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Jueves, 6 de mayo 2021, 11:04
La Agencia de Seguridad Alimentaria (AESAN), que advirtió hace unos días sobre unas obleas de sabores distribuidas en varias comunidades autónomas, ha alertado en distintas ocasiones de la presencia en diferentes pescados de mercurio, un metal pesado «que puede ser muy tóxico». Las recomendaciones de consumo de AESAN ... son restrictivas con algunas especies de pescado y, en particular, para los grupos de población más vulnerables: mujeres embarazadas y niños.
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La Organización de Consumidores (OCU) ha medido la cantidad de mercurio presente en los pescados y mariscos más consumidos, con más de 100 análisis de productos en su mayoría frescos, pero también contamos con productos congelados y en lata.
La mayoría de los productos analizados presentan niveles bajos de mercurio: entre ellos, destaca los moluscos bivalvos como mejillones y almejas, los cefalópodos como pulpos y calamares, los crustáceos como langostinos y especies de pescado como salmón y lenguado.
Sin embargo, la concentración es alta en el atún rojo, el pez espada y los tiburones tintorera y marrajo, todos ellos peces predadores, de gran tamaño y longevos. El nivel medio de mercurio es menor en los productos de acuicultura que en los de pesca.
El mercurio se libera al medio ambiente a través de procesos naturales y está presente en el suelo, el agua y la atmósfera. El problema es que la actividad humana aporta grandes cantidades de mercurio al medio ambiente a través de la incineración de residuos sólidos, la utilización de combustibles fósiles o el uso en las industrias de este metal. Las plantas y los animales se contaminan con mercurio a través del medio ambiente, y el metal se transfiere y acumula a lo largo de la cadena trófica. En el caso del hombre, el consumo de pescado constituye la mayor fuente de exposición a este contaminante.
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El mercurio pasa a los pescados mediante la alimentación, de manera que los peces más depredadores, que también son los más grandes, acumulan mayor cantidad.
El grado de toxicidad del mercurio depende de la forma química en la que se encuentre, pues los compuestos del mercurio son más tóxicos que el propio metal. Uno de los compuestos orgánicos, el metilmercurio, es a juicio de la Organización Mundial de la Salud uno de los 6 compuestos químicos más peligrosos presentes en el medio ambiente.
El mercurio puede inducir efectos tóxicos en algunos órganos y sistemas, como el nervioso, los riñones, el hígado y los órganos reproductivos, pero el más peligroso es el neurotóxico: sus efectos sobre el desarrollo neuronal están considerados el problema de mayor relevancia, y el período de exposición durante el embarazo, el más sensible.
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Hace años que la Comisión Europea y los Estados miembros acordaron que era necesario hacer recomendaciones de consumo de pescados al grupo de población sensible a este metal pesado.
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