![Los alumnos pobres abandonan seis veces más los estudios de la ESO](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202109/06/media/cortadas/sociedad-eso-k4OD-U150436704053S2E-1248x770@RC.jpg)
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El abandono temprano de los estudios, el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no continúan su formación tras acabar la ESO, tiene en España como elementos determinantes la baja renta familiar, la escasa preparación de los padres o la pertenencia al colectivo inmigrante. La renuncia a seguir estudios de Bachillerato o FP, y por supuesto universitarios, tiene sus raíces hundidas en una desigualdad económica y social de partida que no ha sido capaz de compensar el propio sistema educativo en su etapa más elemental, según demuestra el estudio realizado por Sociedad y Educación.
España es el líder europeo del abandono temprano de estudios, con una tasa del 16%, seis puntos por encima de la media de la UE. Algo más de medio millón de chicos y chicas de 18 a 24 años renuncian a completar la secundaria, un 40% de cuales, además, ni siquiera logra obtener el título de ESO al final de la etapa obligatoria. Esto, como se verá, va a lastrar de una forma decisiva sus oportunidades en la vida.
No obstante, esta lacra del sistema se concentra en unos pocos. Está totalmente condicionada por el contexto socioeconómico, según desvela el 'Mapa del abandono educativo en España'. La renta familiar, por ejemplo, es clave. Si se va al segmento de población con ingresos más bajos, el porcentaje de alumnos que deja los estudios tras la ESO es del 33,5%. Uno de cada tres. Si se busca el mismo dato entre los de mayor renta, la tasa es solo del 6%. Lo mismo ocurre si el parámetro que se toma son las dificultades para llegar a final de mes. Los que tienen muchas abandonan los estudios un 36,6%. Los que no tienen, el 5%. En resumen, los alumnos de rentas bajas tiene seis veces menos posibilidades de ir a Bachillerato o FP que los ricos.
Algo muy similar pasa con quienes estudian condicionados por la baja formación de sus padres. Multiplica sus posibilidades de abandono temprano de los estudios hasta por siete. Los hijos de madres que no se titularon en ESO renuncian a seguir su formación más allá de la obligatoria en un 24,4%, mientras que los hijos de tituladas universitarias solo abandonan en un 3,6%.
El tercer factor de desigualdad es la inmigración. Uno de cada tres hijos de extranjeros deja su formación tras la ESO. Los españoles solo la abandonan en un 13,6%. Ser inmigrante supone que se tengan 2,5 más posibilidades de no realizar más que estudios primarios.
El cuarto gran factor explicativo del abandono de los estudios en España, muy vinculado también a las limitaciones socioeconómicas, es el fracaso escolar. Entre los jóvenes de 18 a 24 años que no fueron capaces de titularse en ESO el porcentaje de los que nunca continuaron su formación fue siete veces mayor que el de quienes sí se graduaron. Los que superaron ESO solo abandonaron en un 10,8% (la media europea). Los que no, dejaron los estudios en un 72,5%. «Completar ESO importa, y mucho», alertan los autores del estudio. «Puede ser una barrera protectora contra el abandono», concluyen.
El último gran factor diferenciador es el sexo. El porcentaje de los chicos que dejan los estudios al final de la ESO es el doble que el de chicas, que casi igualan la media europea. La razón, apuntan los expertos, es que ellos, en épocas de bonanza, tienen más posibilidades de hallar empleo, incluso sin titulación alguna.
Las razones más repetidas por los propios afectados para dejar los estudios sin completar secundaria son cuatro. La mitad habla de falta de motivación, causada por las repeticiones de curso, las malas relaciones con los profesores, y el hecho de considerar que lo que aprenden no les resultará útil en su vida. Una cuarta parte destaca la necesidad de trabajar de inmediato; una quinta parte se siente incapaz de seguir estudiando; y, a algo más de un 10%, les frenan los problemas familiares. Un quinto elemento también muy repetido entre quienes lo dejan pronto es ser víctimas de acoso escolar continuado.
Las consecuencias del abandono educativo, como certifica el estudio, son terribles y, en muchos casos, duran toda la vida. Sus posibilidades de encontrar un empleo están 25 puntos por debajo de las de un universitario y su tasa de paro es de más del doble. Pero lo que de verdad marca la diferencia es no tener siquiera la ESO. Los bachilleres o técnicos de FP solo tienen cinco puntos más de paro que los graduados superiores, pero los que ni siquiera aprobaron la ESO tienen 22 puntos más.
No solo les es más difícil lograr empleo, son los que tienen un paro de mayor duración (19 puntos más), los peores empleos (triplican al resto en ocupaciones básicas), sufren la temporalidad más alta y ganan bastante menos (un chico sin ESO gana la mitad que un universitario de igual edad). Su mala situación se prolonga en el tiempo (al menos hasta pasados los 35 años) y en las crisis encabezan los despidos, con tasas de paro de hasta el 66%. Pero si a alguien le lastra el no tener ni el título de ESO es a las mujeres. Incluso en el último escalón hay brecha de género. Cobran un 21% menos que sus homólogos y tienen 11 puntos más de paro.
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