ponga a hacer ejercicio antes de conducir para sudar y expulsarlo, ya que la disminución de su grado de embriaguez no surtirá efecto. Lo único que se puede hacer para conducir es no consumir alcohol.
En el nivel más bajo, el que supone 0,2 gramos por litro de alcohol en sangre, ya se produce una disminución de los reflejos. Si esa cantidad se va incrementando, con el doble de alcohol en la sangre, se produce una clara disminución de la agudeza mental, capacidad de juicio y una falsa sensación de bienestar. Ese nivel se alcanza con una simple caña de cerveza.
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Pero la cosa se agrava cuando se consume alguna de las bebidas destiladas. El nivel de alcohol en sangre alcanza 1,20 gramos por litro en sangre y hace que se produzca un estado de embriaguez tal que conducir sea un suicidio y una irresponsabilidad. Porque apenas se tienen reflejos y porque se produce una absoluta falta de control de los movimientos.
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