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Inés Gallastegui
Granada
Viernes, 24 de abril 2020, 08:22
El Gobierno de Narendra Modi decretó el 25 de marzo el mayor confinamiento del planeta, al encerrar en sus casas a 1.300 millones de personas, y la semana pasada decretó su prórroga hasta el 4 de mayo, alertado por la rápida expansión de ... la pandemia, que hasta ayer solo había registrado 20.471 casos y 652 fallecidos. Los expertos creen que esas cifras son la punta del iceberg, habida cuenta del escaso número de test realizados, de la pobreza y la falta de medidas higiénicas que padecen amplias capas de población y de la debilidad de su sistema sanitario. En medio de la sensación de que la bomba puede estallar en cualquier momento, la Fundación Vicente Ferrer (FVF) mantiene abierto el Hospital de Bathalapalli, en Anantapur, una ciudad de 270.000 habitantes en el estado de Andhra Pradesh, promueve la fabricación de mascarillas y gel hidroalcohólico y promueve su uso, y alimenta cada día a 7.000 migrantes atrapados fuera de sus hogares. Moncho Ferrer, hijo del exjesuita fundador de la ONG y director de programas de FVF, apela a la solidaridad de los españoles para evitar un desastre humanitario. El año pasado la Fundación recaudó en España 38 millones de euros entre sus 130.000 colaboradores regulares y 20.000 donativos puntuales.
-¿Cuál es la situación de la pandemia en India?
-Las cifras son relativamente bajas, pero suben cada día. El problema es que la orden de confinamiento ha dejado a cientos de millones de personas sin trabajo. No hubo tiempo de prepararse y miles de migrantes quedaron atrapados fuera de sus hogares y sin ningún medio para subsistir. La ayuda del Gobierno no llega a todas partes. El peligro del hambre es muy real y las ONG intentamos ayudar. Solo en Anantapur hemos distribuido en los últimos días 100.000 'packs' de comida cocinada.
India lucha contra el coronavirus con fondos españoles
-¿Cómo está respondiendo el sistema sanitario?
-La mayor parte de la infraestructura sanitaria en India es privada. El Gobierno está haciendo todo lo que puede para preparar más hospitales y más camas por si el número de enfermos se dispara. Nuestro Hospital en Bathalapalli es centro de referencia para los pacientes de Covid-19 y para los test en esta zona. Tenemos 300 camas y equipos de seguridad para todo el personal y por el momento son suficientes. Teníamos mucho miedo de no tener suficientes respiradores, pero hasta ahora el porcentaje de enfermos que los necesitan es muy pequeño; se están recuperando con el tratamiento básico.
-¿Qué otros programas desarrollan?
-Hemos dado formación a casi 1.400 trabajadores del textil y en menos de una semana han fabricado 150.000 mascarillas, que estamos distribuyendo por las 'zonas rojas'. Además, hemos abierto oficinas y escuelas cerradas por el confinamiento para acoger a desplazados sin hogar.
-¿La gente tiene miedo?
-Mucho miedo. Hay un porcentaje del personal de los hospitales que ya no quiere hacerlo. En los pueblos de alrededor de nuestro hospital hemos tenido que hacer mucho trabajo de sensibilización porque temían contagiarse por la cercanía de los enfermos. Hay poblaciones que han cerrado completamente sus puertas; nadie puede entrar ni salir. No tienen mascarillas ni las quieren. Luchamos contra la ignorancia, contra el virus y contra el hambre.
-¿Allí también corren bulos sobre el coronavirus?
-No podemos escapar de las 'fake news'. El miedo no ayuda y por eso tenemos mucho trabajo de sensibilización. Explicamos la importancia de la distancia social, el lavado de manos y el uso de mascarillas. La población está cada vez más sensibilizada, pero a veces la prevención es imposible: en las grandes ciudades, los emigrantes viven hacinados, con 20 o 25 personas en una habitación.
-España es uno de los países más afectados del mundo por el coronavirus y atraviesa una grave crisis económica, con cientos de miles de nuevos parados. ¿Teme que caigan las donaciones que les permiten ayudar a los pobres en India?
-No hemos notado bajas entre nuestros colaboradores, a pesar de todo lo que están sufriendo en España. Aquí la gente me pregunta mucho, se preocupa por los españoles. Y también hay una solidaridad muy fuerte: desde los pueblos los campesinos nos envían arroz, trigo y verduras, porque saben que estamos preparando comida para miles de personas.
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