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Domingo, 18 de octubre 2020, 12:43
Pocas veces la mascarilla se sienta a la mesa. Queda descolgada de los encuentros en el bar. Se bebe, se come y se habla con ella en la mano lo que incrementa el riesgo de contagio ya que a la hora de hablar las partículas ... y aerosoles pueden transmitirse de una persona a otra. Un riesgo que existe fuera de los establecimientos pero también dentro, sobre todo, ahora que con el frío se rehúye más de las terrazas y se consume en el interior de los locales.
Pero el contagio se puede evitar con una coreografía muy simple. Bastan dos movimientos: bajarse la mascarilla cuando se bebe o se come y volvérsela a subir una vez se ha consumido. Es fundamental no prescindir de ella ni bajar la guarda para evitar pasar un mal trago.
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