![¿Pueden tus zapatos contagiarte el coronavirus?](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202005/24/media/cortadas/ZAPATOS-k3LI-U110290613067k5-1248x770@Ideal.jpg)
![¿Pueden tus zapatos contagiarte el coronavirus?](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202005/24/media/cortadas/ZAPATOS-k3LI-U110290613067k5-1248x770@Ideal.jpg)
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Inés Gallastegui
Granada
Domingo, 24 de mayo 2020, 18:18
¿Puede entrar el coronavirus en tu casa pegado a las suelas de tus zapatos? Si atendemos a las recomendaciones de las autoridades sanitarias y repasamos la (aún escasa) literatura científica al respecto, la respuesta es que sí pero no. Es decir: esa vía de contagio existe, pero resulta bastante improbable.
El pasado 16 de marzo, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, aseguraba en rueda de prensa que «no es necesario dejar los zapatos fuera de casa, para nada». La discusión parecía zanjada.
Pero lo que era bueno en marzo puede no serlo en mayo. Por aquellas fechas Simón también decía que la mascarilla no era necesaria, y míranos ahora, amenazados de multa si no la llevamos en los espacios públicos donde no esté garantizada la distancia de seguridad. Después hemos sabido que su afirmación respondía más a la grave escasez de esta protección vital entre los sanitarios que a las dudas sobre su eficacia preventiva para la población general.
De modo que el 10 de abril el Ministerio de Sanidad difundía a través de su cuenta de Twitter una serie de recomendaciones novedosas para evitar meter el coronavirus en casa después de estar en la calle: «Quítate los zapatos y déjalos en la puerta. Lávate las manos. Deja los objetos que no necesites en una caja en la entrada. Desinfecta tu móvil o gafas. Separa en una bolsa la ropa, sin sacudirla» (para lavarla o volver a usarla en otro momento).
Por tanto, desinfectar el móvil y otros objetos sí, pero los zapatos, no. ¿Por qué? Mucho antes de que la Covid-19 llegase a nuestras vidas, ya se sabía que microbios patógenos pueden entrar en nuestro hogar adheridos a las suelas, junto a excrementos de perro, chicles viejos y otras porquerías. Quizá por eso en muchas culturas, desde Asia hasta Escandinavia, pasando por muchos países de tradición musulmana, dejar los zapatos fuera de casa o en el vestíbulo es una costumbre arraigada.
¿Qué dice la ciencia al respecto? Un estudio realizado en un hospital de Wuhan, la cuna del SARS-CoV-2, y publicado en abril en la revista 'Emerging Infectious Diseases' reveló que la mitad de los trabajadores tenía el virus en sus zapatos. Los investigadores concluyeron que las suelas del calzado podían actuar como portadores del agente patógeno en medios hospitalarios y recomendaron a los sanitarios utilizar patucos o desinfectar esa parte de su atuendo antes de salir a zonas no contaminadas.
Sin embargo, la cantidad de virus presente en el aire o el suelo de una planta de enfermos infecciosos en el peor momento de la crisis en la ciudad china no tiene nada que ver con la que puede haber en una calle, una terraza o una tienda de cualquier ciudad española ahora mismo.
Para Jonathan Sexton, especialista del Centro de Medio Ambiente, Ciencias de la Exposición y Evaluación de Riegos de la Universidad de Arizona, la posibilidad de transmisión de la Covid-19 a través del calzado es remota, según ha declarado a la 'BBC'.
Según Sexton, debería darse una concatenación de eventos muy improbable para que ocurriera. Primero, la persona en cuestión tendría que pisar un área donde el virus permaneciera vivo. Después, este debería adherirse a sus zapatos como pegamento y no desprenderse de ahí mientras el sujeto caminase. Y por último, al llegar a casa tendría que arreglárselas para tocar las suelas o el suelo con la boca o primero con una mano que después tocase la boca, con la que tragaría el virus y se infectaría. Salvo los bebés que gatean, recuerda el experto, casi nadie se siente inclinado a hacer tal cosa.
Aunque varios laboratorios en todo el mundo están estudiando cuánto tiempo sobrevive el virus en diferentes medios, no hay consenso al respecto, porque el resultado varía en función de las condiciones de humedad y temperatura y las características concretas de la superficie estudiada. En todo caso, parece que en condiciones ideales (para él) el nuevo coronavirus resiste entre unos pocos minutos y 48 horas fuera de un organismo vivo.
Así pues, como ya advirtió Fernando Simón, nuestras precauciones deben centrarse en guardar la distancia adecuada en los contactos personales y en la higiene de manos, ya que la gran mayoría de los contagios se producen por entrar en contacto con las gotículas que una persona infectada expulsa al hablar, toser, estornudar o respirar fuerte. En cambio, contraer la enfermedad a partir del contacto con superficies es mucho menos frecuente. «Más ahora que estamos en una época de muy baja transmisión», apostilló.
El epidemiólogo también dijo que nunca criticaría a quienes «sobreactúan» por precaución. De modo que si alguien no se conforma con dejar los zapatos o las deportivas en la puerta al llegar a casa y esperar a que los eventuales agentes infecciosos se mueran solos durante la noche, puede optar por lavarlos en la lavadora -si su tejido lo soporta y siempre a la mayor temperatura posible-, depositarlos en un recipiente con lejía u otro desinfectante o limpiarlos con una toallita de un solo uso utilizando para ello guantes desechables.
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