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Héctor Esteban
Valencia
Viernes, 11 de abril 2025, 09:39
El barranco del Poyo fue un enigma el 29 de octubre entre las doce del mediodía y casi las siete de la tarde, un fundido ... a negro informativo que tuvo consecuencias: 228 fallecidos en la mayor riada de la historia de la Comunitat. El que era secretario autonómico de Emergencias en la fecha de la tragedia, Emilio Argüeso, ha presentado una pericial a la jueza que sigue el caso para detallar sus movimientos, las llamadas que realizó y las conversaciones que mantuvo mediante mensajería interna.
Argüeso, que el día antes de la dana restó importancia a las previsiones meteorológicas, realizó entre las 8:35 y las 21:36 horas un recorrido que marcaba tres puntos: Valencia, L'Eliana y l'Alcúdia. El secretario autonómico, además de estar en el cap i casal, estuvo presente el 29 de octubre en la sede del Cecopi y en varios pueblos de La Ribera, donde por la mañana se vivieron las situaciones más preocupantes.
En ese trayecto, el que va del Cecopi a La Ribera y viceversa, se atraviesa la cuenca del Poyo –con muchos de sus barrancos– desde la plataforma del by-pass. Argüeso, por obligación, tuvo que ver los cauces del Poyo, el Gallego y la Horteta, puntos que en la tarde del 29 de octubre arrastraban un caudal de 2.000 metros cúbicos por segundo, según la información oficial y la estimaciones hidrológicas realizadas por los expertos.
El primer correo de aviso de la Confederación Hidrográfica del Júcar llegó pasadas las doce del mediodía, donde se advertía de que el caudal del Poyo superaba los 250 metros cúbicos por segundo y pedía estar alerta por los posibles acontecimientos. A partir de ahí se sucedieron una serie de mensajes de bajada del flujo hasta que antes de las siete de la tarde llegó el mail de que el caudal era incontrolable con más de 1.600 metros cúbicos por segundo.
En ese recorrido del número dos de Emergencias por la cuenca del Poyo –no se especifica cada uno de los itinerarios ni el tiempo que tardó en realizarlos aunque está dispuesto a detallarlos a la juez si así lo pide– no hay un desvío al barranco en el aforo de Riba-roja para ver cómo iba la rambla a su paso por la localidad. En todo momento fue un trayecto de paso y Argüeso no paró para comprobar in situ la situación. A la vista del recorrido se entiende que ese turno de visitas se haría por la mañana, porque de lo contrario se habría visto atrapado en la carretera como miles de vehículos, pero es cierto que en ningún momento se produjo una salida de la plataforma del by-pass para ver el aforo de Riba-Roja –está a una distancia de poco más de dos kilómetros– ni mucho menos una visita Chiva, lugar en el que los medios de comunicación ya informaron de inundaciones desde primera hora de la mañana. El recorrido de Argüeso es lineal entre el Cecopi y la Ribera sin adentrarse en otros puntos del interior de la provincia.
En las 144 páginas de la pericial presentada por Emilio Argüeso, sólo aparece en tres ocasiones la palabra Chiva, y todas ellas el 30 de octubre para que el secretario de Emergencias llamara a la alcaldesa de Chiva –orden dada por la consellera Pradas–, para tratar de llevar a tres médicos a la localidad y para ver el estado de la residencia de mayores, una petición que realiza Beatriz Simón.
Durante la jornada del 29 de octubre, no hay ni una sola conversación del secretario autonómico de Emergencias con algún otro cargo en el que se analice la situación que se vive en Chiva por la mañana y a primera hora de la tarde.
En esas conversaciones, en cambio, es el propio Argüeso el que a las 12:58 horas del 29 de octubre cuelga un mensaje sobre la petición de movilización de dotaciones de bomberos forestales por alerta hidrológica en zonas del río Magro, Carlet, área del puente de Carlet y barranco del Poyo en áreas de Torrent, Picanya y Paiporta: «Confirman movilización, pendiente de que confirmen unidades asignadas».
Una conversación que mantuvo con la entonces consellera Salomé Pradas, por lo que ambos cargos de la conselleria de Emergencias sabían a las 12:58 horas del 29 de octubre que se iban a desplegar efectivos de los bomberos forestales en la cuenca del Poyo por alerta hidrológica.
A continuación, la conversación fue más trivial y distendida:
Argüeso a Pradas (13:24 horas): «¿Te subo una Coca Cola?»
Pradas a Argüeso (13:25 horas): «Sí, porfa».
A partir de ahí, al menos en ese chat, no hubo más conversaciones hasta el miércoles 30 de octubre a las 5:41 horas, cuando Pradas pidió un polideportivo en Torrent.
Según publica 'Las Provincias', no hubo ni una sola referencia más al barranco del Poyo ni a la situación de las ramblas que lo rodean en esas conversaciones que mantuvo Argüeso con cargos, subordinados, colaboradores y conocidos a lo largo de esos días. La Generalitat defiende que en ningún caso desde la CHJ se aportó información sobre la situación aunque es cierto que el 112 recibió entre las 16:40 y 18:40 horas más de cien llamadas alertando de la situación aguas arriba en el Poyo.
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