ANA ÁVILA | agencias
Domingo, 22 de abril 2018, 11:54
Una pequeña de 12 años sufrió presuntos abusos sexuales en el baño de un bar por parte de uno de sus vecinos. Así lo relató la madre de la menor agredida durante el juicio por abusos sexuales que tuvo lugar esta semana en la ... Audiencia provincial de Pontevedra y por los que el acusado se enfrenta a 4 años de cárcel y otros 8 de libertad vigilada.
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Según la versión de la niña, tras un biombo en la vista oral, la pequeña entró en el baño de un bar de la localidad de A Lama y se olvidó de pasar el pestillo. El hombre aprovechó su descuido para entrar en el aseo y empezar a besarla y realizarle tocamientos. «Me dio 1,55 euros y me dijo que no contase nada. Yo cerré la puerta y me quedé llorando», explicó la menor.
Esta historia y la denuncia no fue bien recibida en el pueblo, la progenitoria explicó que recibían reproches y «malas palabras» del resto de sus vecinos. De hecho, la madre de la menor incluso relató episodios de acoso con personas gritando de noche en las afueras de la vivienda en la que residía la menor.
Durante el juicio, la niña aseguró que el presunto agresor empezó a darle «besos en la boca», y añadió que también hubo tocamientos y que el hombre le pidió que le acompañase el fin de semana a su casa de madera. «Me dijo que tenía mucho futuro con él y que no llorara», ha manifestado.
Tras eso, declaró que le «dio dinero y se marchó». Ha añadido que tiempo después, cuando ya estaba en casa, se lo contó a su padrastro y éste a su madre. Al día siguiente, denunciaron los hechos.
El acusado, vecino de un municipio rural del interior de la provincia, aseguró haber sido acusado «injustamente», ya que «nunca jamás en la vida» abusó de la menor. «Yo no sé por qué me hacen esto», ha afirmado.
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En su defensa, el procesado ha explicado que daba dinero a los niños para que se comprasen chucherías. «Yo también fui pequeño», ha abundado.
La madre de la menor explicó a la sala que, tras la denuncia, tuvieron que dejar su casa y mudarse a otro municipio pues «las personas del pueblo estaban» en su «contra» y llegaron a echarla «a empujones» del bar en el que ocurrieron los hechos y a ir hasta su finca de noche a gritarles.
Tanto el propietario del bar como otro vecino declararon en la sala en defensa del acusado y aseguraron que aquella tarde de los hechos el acusado no entró al baño en ningún momento.
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